Crítica de cine
«La nostra vita»: Vida en obras
Dirección: Daniele Luchetti. Guión: Daniele Luchetti, Sandro Petraglia y Stefano Rulli. Intérpretes: Elio Germano, Raoul Bova. Italia-Francia, 2010. Duración: 96 minutos. Drama
Claudio (eficaz, aunque no brillante, Elio Germano) es la viva imagen de la Italia de Berlusconi. Es, en cierto modo, una baja más de la guerra sin cuartel de un país que tuvo como mandatario a un hombre imputado por corrupción y al que el pueblo, cosas de la democracia, sigue votando después de dimitir de su cargo. No es extraño, pues, que Claudio se atormente (brevemente) al descubrir el cadáver de un inmigrante que trabajaba en la obra en la que oficia como capataz, y a la vez intente sacar toda la tajada posible de ello para curar su repentina viudez. Claudio gasta dinero a espuertas y se siente culpable por ocultar una verdad innombrable. Claudio es un monstruo pero también es una víctima.
Daniele Luchetti plantea un tenebroso dilema moral para su protagonista, pero el desarrollo de la trama prefiere ponerle contra las cuerdas para luego resolver sus conflictos éticos apresuradamente que ser coherente con las circunstancias del personaje. Siempre hay un «deus ex machina» que salva a Claudio, y al final ni siquiera importa que su secreto salga a la luz, porque Luchetti está dispuesto a redimirle a costa de sacrificar la verosimilitud de su toma de conciencia.
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