Debate
Walz y Vance se alejan del ruido en un debate de guante blanco
El respeto mutuo y las propuestas dominan el cara a cara entre los candidatos a vicepresidente
El respeto en los turnos de palabra y una dialéctica sin ataques personales fueron los ganadores del primer y único debate vicepresidencial en Estados Unidos. En la madrugada del miércoles, el demócrata Tim Walz y su rival republicano, JD Vance, les recordaron a los estadounidenses que hubo un tiempo en que la política era más calmada y menos agresiva. Durante 90 minutos no se escucharon gritos, ni ninguna barbaridad de la talla de que «los inmigrantes haitianos se comen las mascotas de los vecinos» de Ohio, como apuntó Donald Trump en su cara a cara con Kamala Harris.
No hubo un claro ganador del cara a cara celebrado en la CBS, pero sí contenido, algunas propuestas e ideas claras e incluso pequeños guiños de complicidad y empatía. «Siento que tu hijo tuviera que ser testigo» de la violencia armada en escuelas, le dijo Vance al demócrata. «Estoy seguro de que Vance estará de acuerdo conmigo en esto porque todos buscamos lo mismo», apuntó Walz cuando llegó el turno de hablar de economía y la crisis de la vivienda.
El demócrata, que comenzó un tanto nervioso, pero enseguida cogió el ritmo y el tono necesarios para enfrentar a su contrincante, optó como buen «coach» por una táctica deportiva conocida como la estrategia del sándwich, y que pasa por apreciar algo que haya hecho tu interlocutor, mostrar por qué no funciona y cerrar con una propuesta mejor. Fue un enfrentamiento político y no personal. Un cara a cara al uso que no dejó grandes titulares en los medios de comunicación de Estados Unidos, ni supondrá un gran cambio en la carrera a la Casa Blanca, como ocurrió en los debates de Trump contra Biden en junio o Kamala en septiembre que supusieron un giro de guion en las campañas, pero sí que fueron casi dos horas llenas de contenido.
En la visión de ambos sobre economía, el aborto y la inmigración se vieron las profundas diferencias de los demócratas y los republicanos. Walz, defensor de los derechos reproductivos, negó que su partido quisiera obligar a monjas a practicar abortos en contra de su voluntad o que la interrupción pudiera llevarse a cabo. El demócrata defendió el derecho de la mujer a decidir y sobre todo a salvar su vida, puso ejemplos de mujeres con nombres y apellidos para que los espectadores pudieran poner cara a la tragedia y contó la historia de una joven que falleció en uno de los viajes a otro Estado para someterse a un aborto porque en su territorio estaba prohibido interrumpir el embarazo.
La diferencia más clara llegó en inmigración. Vance no dudó en relacionar la delincuencia o la criminalidad que asola al país con la muchos de los «25 millones de indocumentados que hay en el país», asegurando que por esas fronteras abiertas entraba «la droga que casi mata» a su madre. El candidato republicano defendió un cierre radical de fronteras para los que lleguen «sin papeles» y volvió a recordar ese muro que Walz dijo que «solo habían construido dos kilómetros mientras Trump era presidente». El demócrata planteó la solución en las formas, y no en las personas, abogando por un aumento de la seguridad fronteriza y desplegar más efectivos en el las zonas limítrofes con otros países como México.
Sin un claro ganador
Según un sondeo rápido del canal televisivo CNN, Vance superó por dos puntos porcentuales (51% frente a 49%) en el debate televisado a Walz, quien, sin embargo, sigue siendo el que tiene mejor imagen de los dos. El sondeo, realizado a casi medio millar de espectadores antes y después del debate de cara a las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, mostró también que ambos candidatos salieron con mejor imagen que la que tenían, dijo el medio televisivo.
Antes del debate un 54% creía que Walz, gobernador de Minesota, iba a tener un mejor desempeño y un 45% opinaba que el mejor sería el senador Vance, pero después de verlos debatir sobre una variedad de temas el 51% opinó que el ganador fue el republicano y un 49% consideró, por el contrario, que fue el demócrata.
En el caso de Walz, «número dos» de la candidata presidencial demócrata, después del debate un 59% de los espectadores encuestados dijo que tenía una opinión favorable de él y un 22% que lo veía desfavorablemente, mientras que antes de enfrentarse a las cámaras esos porcentajes eran 46% y 32%, respectivamente.
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