Invasión rusa

Zelenski eclipsa la cumbre de Hiroshima

Los líderes del G-7 demandan a China que presione a Rusia para que ponga fin a la invasión de Ucrania

Hiroshima (Japan), 20/05/2023.- A handout photo made available by the Ukrainian Presidential Press Service shows Ukraine's President Volodymyr Zelensky (L) with France's President Emmanuel Macron (R) during a meeting, in Hiroshima, Japan, 20 May 2023, on the sidelines of the G7 Summit Leaders' Meeting. The G7 Hiroshima Summit will be held from 19 to 21 May 2023. (Francia, Japón, Ucrania) EFE/EPA/UKRAINIAN PRESIDENTIAL PRESS SERVICE HANDOUT -- MANDATORY CREDIT: UKRAINIAN PRESIDENTIAL PRESS SERVICE -- HANDOUT EDITORIAL USE ONLY/NO SALES
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, durante su reunión con Emmanuel MacronUKRAINIAN PRESIDENTIAL PRESS SERAgencia EFE

En un nuevo drástico viraje de timón, EE UU anunció en la inauguración del G-7 que daría luz verde a las entregas de aviones de combate a Ucrania por parte de terceros países. Y para más inri, Joe Biden aseguró a los presentes en la cumbre de Japón, que su país apoyará el entrenamiento de los pilotos de Kyiv en Europa. Entretanto, los líderes de los Siete instaron a China a presionar a su socio estratégico para que ponga fin a la guerra y a Rusia a «terminar con su agresión militar y retirar sus tropas de Ucrania de forma inmediata, completa e incondicional».

Tras aterrizar en un avión con el sello de la República de Francia, Volodimir Zelenski se incorporó ayer a las conversaciones del G-7 en Hiroshima. Luego de ganarse el apoyo de la Casa Blanca para acceder a los cazas avanzados, el presidente ucraniano saludó la decisión como histórica y tuiteó: «Importantes reuniones con socios y amigos de Ucrania. Seguridad y cooperación reforzada para nuestra victoria. Hoy la paz estará más cerca». Menudo agasajo de bienvenida.

Ucrania no tiene un asiento permanente en el Foro del G-7. Pese a ello, su presidente se ha asegurado de que sus argumentos dominarán los debates de la reunión anual, como parte de un golpe de efecto diplomático destinado a aumentar el apoyo militar a su país. Así, este insólito desplazamiento le brindó una gran oportunidad para entrevistarse tanto con aliados, así como para cortejar a las principales potencias no alineadas en la cumbre, entre ellas India y Brasil. De este modo, ha llegado la esperada interconexión entre los frentes ucraniano y Asia-Pacífico, tantas veces evocada en los últimos meses por el anfitrión, Fumio Kishida, y rechazada por China.

Zelenski mantuvo una reunión con el «premier» indio, Narendra Modi. Se trata del primer encuentro entre ambos mandatarios desde el inicio de la invasión rusa. India se ha mantenido neutral a pesar de los llamamientos occidentales a que se distancie de Rusia.

«Le transmití nuestro claro apoyo al diálogo y la diplomacia para encontrar el camino a seguir. Continuaremos brindando asistencia humanitaria al pueblo de Ucrania», indicó Modi en Twitter tras la reunión con Zelenski.

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La insospechada comparecencia de Zelenski, cuya presencia se había previsto por videoconferencia, se produjo tras una escala en Yeda para intervenir ante la Liga Árabe y gracias al avance en su larga campaña para persuadir a Washington de la necesidad de los modernos F-16 para Ucrania.

De hecho, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, estimó que la presencia de Zelenski en la cumbre podría «cambiar las reglas del juego» para Ucrania. «Esta es una oportunidad única» para que discuta con sus aliados del G7, pero también «para abogar por la causa de Ucrania contra la invasión rusa con los líderes de los países del (hemisferio) Sur invitados a la cumbre». La insospechada comparecencia de Zelenski, cuya presencia se había previsto por videoconferencia, se produjo tras una escala en Yeda para intervenir ante la Liga Árabe y gracias al avance en su larga campaña para persuadir a Washington de la necesidad de los modernos F-16 para Ucrania.

