La Razón del Domingo
El personaje de la semana: El «gordo» de Navidad
Hace décadas, el secretario del Partido Comunista de Argentina era una persona conocida precisamente por su escasa representatividad. Comunistas y socialistas se negaron a colaborar con el general Perón, que sentenció «vuelan bajo», y los barrió de las yerbas de Las Pampas. El secretario en cuestión jugaba al PRODE (pronósticos deportivos; la quiniela) y acertó un pleno millonario en pesos fuertes. El comunismo criollo fue generoso proponiéndole quedarse un tercio y entregando el resto a la causa de los trabajadores. El nuevo rico explicó a sus camaradas que no donaba nada, que no recordaba a Marx o Lenin y que, además, se iba del país con su dinero. El «gordo» de Navidad sólo hace rica a Hacienda. Peor es un sorteo utópico que transforma las conciencias y nos hace creer que existe una vida mejor que la realidad. Es un mito como doña Manolita. Ahora hay un negocio organizado para comprar al alza participaciones premiadas blanqueando el dinero. Mi diversión es esperar que el boleto soñado caiga en manos de Cayo Lara o Llamazares o Sánchez Gordillo. Cándido Méndez y Fernandez Toxo ya sé que se embarcarían en un crucero al fin del mundo.
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