Asamblea General de la ONU
Zelenski: «La unidad puede evitar guerras»
Biden avisa de que ningún país estará seguro si Ucrania cede ante Rusia, mientras que el líder ucraniano critica los «tratos entre bastidores» con Putin: «No se puede confiar en el diablo»
El debate de alto nivel en el marco de la edición 78 de la Asamblea General de Naciones Unidas arrancó ayer en medio de una gran expectación mediática y con una primera jornada cargada de importantes discursos. Como marca la tradición el primero en abrir el debate ha sido el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. Su postura respecto a la invasión de Ucrania ha sido muy controvertida, y se le ha acusado de ser demasiado blando con Rusia, quizá por eso no ha querido «mojarse» mucho a la hora de condenar el conflicto bélico. Y eso que, frente a él, escuchando muy atentamente y con semblante serio, estaba el propio líder ucraniano, Volodimir Zelenski, que intervino por primera vez en el debate desde que empezó la guerra en su país.
El mandatario brasileño, recién llegado al poder, ha abierto su discurso recordando su primera intervención hace 20 años en el mismo podio cuando dijo «que quería que sus palabras sirvieran para evolucionar a formas compartidas de convivencia». Una multilateralidad que hoy es más necesaria que nunca para acabar con las «desigualdades», a pesar de que «haya una falta de voluntad de voluntad política de los que conducen el mundo para acabar» con ellas. Para Lula, «la desigualdad es la fuente de todas las amenazas que enfrenta la humanidad», desde el cambio climático hasta la hambruna, que también «fue el tema central de mi discurso hace dos décadas». El mandatario ha recordado que el hambre «afecta hoy a 735 millones de seres humanos que se van a dormir esta noche sin saber si tendrán algo para comer mañana».
El líder brasileño, que tiene previsto reunirse con Zelenski al margen del gran debate, ha recordado que «hemos llegado al ecuador de la Agenda 2030 sin haber cumplido ni siquiera la mitad de los objetivos marcados», y suma uno nuevo «de forma voluntaria: reducir la pobreza alimentaria». El plan hambre cero de Brasil, lo ha llamado. También ha hablado del gran compromiso de su país con el cambio climático al que también ha dedicado unas palabras el presidente de EE UU, Joe Biden, que no ha dudado en reiterar que «otro año más, esta reunión se ve ensombrecida por la guerra de Ucrania», de la que «solo Rusia es responsable». «Rusia tiene la capacidad de poner fin a esta guerra inmediatamente», proclamó el mandatario estadounidense, crítico con el «precio» que Moscú ha puesto para concluir el conflicto y que contempla «la rendición de Ucrania, el territorio de Ucrania y los niños de Ucrania».
«Rusia cree que el mundo se cansará y le permitirá maltratar a Ucrania sin consecuencias», sentenció Biden.
«La unidad puede evitar las guerras», comenzó Zelenski su esperada alocución. «Muchos escaños» de la sala quedarán vacíos en el futuro si Rusia sale triunfadora en la guerra, pues allá por donde pasa el Estado «agresor», va dejando «polvo, cenizas y ruina». El presidente ucraniano avanzó que presentará hoy ante el Consejo de Seguridad de la ONU un plan de paz maximalista que no solo servirá para poner fin a la invasión rusa de Ucrania, sino a todas las guerras. «No todo gira en torno a Ucrania», aseveró.
«Por primera vez tenemos la ocasión de acabar con una guerra con las condiciones de la nación agredida», añadió el presidente de Ucrania. En este sentido, dijo Zelenski que Kyiv prepara una cumbre de paz global a la que ha invitado «a todos los que no estén dispuestos a tolerar la agresión de Rusia».
El líder ucraniano dijo ser «consciente de los intentos de llegar a acuerdos [de paz] turbios entre bastidores». No dio nombres ni profundizó en sus sospechas, pero insistió en que «no se puede confiar en el diablo».
Mientras los líderes mundiales arreglaban el mundo de puertas para dentro, en las inmediaciones de la sede de Naciones Unidas en Nueva York se reunían varios manifestantes iraníes muchos de ellos vestidos con la bandera de su país con varios reclamos entre los que se escuchaban «¿Qué queremos? Un cambio de régimen en Irán». Pacientemente esperaron a bien entrada la tarde, cuando llegó el turno de palabra de Ebrahim Raisi, quien apenas 24 horas antes había efectuado un intercambio de prisioneros con Washington.
Sus gritos se unían a las protestas contra el cambio climático que ha sido tema central en esta primera jornada y se espera que siga siéndolo el resto de jornadas. El líder colombiano, Gustavo Petro, que ha sido el tercer orador este año, ha dicho que «la crisis climática ha mostrado sus dientes llevándose por delante miles de vidas y calentando la tierra y los mares», señalando a las «chimeneas del norte», que son los países más desarrollados de los que ha cuestionado su culpabilidad en los terribles fenómenos meteorológicos que enfrenta el mundo. Esta primera jornada ha recogido las palabras de algunos de los líderes con más interés en el marco internacional. Los asistentes han podido escuchar también al líder cubano, Miguel Díaz-Canel quien ha asegurado que «seguirá fortaleciendo la democracia y su modelo socialista. No renunciaremos nunca al derecho de defendernos». Después de que Lula criticara minutos antes el bloqueo de Cuba por parte de EE UU, el líder cubano volvió a cuestionar la política de bloqueo en la isla. Aseguró que «no existe una sola medida o acción de Cuba para dañar a Estados Unidos, su actividad comercial, o su tejido social».
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