Reino Unido

La victoria laborista entierra el procés escocés y envía un aviso a Rishi Sunak

El Labour barre al SNP de Humza Yousaf en unas elecciones parciales y afianza el camino para el Número 10

UK's Labour leader Sir Keir Starmer (C) with Scottish Labour leader Anas Sarwar (R) and the new Labour MP for Rutherglen and Hamilton West Michael Shanks (L) at a rally following Scottish Labour's win in Rutherglen and Hamilton West by-election.
El líder laborista británico Sir Keir Starmer (C) con el líder laborista escocés Anas Sarwar (D) y el nuevo diputado laborista por Rutherglen y Hamilton West Michael Shanks (I) en un mitin tras la victoria de los laboristas escoceses en las elecciones parciales de Rutherglen y Hamilton West. Jane BarlowDPA vía Europa Press

El laborista Keir Starmer cada vez afianza más su camino a Downing Street ante las elecciones previstas para el próximo año en las que todo indica que habrá un cambio de era en el Reino Unido tras más de trece años de Gobierno conservador. Las filas de Starmer, que sacan más de 20 puntos de ventaja a los tories, consiguieron ayer una rotunda victoria frente al Partido Nacional Escocés (SNP) al hacerse por una amplia mayoría con un escaño de la formación independentista en una elección parcial en Escocia.

La cita con las urnas en el distrito de Rutherglen y Hamilton West –quien se quedó sin representación parlamentaria tras la dimisión de la diputada nacionalista Margaret Ferrier por violar las reglas del confinamiento– había acaparado gran atención en Westminster por la lectura que puede hacerse a nivel nacional.

La mayoría que antes tenía el SNP por 5200 votos se ha transformado ahora en una mayoría laborista por más de 9.400 votos. Pese a la baja participación (40%), supone una oscilación de votos de 20,7%. Por lo tanto, si este cambio se replicara en las elecciones generales previstas para el próximo año, los laboristas recuperarían los 40 asientos que perdieron ante los nacionalistas en el «tsunami» posterior al legal referéndum de secesión –pactado con Londres– de 2014. En definitiva, Starmer entraría en el Número 10 con una mayoría holgada. El líder laborista calificó ayer de «sísmico» los resultados.

Escocia siempre había sido uno de los principales bastiones para los laboristas, pero en las últimas dos décadas la formación perdió toda influencia ante la popularidad del SNP. Es más, en los últimos comicios generales de 2019, mientras que los independentistas consiguieron 48 asientos (13 más que la anterior cita electoral), los laboristas perdieron seis quedándose tan sólo con un escaño, quedando por detrás incluso de los conservadores, que obtuvieron seis.

La victoria en estas elecciones parciales de Rutherglen y Hamilton West llega además en un momento clave para el Partido Laborista que este domingo comienza su conferencia anual en Liverpool, una cita que acapara más protagonismo que la de los conservadores al considerarse un anticipo de lo que pueden llegar a ofrecer cuando lleguen al Gobierno.

Por su parte, los resultados suponen un gran varapalo para el líder de los independentistas escoceses, Humza Yousaf, para quien esta era su primera cita electoral desde que asumió el cargo en marzo convirtiéndose en el primer responsable del Gobierno escocés de origen paquistaní y musulmán.

Yousaf tomó las riendas del partido tras la inesperada dimisión de Nicola Sturgeon, una histórica del independentismo escocés, envuelta ahora en una investigación policial sobre las finanzas del partido en lo que se refiere a la misteriosa donación de 667.000 libras (761.000 euros) para un nuevo referéndum que nunca existió.

Sturgeon fue arrestada en junio en su domicilio y sometida a interrogación, al igual que ocurrió en abril con su marido, Peter Murrell, director ejecutivo de la formación desde 1999 hasta marzo, y el ya ex tesorero del partido, Colin Beattie. El arresto concluyó a las pocas horas sin ningún tipo de medida cautelar.

Durante la última década, el matrimonio había conseguido un control sin precedentes sobre la maquinaria del SNP. Nada sucedía sin su consentimiento. El poder viciado en el ámbito de la formación se reprodujo en el Gobierno de Edimburgo, donde dominaban todos los departamentos, extendiendo su influencia al sector público y la sociedad civil mucho más allá de Holyrood. Pero todo ha caído ahora cual castillo de naipes creando una crisis sin precedentes en el independentismo de Escocia, donde las posibilidades de celebrar un nuevo plebiscito de secesión son ahora más que remotas.

En el poder desde 2007, el SNP atraviesa una de las peores crisis de su historia. Se encuentra en plena guerra civil ante las políticas domésticas y la estrategia para conseguir la aprobación del Gobierno central para celebrar un nuevo referéndum de independencia. Durante los últimos meses, la formación ha perdido alrededor de 30.000 afiliados. Y el apoyo a la independencia también se ha pinchado.