PPE

Von der Leyen se pone el casco militar de cara a su reelección

La presidenta de la Comisión Europa prioriza la Defensa y aparca la agenda medioambiental de cara a las europeas para convencer a los conservadores

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der LeyenEuropa Press

La presidenta de la Comisión Europa, Ursula von der Leyen, será elegida este jueves como la candidata oficial del Partido Popular Europeo (PPE) de cara a un segundo mandato al frente del Ejecutivo comunitario. Si durante la actual legislatura la política alemana se ha apoyado en socialistas, liberales y verdes y ha continuado, no si ciertas tensiones, una lógica de Gran Coalición entre Populares y Socialistas, su segundo mandato se presenta mucho más incierto.

Según los últimos sondeos, el equilibro de fuerzas en la Eurocámara va a girar hacía la derecha tras las elección del 9 de junio y los partidos euroescépticos pueden acabar ganando bastante terreno. Esto obligará a von der Leyen a conseguir no sólo el apoyo de las fuerzas antes citadas, sino también granjearse las simpatías del grupo de los Conservadores y Reformistas europeos (ECR por sus siglas en inglés), fuerza política en la que se encuadran partidos como Ley y Justicia polaco, Vox o Hermanos de Italia de la primera ministra Giorgia Meloni. Fuerzas con unas posiciones más moderadas que los postulados de partidos eurófobos como los de Marine Le Pen y Geert Wilders, pero con tintes euroescépticos y soberanistas.

La propia Von der Leyen ha eludido pronunciarse sobre si el Partido Popular Europeo pactará con ECR y se ha limitado a fijar unas líneas rojas claras: nada con los “amigos de Putin” o con posiciones en contra del Estado de Derecho. Unas palabras que dejan la puerta abierta a colaborar con el partido de Meloni, mientras cierran de un portazo cualquier vínculo con el Fidesz de Viktor Orban (expulsado del Partido Popular Europeo) o el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen en Francia.

Los ejes de la campaña de von der Leyen para resultar reelegida parecen claros y sus movimientos al frente del Ejecutivo comunitario apuntan a una dirección clara. Si la anterior legislatura estuvo marcada por la doble transición ecológica y digital, en el próximo mandato la política de Defensa será la prioridad absoluta. Bruselas ha presentado este martes una estrategia para impulsar la industria de armamento europea a través de compras conjuntas, ante la posibilidad de que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca obligue a que los europeos tengan que apoyar a Ucrania en solitario. Además, en la próxima legislatura habrá un comisario de Defensa y se abre la puerta a que el Banco Europeo de Inversiones pueda financiar armas y municiones o incluso a la puesta en marcha de un nuevo instrumento de emisiones de deuda conjunta para financiar la Defensa, tal y como quiere Francia. En su última comparecencia ante el Parlamento Europeo, la política alemana, ha advertido de que “debemos movernos con rapidez. La amenaza de una guerra puede no ser inminente, pero no es imposible”.

Con este movimiento, Von der Leyen no sólo consigue apuntalar su legado, caracterizado durante la primera legislatura por el apoyo a Ucrania y un salto geopolítico por parte de la UE, sino que también pretende que los suyos la apoyen, tras un primer mandato bastante tenso. Esta legislatura ha estado protagonizada por el enfrentamiento con buena parte del Partido Popular Europeo que considera que Von der Leyen ha ido demasiado lejos en ámbitos como la lucha contra el cambio climático y ha adoptado unos postulados más propios de los socialista o Los Verdes. Como prueba de esta malestar, la Ley de Restauración de la Naturaleza para proteger los ecosistemas europeos fue aprobada en la Eurocámara con el voto en contra del Partido Popular Europeo, a pesar de ser una de las propuestas estrella de Von der Leyen.

Las revueltas de los agricultores a lo largo y ancho del Viejo Continente, que acusan a la legislación medioambiental europea de su empobrecimiento, han hecho que von der Leyen esté cambiando el paso a marchas forzadas. En las últimas semanas, ha retirado la normativa sobre los pesticidas para negociar una nueva ; ha introducido cierta flexibilidad en cuanto al barbecho y las inspecciones y está preparando más medidas, antes de que termine la legislatura, que podrían aligerar ciertos requisitos medioambientales que deben cumplir los agricultores para acceder a las ayudas.

Unos pasos aplaudidos por su partido y por las fuerzas que se sitúan a la derecha del PPE, pero también muy criticados desde la bancada contraria. Los Verdes condicionan su apoyo a Von der Leyen a que continúe con el Pacto Verde y exigen ver los compromisos “por escrito” antes de decidir su voto. Para que la política alemana continúe como presidenta de la Comisión Europea, necesita el aval de los Veintisiete, que parece casi seguro, y la luz verde de la Eurocámara. En 2019, consiguió ser elegida por un estrechísimo margen de 9 votos cuando era prácticamente una desconocida en la arena europea – aunque había sido ministra de Defensa con Angela Merkel- y había sido designada por los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete, sin tener en cuenta a los cabezas de lista a las elecciones europeas.

En esta ocasión, el reto puede ser incluso más difícil ya que el método elegido – voto secreto en urna- propicia las sorpresas y también las traiciones.