Francia
Una reforma imposible
El Gobierno francés ha fallado al tratar de ofrecer una imagen de unión y fortaleza manteniendo la ley
–¿Por qué se está insistiendo tanto en la aprobación de la reforma de la ley laboral?
–Verdaderamente, creo que es demasiado tarde como para que el Gobierno dé marcha atrás con la «Ley El Khomri». Ahora ya se han implicado demasiado. Renunciar a la reforma laboral sería admitir de facto que ha estado mal gestionada desde un principio y que el proyecto es, en sí, desastroso. Considero que la insistencia en aprobar esta ley se debe a que se está tratando de ofrecer una imagen de fuerza y, sobre todo, de unidad. Pero no se está consiguiendo. El cambio legislativo ha provocado un cisma incluso en las filas del mismo PS. Pero el problema no son sólo el de las consecuencias que esta reforma pueda tener o dejar de tener en el terreno político o en cuanto a la economía del país. La impopularidad de la que hace gala esta ley llevada a cabo por Hollande abarca muchas más cosas: la forma que tiene el Ejecutivo de relacionarse con Bruselas, la falta de liderazgo, la aceptación general de que las reformas liberales son, simplemente, necesarias...
–¿Cuáles serán las consecuencia de aprobar esta reforma por la fuerza?
–Creo que la polémica en torno a la forma de aprobar la «Ley el Khomri» está siendo sobredimensionada. El método que se va a utilizar va a ser el 49.3, según el cual el Gobierno puede intervenir en un proyecto de ley en la Asamblea Nacional. Diría que es un método más bien controvertido para los políticos, no para los franceses. A los franceses les da igual. La Constitución garantiza que haya recursos de esta índole ante los cuales los ciudadanos se van a tener que preguntar: ¿queremos que el Gobierno se vaya, o que se quede, aun aprobando la ley? Es una manera de obligar a la Asamblea Nacional a que asuma su responsabilidad. Es algo que ya ha pasado anteriormente en la historia de Francia. Es, en fin, un dispositivo que le da solidez a la Constitución, y esto tiene que ser subrayado.
–¿Qué opina sobre el panorma político actual francés?
–Como está pasando en muchos países, hay un gran fraccionamiento de la opinión pública en lo que concierne a la política. También podríamos decir que la frontera entre la derecha y la izquierda históricas se está desvaneciendo poco a poco. A la par que se produce este proceso, estamos asistiendo al nacimiento de una nueva derecha y una nueva izquierda, un poco como en España, aun con sus diferencias. Lo que parece claro es que ha nacido un nuevo centrismo, con figuras con ideales muy izquierdistas en cuanto a lo social, pero muy a la derecha, muy liberales en el terreno económico. Ahí es donde se situaría, por ejemplo, alguien como Emmanuel Macron. Este tipo de figuras políticas, los llamados centristas, serán los que recibirán el apoyo de la mayoría a partir de ahora. También estamos viendo el resurgimiento de los partidos de extrema derecha, como en muchos países de Europa.
*Economista del Observatorio francés de Coyunturas económicas
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