Venezuela
Unas Fuerzas Armadas «casadas» con el chavismo
Altos mandos militares han prometido llevar a Maduro a la presidencia de Venezuela. La «cubanización» del Ejército y su excesiva identificación con la causa chavista dibujan un estamento polarizado
Las Fuerzas Armadas de Venezuela han tomado partido por el presidente interino Nicolás Maduro ante las elecciones del próximo domingo. Tras la muerte de Chávez, el ministro de Defensa, el comandante Diego Molero, dejó claro cuál es su objetivo. «Nuestra misión es llevar a Nicolás Maduro a ser el presidente de la República Bolivariana de Venezuela para darles en la madre a esos fascistas», dijo en referencia a la oposición. Pero, ¿qué pasaría si contra el pronóstico de las encuestas el candidato opositor Henrique Capriles lograra derrotar al chavismo? ¿Aceptarían los altos mandos militares un cambio de Gobierno? "Habría un enfrentamiento militar interno entre los renuentes a entregar el poder contra los que respetarían la Constitución", explica el consultor político venezolano Alfredo Keller.
Tras el intento frustrado de golpe en 2002 contra Chávez, éste se encargó de moldear unas Fuerzas Armadas a su medida purgando a los militares desafectos. En 2010, proclamó que éstas debían ser de «extrema izquierda», poniendo de manifiesto que las FFAA defienden más un proyecto político que una nación. Pero lejos de ser un estamento felizmente unido en torno a la revolución bolivariana, entre los militares existe descontento, tal y como ha explica a este periódico la diputada opositora María Corina Machado. Por un lado se está produciendo una desprofesionalización al haber incorporado a las Fuerzas Armadas a civiles procedentes de la Milicia Bolivariana, considerada como la guardia pretoriana del presidente Chávez y formada por más de 100.000 ciudadanos, en muchos casos armados.
Ese malestar también se explicaría en parte por la "cubanización"del aparato militar venezolano. En 2010, el general de brigada Antonio Rivero criticó públicamente la presencia excesiva de militares y personal cubano, declarando que éstos ejercen poder de decisión en el ámbito de la doctrina militar y en cuestiones de armamento, inteligencia, comunicaciones e ingeniería.
Otro motivo de denuncias ha sido la supuesta participación de algunos militares en actividades relacionadas con el tráfico de drogas. El presunto narcotraficante Walid Makled dijo tener pruebas que inculpaban a altos oficiales de las Fuerzas Armadas en el envío de cargamentos de cocaína a Estados Unidos. El ex magistrado venezolano Eladio Aponte –que fue destituido el año pasado por presuntos nexos con Walid Makled– huyó a Estados Unidos y declaró ante la DEA (la agencia antidrogas de Estados Unidos) que supuestas operaciones de narcotráfico «son dirigidas directamente» por Diosdado Cabello –presidente de la Asamblea Nacional–, Henry Rangel Silva (entonces el ministro de Defensa), y por el general Cliver Alcalá.
En los últimos años, las Fuerzas Armadas y la Milicia Bolivariana han ido abarcando funciones en la administración civil, especialmente en sectores relacionados con la economía. Las Milicias, además, se encargan del resguardo militar del proceso electoral y han asumido puestos en el sistema escolar para formar a jóvenes en «educación para la defensa integral».
El periodista venezolano Teodoro Petkoff asegura en declaraciones a este periódico que en las Fuerzas Armadas hay diferentes corrientes: chavistas, antichavistas, nacionalistas, independientes. «Son como el país, están divididas. Pero los chavistas son los que tiene el control». Petkoff piensa que los altos mandos «están dispuestos a mantener un chavismo tutelado», pero advierte de que «habrá signos de mayor autonomía y contradicciones».
Nicolás Maduro, canditato chavista a las elecciones presidenciales, necesita a los militares y éstos necesitan a Maduro. Como escribe la historiadora Sonia Alda, «sería un grave error de cálculo que las Fuerzas Armadas no se mantuvieran cohesionadas en torno a Nicolás Maduro y al mismo tiempo que éste pretendiera arrinconarlas». El equilibrio será complejo, según Alda, «pero si se logra, está garantizada la presidencia de Maduro y el poder militar. Ambos, Maduro y las actuales Fuerzas Armadas, son criaturas de Chávez y si quieren sobrevivir están obligadas a entenderse».
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