Hollywood
La Irlanda más cruel se digiere con humor negro
Cuándo: Del 18 de diciembre al 26 de enero. De martes a sábados a las 20h Dónde: Teatro Español (Madrid). Cuánto: De 7 a 24 euros.
Resulta irresistible recuperar la anécdota: Martin McDonagh, el autor inglés más representado sobre las tablas de Estados Unidos, aseguró al «New York Times» que el escritor teatral de referencia, William Shakespeare, le resulta«algo aburrido». De hecho, resulta paradójico, ya que le han llegado a considerar lo mejor desde el maestro. Él ha crecido con Scorsese y Tarantino, al que admira, cosa que no sorprende si uno se atreve a empaparse de su obra, tanto teatral como cinematográfica (ha dirigido «Escondidos en Brujas» y «Siete Psicópatas»): humor negro y sangre como condimentos de tramas y personajes mucho más complejos de lo que a simple vista parece. Han sido muy pocos los que se han atrevido en España con el británico, alguna compañía de teatro de provincias que ha «osado» abordar la complejidad de su repertorio. Hasta que la actriz Irene Escolar descubrió hace un año «El cojo de Inishmaan». Se lo pasó a Gerardo Vera, que, tras una primera lectura, supo que tenía que dirigir la obra. Reconoce que al principio no la entendió. «Bueno», matiza, «sí que lo hice, pero es a partir de la tercera o cuarta vez cuando empecé a ver lo que entraña. Una cebolla». Y una joya.
La obra cuenta la historia de Billy (Ferran Vilajosana), un adolescente tullido del que se burla con crueldad todo el pueblo. Cuando descubre que en una de las islas de Arán, en la costa oeste de Irlanda, se va a rodar un documental de Hollywood, no duda de que ésa es la oportunidad perfecta para conseguir el respeto de sus vecinos. A su alrededor gira el resto del cartel, personajes muy definidos y particulares encarnados por Marisa Paredes, Terele Pávez, Irene Escolar, Marcial Álvarez, Adam Jezierski y Ricardo Joven. Una de las directrices que Vera ha dado a su elenco en los ensayos ha sido la de «coger con mimo a los personajes. Tenerles cariño...», dice Terele Pávez, porque, a pesar de la violencia implícita de la obra (la más ligera de cuantos McDonagh ha firmado, según José Luis Collado, encargado de la adaptación del texto al castellano), los protagonistas son entrañables.
Critica a la agresividad
El humor se entremezcla con las críticas al alcoholismo, la agresividad gratuita y el acoso social al diferente, todos ellos rasgos que arrastra el estereotipo del irlandés. Collado y Vera coinciden en que trasladar la atmósfera de los años treinta de un pueblecito de la costa de Irlanda a un escenario español ha sido complicado. Los matices de la lengua, que Martin McDonagh utiliza para retratar a sus personajes, son «imposibles de sustituir». «Había que encontrar una manera de reproducir esas peculiaridades que situasen al espectador en el país anglosajón sin recurrir a clichés linguísticos españoles», explica Collado.También puede ser toda una gesta el retratar a una sociedad que «considera como un gran acontecimiento el que dos animales de granja se peleen». Conseguir que este tipo de sucesos capten la atención del espectador metropolitano es toda una hazaña. Y Martin McDonagh lo consigue.
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