La Razón del Domingo
La música del azar
Es el juego con menos probabilidades de que toque, perO nadie pierde la esperanza de que unos niños canten su número. Así es el mundo de la lotería
Y si toca?». La lotería de Navidad es sinónimo de ilusión, de esperanza y, sobre todo, de suerte. Y la suerte se puede desear, buscar, provocar, pero nunca predecir. Por eso, los españoles nos volvimos locos –hasta ayer– intentando comprar ese billete «ganador», el número más bonito de la Administración, el de Doña Manolita, uno de las La Bruixa d'Or (Lérida) o de Alcantarilla (Murcia), el del bar de siempre («no vaya a ser...»), el décimo de los compañeros de trabajo, el de esa tienda en la que nunca se entra, el de amigos, conocidos, familiares. Un poco de alegría en forma de ingreso económico extraordinario. ¿Cómo resistirse? Algunas comunidades, según las circunstancias, se han «resistido» mejor que otras.
Castilla y León, por ejemplo, vuelve a encabezar el ranking de los más gastosos, con 82,19 euros de inversión media por persona en 2011. Y subiendo. Este año, a principios de noviembre (últimos datos oficiales disponibles), ya iba por 101 euros empleados en comprar lotería de Navidad. Le sigue La Rioja, que pasa de 80,88 a 100 y Asturias, de 78,91 a 98.
Más habitantes, más suerte
Con cierta distancia, se encuentran los habitantes de Madrid (69,28), País Vasco (67,78), la Comunidad Valenciana (62,11), Cantabria (61,23), Castilla-La Mancha (59,17) y Cataluña (57,54). En el otro extremo, las que menos invierten son las comunidades de Andalucía, con 39,25 euros por persona, Canarias, con 34,36 y Baleares, con 32,89. En cualquier caso, estas también, las más recatadas, suben la inversión.
Todas las comunidades han gastado más en lotería que el año pasado. Mucha más gente ha jugado, incluso los que no juegan nunca a nada. Ni al bingo. La explicación es que las crisis económicas conducen a una necesidad mayor de ilusiones, de sueños, de magia, de golpes de suerte. En la Universidad Carlos III, el politólogo y sociólogo Francisco Javier Ruiz, experto en juego, explica que «este año se ha gastado más dinero pero en cantidades más pequeñas», es decir, «ha jugado más gente pero la cantidad jugada ha sido menor». Esta tendencia se debe, según el profesor, al efecto de la crisis como «un fenómeno estable, continuado, perceptible por el ciudadano». «En estos momentos, la ilusión de poder ganar un ingreso extra pesa mucho», sostiene. Se percibe como «una inversión baja con un rendimiento muy alto» que, además, tiene tradición, respaldo social y cultural..., y está bien visto.
Los datos corroboran sus palabras. Aunque el número total de personas que ha jugado esporádicamente durante el año ha descendido levemente, apenas un 4%, («son los más afectados por problemas económicos, que lo están pasando muy mal, y se han desprendido de los gastos superfluos como la lotería», subraya este sociólogo), sin embargo, entre los que juegan habitualmente a algo (quinielas, apuestas, póquer...), que suman un 80% de la población y padecen menos dramas económicos (ya que disponen de ese extra de dinero mensual), la cifra ha aumentado desde un 16% a un 41% –desde el 2009 al 2011–. «La población que ha notado la crisis pero no sufre tantos aprietos económicos, está comprando muchísimo más», subraya Ruiz, que ha dirigido decenas de estudios sobre el tema.
Las estadísticas proporcionadas por Loterías y Apuestas del Estado coinciden es el aumento de inversión general. En cuanto a las comunidades más afortunadas, donde más veces ha tocado el primer premio del sorteo de Navidad, el «gordo», son Madrid (73 veces en la capital, dos en Alcorcón y una en Aranjuez, Fuenlabrada, Parla, San Sebastián de los Reyes y Torrejón de Ardoz) y Cataluña (38 veces en la capital, cuatro en Vic, dos en Sabadell y una en Sitges y otras ocho poblaciones). En cuanto a ciudades, encabeza la lista Sevilla, con 15 veces en la capital, Bilbao, Valencia y Zaragoza, con 11 cada una, o Cádiz, con 10 golpes de fortuna en la ciudad.
