Terrorismo yihadista

«Van a combatir y asesinar, no a una labor humanitaria»

17. Nordin Abderrayat Madani, el menor ceutí que viajó a Siria a hacer la yihad, al que se llegó a dar erróneamente por muerto. 21. Abdelhalak El Mahdali, el «colega» con el que «Pinchito» viajó a Estambul camino de Siria, donde pasó seis meses en un campo de entrenamiento del Estado Islámico.
17. Nordin Abderrayat Madani, el menor ceutí que viajó a Siria a hacer la yihad, al que se llegó a dar erróneamente por muerto. 21. Abdelhalak El Mahdali, el «colega» con el que «Pinchito» viajó a Estambul camino de Siria, donde pasó seis meses en un campo de entrenamiento del Estado Islámico.larazon

Algunos de los once acusados de integrar una célula yihadista con base en Ceuta encargada de nutrir de muyahidines al Estado Islámico (EI) en Siria declararon al tribunal de la Audiencia Nacional que les juzga por pertenencia a organización terrorista que el objetivo de sus desplazamientos era ayudar a organizaciones humanitarias. Pero el fiscal Vicente González Mota no da crédito a esa versión de los procesados. «Van a combatir y a asesinar», aseguró ayer durante la lectura de su informe en la penúltima sesión del juicio, que previsiblemente quedará visto para sentencia el próximo lunes.

Durante dos horas, el fiscal desgranó los indicios que, en su opinión, avalan que los acusados deben ser condenados por pertenecer a una red yihadista. González Mota hizo especial énfasis en la trascendencia de la sentencia que dictará el tribunal, presidido por la magistrada Concepción Espejel. «Es la primera vez que nos enfrentamos en España a una organización encargada de reclutar combatientes para enviarlos a Siria a hacer la Yihad», aseguró. «Ésta será la segunda sentencia de esta relevancia en Europa y sentará jurisprudencia», añadió en referencia a un fallo de la Audiencia de Amberes del pasado 11 de febrero que condenó a penas de uno a tres años de prisión a 45 de los 46 acusados de integrar una célula yihadista que abastecía de combatientes al EI.

El abogado de uno de los acusados, Abdeluahid Sadik Mohamed, «Pinchito» (quien regresó de Siria tras recibir entrenamiento durante seis meses en un campo yihadista), fue incluso más solemne que el fiscal. «Se está creando en toda Europa un cuerpo jurisprudencial sobre el terrorismo yihadista. Los que estamos aquí vamos a ser protagonistas de la historia y tenemos que ser especialmente cautelosos», advirtió al tribunal.

González Mota, sabedor de que para el Tribunal Supremo la simple posesión de vídeos yihadistas no es suficiente para sustentar una condena por pertenencia a una red terrorista, insistió en que los procesados «habían pasado a la acción». Enviando, sin ir más lejos, a más de una docena de yihadistas a Siria (de los que al menos ocho habrían fallecido en atentados suicidas o en combate).

«No estamos juzgando ideologías ni sentimientos religiosos», aseguró el fiscal, que explicó que viajar a la zona de conflicto controlada por el Estado Islámico en Siria «es muy difícil sin la ayuda de una red yihadista que te facilite el traslado».

El objetivo de esta red, que lideró el ya fallecido Abdelhalak El Mahdali, era «captar jóvenes, algunos con problemas, para enviarlos a Siria a atacar a los impíos», incluidos los musulmanes «que no están en la órbita de los postulados» integristas.

González Mota no da crédito a la versión de «Pinchito» de que fue a Estambul de turismo «con un colega» y acabó en un campo de entrenamiento del Estado Islámico en Siria por accidente hasta que pudo huir y fue detenido cuando quería volar a Amsterdam. «Que quisiera volver no significa que quisiera colaborar con las autoridades», al contrario de lo que defendió su defensa.