La Razón del Domingo
Asesinos por cuenta propia
Durante décadas se ha hablado de aquellos personajes aislados que planean atentados. En realidad, ¿estaban solos o simplemente es que no conocemos a quien daba las órdenes?
Aquel 5 de junio de 1968, la competición por la nominación en las primarias demócratas estaba resultando reñida. Sin embargo, a pesar de todo, en California, el joven Bob Kennedy, podía cantar victoria. Sobre las 12:15 a.m., RFK se dirigió a sus seguidores en el Salón de los Embajadores del Hotel Ambassador de Los Ángeles. Kennedy debía atravesar el salón cuando hubiera acabado su discurso, para dirigirse a otro grupo de partidarios, pero el asistente Fred Dutton decidió anular esa comparecencia para ir a una conferencia de prensa. Optó así por conducirlo a través de la cocina del hotel. Así Bob Kennedy bajó por un pasadizo especialmente estrecho a causa de una máquina de hielo ubicada en la pared derecha y una mesa de vapor en la izquierda.
En esos momentos un individuo llamado Sirhan Sirhan se bajó de un portabandejas situado junto a la máquina de hielo y, según la versión oficial, disparó a Bob Kennedy, que recibió tres disparos y falleció a la 1:44 a.m. del 6 de junio. La versión oficial convertiría a Sirhan Sirhan, un árabe anti-semita, en un asesino en solitario. Fue declarado culpable el 17 de abril de 1969 y seis días después, sentenciado a muerte, pena conmutada en 1972 por la cadena perpetua. ¿Actuó Sirhan solo?
El enigma de los disparos
En 2008, los análisis de las grabaciones sonoras efectuados por Stanislaw Pruszynski dejaron de manifiesto que se habían realizado trece disparos, a pesar de que el arma utilizada por Sirhan solamente contenía ocho balas. Quizá el lobo no era tan solitario...
Un caso similar es el del hermano de Bob, el popular JFK. De nuevo, la versión oficial condensada en el «Informe Warren» establece que el magnicidio fue obra de un solo tirador llamado Lee Harvey Oswald. Según la «Comisión Warren», sólo tres balas fueron disparadas: la primera falló; la segunda dio a Kennedy y además atravesó al gobernador John Connally, y la tercera mató a JFK.
La realidad es que Nellie Connally, esposa del gobernador, afirmó que su marido fue herido por una bala diferente a otras dos que hirieron a Kennedy. Por añadidura, 35 testigos de la «Comisión Warren» que presenciaron el asesinato afirmaron que habían disparado sobre el presidente desde el área de un montículo herboso o desde el Triple Underpass, mientras que 56 testigos afirmaron que también se disparó desde el depósito.
Incluso otros cinco corroboraron disparos al menos desde dos lugares diferentes. ¿Fue Oswald un lobo solitario? Nunca nos lo dirá porque a las pocas horas de su detención fue asesinado por un miembro de la mafia llamado Jack Ruby.
Los asesinatos de los hermanos Kennedy no son casos aislados. Podrían citarse como otros ejemplos el intento de asesinato contra Juan Pablo II protagonizado por Alí Agca o la muerte de Martin Luther King. En el primero de los casos, se ha discutido mucho la supuesta conexión de la KGB que relacionaría a un joven Gorbachov con la decisión de dar muerte al Papa, pero, incluso si esa tesis es falsa, parece más que evidente que Agca no actuó solo sino que recibió ayuda para sus propósitos criminales. Lo mismo sucede con el asesinato de Martin Luther King perpetrado supuestamente por James Earl Ray. Uno de los hijos de King apoyó públicamente la solicitud de un nuevo juicio para Ray en la convicción de que demostraría que no tenía que ver con la muerte de su padre.
¿Fue Ray un lobo solitario? Nunca lo sabremos. Apuñalado en la penitenciaría donde cumplía condena, recibió una transfusión de sangre y contrajo una hepatitis C que lo llevó a la tumba en 1998. El patrón peculiar volvía a repetirse. Cabe preguntarse si en todos y cada uno de estos casos, actuó un lobo solitario o nunca llegaremos a conocer ni a las fieras reales ni al jefe de la manada.
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