«Los lugares con más suerte no son sino los más poblados», afirma Ruiz. Toca más donde se juega más. El profesor da un ejemplo sencillo: «Si yo tengo 99 números y tú uno, ¿quién tiene más opciones de que le toque?». Las provincias de Madrid o Barcelona cuentan con el mayor número de habitantes, con mayores núcleos de población (por encima de los 250.000 habitantes). «Seguro que en Teruel o Zamora ha tocado menos, obviamente, porque hay menos gente y menos gasto», añade. La prueba la tenemos en la provincia de Huelva, una de las menos agraciadas históricamente junto con Ávila. No es un sino fatal, «es que están menos pobladas», sostiene Ruiz. El caso es que, a veces, el que posee sólo una papeleta (frente al de 99), se lleva el premio. Y de ahí la magia. La esperanza.
Tradición mendicante
Los cruces de datos afloran estos días. Muchas encuestas hechas por Internet, teléfono y empresas estadísticas a veces llevan a confusión. Según el profesor Ruiz, «mucha gente miente». ¿El motivo? «A veces sienten vergüenza de reconocer que no han gastado nada en lotería (porque no tienen dinero) o, al revés, porque han gastado demasiado». El experto señala que se debe tener en cuenta que la cifra de gasto medio por habitante no se corresponde con lo gastado realmente ni con cuánta lotería posee un ciudadano ya que puede haber comprado en otra comunidad, pueden habérsela regalado y otros mil factores. En este sentido, Ruiz subraya que no hay tanta diferencia entre comunidades autónomas a la hora de comprar décimos: «Si se observan las medias entre el número de habitantes, el patrón de comportamiento del conjunto de España es muy similar al de las diferentes provincias».
Sin embargo, en el estudio sociológico de patrones loteros encontramos curiosidades. Castilla y León, por ejemplo, es junto a Andalucía y Castilla-La Mancha donde menos se gasta en juego durante todo el año. Sin embargo, en Navidad, junto con País Vasco, emplea más dinero para el «gordo» que cualquier otra comunidad. Las razones pueden ser culturales. «Hay lugares con patrones de modernidad menos establecidos, modelos de sociedad más tradicional en los que también pesa el factor religioso. Castilla y León, Castilla-La Mancha o Andalucía, por ejemplo, emplean menos dinero en otros juegos por el tradicional control de las actividades del ocio, del sexo, de la actividad cultural mal vista. Aquí entraría el juego». Sin embargo, la lotería constituye una actividad, podría decirse, «bien vista» por la Iglesia a causa de su origen mendicante. De ahí que en Navidad, fecha de tradiciones y familia, comunidades como Castilla y León, que no juega nunca, gaste más que ninguna.
La media de gasto de este año en lotería de Navidad ya superaba los 70 euros en el recuento oficial de noviembre –los datos finales se obtendrán esta semana–. Cada español aumentó por lo menos en 13 euros el gasto de 2011, que fue de 57. A algunos les habrá compensado.
Soria, la que más dinero gasta
Si Castilla y León es la comunidad que, en gasto por habitante, más invierte en la lotería de Navidad, es Soria la provincia donde más dinero se gasta. Los sorianos, en 2 011 –últimos datos confirmados por Lotería y Apuestas del Estado– gastaron casi 200 euros (199,15) por persona. Detrás de los sorianos, cada ilerdense, estadísticamente hablando, puso 163,9 euros en la esperanza de cambiar de vida con el «gordo». La tercera provincia es Segovia, donde el año pasado cada habitante gastó de media 113,12, euros. En Segovia, entrar en el tercer milenio les ha dado suerte. El «gordo» tocó en 2000 y 2002. En total, en 2011 se gastaron 2.681.451.060 euros en décimos y en términos absolutos fueron la Comunidad de Madrid y Cataluña y después Andalucía las que más dinero se dejaron en Navidad.
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