Sri Lanka
Vidas rotas, fe reforzada
Un año más, nuestra celebración del día más importante para la fe cristiana se ha visto empañada por un ataque cruel y mortífero. Los cristianos en Sri Lanka sufrieron atentados en ocho lugares el mismo día, muriendo más de 300 personas. El domingo de resurrección es el día en el que los cristianos celebramos la victoria de Jesucristo sobre el pecado y la muerte. Es curioso que el que odia al cristianismo y desea su muerte, quiera llevarlo a cabo el mismo día en que los cristianos celebramos la vida y la resurrección. Me imagino que la intención es aprovechar los momentos en los que las iglesias están más llenas de personas para causar el mayor número de muertes posible. En los últimos ocho años, las iglesias cristianas del mundo han sufrido ataques terroristas durante estas celebraciones. Hace dos años, la Navidad en Quetta, Pakistán, se tiñó de sangre. También en 2017, las iglesias coptas de Tanta y de Alejandría, en Egipto, sufrieron el zarpazo del Estado Islámico. Tanto en 2016 como en 2015, fue la capital paquistaní la que sufrió crueles ataques en Semana Santa (causando en total más de 90 fallecidos y más de 400 heridos). Sin olvidar los terribles atentados de Kaduna, Nigeria, en 2012, también durante la Pascua. Sin embargo, no deja de llamar la atención que en lugares como Irak los cristianos vayan a la iglesia en autobuses escoltados por el Ejército y que sus lugares de culto estén rodeados de bloques de hormigón para impedir ataques con coches bomba. En El Cairo, para acudir a una iglesia uno tiene que pasar por un detector de metales como el de los aeropuertos y la calle está cortada por los militares. ¿Qué hace que sea tan importante para los cristianos arriesgar sus vidas por celebrar días como Semana Santa o Navidad cuando el peligro es tan real y cercano? Se me ocurren dos cosas muy significativas que están relacionadas entre sí. Una es que los cristianos estamos agradecidos a Dios por lo que ha hecho y lo queremos adorar. La segunda es que tenemos la esperanza de vida eterna, no como resultado de lo «buenos» que hayamos sido, sino porque la muerte y resurrección de Jesús lo hizo posible. La muerte no significa el fin de nuestra existencia, significa la entrada en la vida eterna.
En el contexto de los atentados contra cristianos, no me deja de asombrar que el mensaje del día de resurrección es un mensaje de esperanza. Jesús resucitó haciendo posible que todo el que crea en él tenga vida eterna. Jesús llevó a cabo este acto para dar salvación precisamente a todos los que le habían dado la espalda. Es el primero que amó a sus enemigos y lo demostró dando su vida por ellos.
La fe cristiana es una fe de esperanza, de amor y de reconciliación. Los cristianos queremos seguir el ejemplo de Jesús viviendo de tal forma que los mismos que ponen las bombas para matarnos tengan la oportunidad de conocer la oferta de vida de Jesús y que ellos, como el apóstol Pablo, sean transformados y pasen de perseguidores de la Iglesia a promotores del amor de Dios.
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