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«La biblia» de la gastronomía: Anonimato «cinco estrellas»; independencia garantizada

La Razón
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Madrid- El solo hecho de ser incluida en la Guía Michelin es un valor en sí mismo, un activo publicitario incalculable para los agraciados, puesto que el nombre de esta publicación va indisolublemente asociado a plenas garantías de independencia y rigor. ¿Cómo se ha logrado mantener tal nivel de fiabilidad en un elenco tan prestigiosa e influyente a lo largo de tantas décadas de historia? El secreto mejor guardado de Michelin, el «sanctasanctorum» de este librillo plagado de sabores y experiencias es un secreto a voces que no por ello pierde su efectividad: el anonimato de los «hombres Michelin». El sistema es básico pero infalible: un cliente cualquiera se acerca una vez por año a uno de los establecimientos reseñados. Pide su consumición, paladea la cena o duerme entre almohadas frente a la costa o la montaña; abona el precio de la cuenta; regresa a casa y escribe su reseña. Como usted mismo, ni más ni menos, pero con una diferencia notable, fundamental: se trata de un crítico de la prestigiosa guía. El anonimato es clave a la hora de elaborar el mejor catálogo de restaurantes y hoteles del mundo. El anonimato garantiza la indepencia, la independencia el rigor, el rigor la excelencia... Sólo en las ocasiones en que lo estimen oportuno, los críticos de Michelin pueden dar a conocer su identidad una vez finalizada su experiencia, a fin de poder recabar más datos sobre el establecimiento en cuestión. Desde hace algunos años, Michelin ha abierto sus puertas a todos y, a través de internet, recaba información de lectores y puntos de vista que tiene en cuenta a la hora de cerrar la información. El famoso sistema de estrellas se debate a nivel europeo y la inclusión de los locales se efectúa de manera gratuita y voluntaria.