Guerra en Siria
La OTAN descarta dirigir una acción militar
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, aseguró ayer que la Alianza Atlántica no organizará ninguna intervención en Siria, más allá de la protección de la frontera turca, como se está haciendo actualmente. «La OTAN ya está jugando un rol importante asegurando las discusiones entre sus aliados y la protección del territorio turco. No veo en estos momentos la necesidad de más medidas», dijo respecto al despliegue de misiles «Patriot» en la frontera turca desde comienzos de año para evitar una extensión del conflicto.
Rasmussen, que ha mostrado su convencimiento personal de que el ataque con armas químicas en Damasco el 21 de agosto fue responsabilidad del régimen de Bachar Al Asad, pidió una reacción «firme» de la comunidad internacional ante lo ocurrido. «Si no reaccionamos, estaremos enviando una señal a los dictadores de que pueden seguir usando impunemente armas químicas», manifestó.
Para el responsable de la OTAN, la diferencia entre la muerte de civiles por armas convencionales o por armas químicas es que estas últimas pueden, «por su propia naturaleza», convertirse en armas de destrucción masiva.
«Creo que es necesario que la comunidad internacional reaccione ante una situación así. Las armas químicas son algo muy especial. Entiendo bien que la gente se pregunte por qué el uso de armas químicas supone un factor decisivo, cuando hemos visto miles de personas muertas por armas convencionales, pero el uso de armas químicas es algo muy especial. Se pueden usar de forma limitada pero pueden, por su naturaleza, convertirse en un arma de destrucción masiva, por eso se trata de un arma muy peligrosa», planteó Rasmussen.
La OTAN entra así de lleno en el debate que ha dividido a la comunidad internacional y se pone del lado de los aliados, que han defendido una operación en Siria, aunque sea limitada. «Si una respuesta a lo que ha ocurrido en Siria fuera una operación militar, contemplaría una operación muy corta, medida, dirigida y no necesitaría el sistema de mando y control de la OTAN para llevar a cabo tal operación militar corta, medida y dirigida», apuntó.
Estados Unidos, Londres y París se han mostrado a favor de una intervención militar en Siria para frenar al régimen de Asad, mientras que Rusia y China rechazan una operación de este tipo.
«Entiendo que surjan preguntas. Es una situación muy complicada y son decisiones difíciles que deben adoptarse. Es un proceso complicado en democracia», reconoció Rasmussen. «Obviamente, respeto plenamente los procesos democráticos en cada nación aliada. Es parte de la manera en que trabajamos», dijo, admitiendo que construir el apoyo de la opinión pública a favor de una intervención lleva tiempo. En todo caso, «hay que enviar un mensaje no sólo al régimen de Damasco, sino a todo el que pueda emplear armas químicas en el futuro», insistió.
Mientras, los inspectores de la ONU que analizaron la situación en Siria se han trasladado a La Haya para analizar las pruebas recogidas y aclarar el uso de armas químicas. El análisis puede durar tres semanas, aunque los expertos harán todos los esfuerzos para acelerar el proceso, aseguró la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ).
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