Reunión decisiva

Trump y Zelenski respaldan celebrar una reunión trilateral con Putin para cerrar un acuerdo de paz

El presidente de EE UU promete a Ucrania garantías de seguridad, pero insiste en la necesidad de «intercambios de territorios»

La esperada reunión entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, celebrada este lunes en la Casa Blanca, se desarrolló en un ambiente notablemente más cordial que el de su último encuentro en febrero, cuando ambos protagonizaron un agrio intercambio frente a las cámaras. La cita estuvo marcada por gestos diplomáticos, sonrisas y la intención explícita de transmitir unidad, aunque las diferencias de fondo sobre el futuro de la guerra en Ucrania siguen latentes.

El episodio más comentado del encuentro ocurrió al inicio, cuando Brian Glenn, comentarista conservador afín a Trump y habitual en la sala de prensa presidencial, elogió a Zelenski por su atuendo. “Presidente Zelenski, está fabuloso con ese traje”, le dijo, después de que Trump le diera la palabra. El propio mandatario estadounidense intervino de inmediato con una sonrisa: “Yo le dije lo mismo. Y él fue el que lo criticó la última vez”. El gesto no fue inocente. En febrero, Glenn había encabezado las críticas contra el presidente ucraniano por acudir sin traje a su reunión en Washington, un detalle que molestó al propio Trump y que sirvió de pretexto para cuestionar la gratitud de Kiev hacia la ayuda estadounidense. Esta vez, Zelenski optó por una chaqueta negra más formal, suficiente para evitar reproches y marcar un cambio en el clima.

Durante media hora, ambos líderes respondieron preguntas de los medios en el Despacho Oval antes de retirarse a conversar en privado. Trump insistió en que su objetivo es un acuerdo de paz duradero entre Ucrania y Rusia, aunque cuestionó la necesidad de un alto el fuego como paso previo. “No creo que haga falta un alto el fuego. Sé que podría ser bueno, pero entiendo estratégicamente por qué una de las partes no lo querría”, afirmó. El presidente añadió que aprecia la idea de un cese inmediato de hostilidades porque salvaría vidas, pero dejó claro que es posible negociar en paralelo a la guerra: “Podemos trabajar en un acuerdo de paz mientras se sigue luchando”.

Trump también anunció que planeaba llamar a Vladímir Putin tras finalizar sus reuniones en Washington. Según dijo, el líder ruso “espera su llamada” y no descartó una eventual cumbre trilateral con Zelenski y él mismo. “Si tenemos esa reunión a tres bandas, hay buenas probabilidades de acabar con esto”, aseguró. La declaración despertó expectativas pero también recelos, ya que Moscú no ha confirmado su disposición a participar y mantiene demandas maximalistas, incluida la cesión de territorios ucranianos. En su último encuentro en Alaska, Putin habría sugerido que Kiev entregara parte del Donbás a cambio de paz, algo inaceptable para Zelenski.

El presidente ucraniano, por su parte, evitó responder directamente sobre posibles concesiones territoriales y reiteró su postura: “No cederemos territorio a Rusia”. En sus declaraciones previas en redes sociales, Zelenski había dejado claro que su meta es una paz rápida pero confiable, sin renunciar a la soberanía nacional. En Washington subrayó la importancia de construir un acuerdo basado en garantías internacionales sólidas y en un ejército ucraniano fuerte, respaldado por aliados. “Se trata de armas, de entrenamiento, de inteligencia y de la cooperación de países como Estados Unidos y muchos de nuestros amigos”, explicó.

El trasfondo europeo fue clave en esta cita. Antes de dirigirse a la Casa Blanca, Zelenski se reunió en la Embajada de Ucrania en Georgetown con varios líderes del continente, entre ellos la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el secretario general de la OTAN, Mark Rutte; el primer ministro británico, Keir Starmer; la italiana Giorgia Meloni; y el presidente finlandés, Alexander Stubb. Todos ellos firmaron una declaración conjunta en la que acogieron con satisfacción la disposición de Estados Unidos a participar en las garantías de seguridad para Ucrania y pidieron trabajar juntos en la creación de una “arquitectura de seguridad futura” para Ucrania y para toda Europa.

La declaración, suscrita también por otros líderes como Emmanuel Macron y Olaf Scholz, reflejó la urgencia compartida en Europa de construir un esquema estable que evite nuevas agresiones rusas. Para Bruselas y las capitales europeas, lo que está en juego no es solo el futuro de Ucrania, sino la estabilidad de todo el continente. Zelenski insistió en que Washington debe jugar un papel central en ese esfuerzo, algo que Trump reconoció, aunque sin dar detalles concretos. “Europa será la primera línea de defensa, pero nosotros estaremos involucrados. Les daremos muy buena protección, muy buena seguridad. Eso es parte del acuerdo”, señaló.

Este respaldo fue recibido como una buena noticia en Kiev, especialmente porque Trump ha descartado en varias ocasiones la entrada de Ucrania en la OTAN, lo que limita el alcance de las garantías de seguridad tradicionales. No obstante, su compromiso con un sistema alternativo de protección, con Estados Unidos como parte activa, generó un moderado optimismo entre los europeos y el propio Zelenski. De hecho, el líder ucraniano calificó como “histórico” que Trump aceptara la idea de unas garantías firmes, considerándolas fundamentales para evitar futuras invasiones.

Aun así, persisten dudas sobre la profundidad del compromiso de Trump. En publicaciones recientes, el presidente estadounidense ha insistido en que “no hay vuelta atrás en Crimea” y que “Ucrania no entrará en la OTAN”, posiciones que se alejan de las aspiraciones de Kiev y que podrían alinear más la postura estadounidense con las exigencias de Moscú. Tras su encuentro con Putin en Alaska, Trump llegó a afirmar que “ahora depende de Zelenski” alcanzar un acuerdo, un comentario que despertó inquietud en Ucrania ante la posibilidad de que la Casa Blanca presione para aceptar concesiones difíciles.

El ambiente distendido de este lunes no logró disipar del todo esas inquietudes, pero sí marcó un contraste con la hostilidad de febrero. Mientras entonces Trump y su vicepresidente acusaban a Zelenski de ingratitud, ahora ambos presidentes se mostraron sonrientes y coincidieron en destacar la importancia de lograr una paz duradera. Trump concluyó asegurando que busca un acuerdo que “se mantenga en el largo plazo” y no un pacto temporal que vuelva a estallar en pocos años. Zelenski, por su parte, reafirmó su determinación de mantener la soberanía de su país y conseguir garantías internacionales firmes para protegerlo.

La reunión bilateral precedió a una cumbre más amplia en la que participaron siete líderes europeos, todos firmes partidarios de Ucrania. El mensaje de esa cita era inequívoco: Europa quiere mostrar un frente unido y contar con Estados Unidos como socio indispensable para la seguridad común. Lo que ocurra en los próximos días, especialmente en la anunciada llamada entre Trump y Putin, será determinante para calibrar si la cordialidad exhibida en el Despacho Oval es el inicio de un proceso real hacia la paz o simplemente un respiro en medio de una guerra que sigue devastando Ucrania y condicionando el futuro de Europa.