Pero ahora parece probable que los F-16 se unan a la lista de sistemas avanzados, incluidos los carros de combate occidentales y el armamento de largo alcance, que los partidarios de Ucrania han aceptado proporcionar tras las reticencias iniciales. Está previsto que los cazas estén operativos a partir de octubre, cuatro meses después del inicio del entrenamiento y, en cualquier caso, después de la anunciada contraofensiva ucraniana.

Macron y su homólogo de Ucrania debatieron sobre la posible formación de pilotos ucranianos.

Más allá del protagonismo de Zelenski en la jornada, China se enfrentó a un fuerte rechazo por parte de las democracias en relación con sus posturas sobre Rusia, Taiwán, el acoso comercial, el monopolio económico y la injerencia interna. El grupo advirtió a Pekín sobre sus «actividades de militarización», pero también trató de ganarse el apoyo de Pekín para presionar a Rusia a que detenga su invasión. «Pedimos a China que presione a Moscú para que ponga fin a su agresión militar y retire inmediata, completa e incondicionalmente sus tropas de Ucrania», afirmaron. «Le animamos a apoyar una paz global, justa y duradera basada en la integridad territorial y en los principios y propósitos de la Carta de la ONU, incluso a través de su diálogo directo con Ucrania».

Los jefes de Estado del G-7 subrayaron su voluntad de mantener buenas relaciones con China, pero amonestaron a Pekín en cuestiones como los derechos humanos o las amenazas contra Taiwán. Un comunicado final conjunto hecho público por los dirigentes instaba a Pekín a adherirse a las normas internacionales, entre ellas abstenerse de «intentos unilaterales de cambiar el statu quo por la fuerza o la coerción».

«Estamos dispuestos a construir relaciones constructivas y estables con China, reconociendo la importancia de dialogar con franqueza», afirmaron, calificando de «necesaria» la cooperación mutua en los retos globales, la no proliferación nuclear y en áreas de interés común, dado su papel en la comunidad internacional y el tamaño de su economía. A su vez, el comportamiento beligerante del jefe de Estado y líder del partido chino, Xi Jinping, es observado con preocupación. Las tensiones crecen mientras amenaza con tomar la democrático Taiwán y se disputa el poder en los mares de China Oriental y Meridional, por los que pasan importantes rutas marítimas. China sigue siendo vista como un socio y un competidor, pero cada vez más como un rival sistémico. Tras el comunicado final de los líderes del G-7, desde Pekín mostraron su «fuerte descontento» al respecto.

Por primera vez en la historia del G-7, y en un cambio de paradigma en la política comercial, en el orden del día se introdujo una sesión sobre «seguridad económica», donde se negoció una estrategia común, es decir, un marco regulador para la fragmentada economía mundial del siglo XXI. El grupo advirtió de un “preocupante aumento de los incidentes de coerción económica que tratan de socavar las políticas y posiciones exteriores e interiores de sus miembros”, en medio de un “preocupante aumento” de los países que instrumentalizan el mercado. “Los intentos de convertir en armas las dependencias económicas fracasarán y tendrán consecuencias”.

El bloque está especialmente preocupado por su vulnerabilidad en sectores clave como los minerales críticos, los semiconductores y las baterías, todos ellos vitales para las economías modernas.

Por otra parte, los gobiernos instaron a la comunidad internacional a refrenarse de utilizar la “coerción económica” como herramienta para perseguir objetivos políticos, ya que algunas democracias se ven afectadas negativamente por la utilización de este tipo de tácticas por parte de naciones autoritarias.

Para contrarrestar la creciente influencia de China, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pidió a los países del Sur global que se vinculen más estrechamente con Occidente con atractivas ofertas de financiación.