Valencia C.F.
Mestalla superará el tiempo sin fútbol tras la riada de 1957
El coronavirus está causando más daños en Valencia de los que causó la riada.
El campo de Mestalla superará ampliamente durante la actual crisis por la pandemia del coronavirus la inactividad de casi dos meses que registró como consecuencia del desbordamiento del río Turia que asoló Valencia en el otoño de 1957.
Entonces, hace más de 62 años, el estadio quedó completamente inundado tras la fuerte avenida fluvial provocada por unas lluvias muy intensas en la noche del 13 de octubre y no se pudo utilizar hasta diciembre, lo que supuso la etapa más larga sin fútbol en ese campo, al margen de los periodos de descanso estival.
Mestalla no acogió partidos desde el domingo 6 de octubre, día en el que empató a dos goles contra el Real Madrid hasta el 8 de diciembre, fecha en la que se volvió a jugar sobre su césped en un Valencia-Zaragoza que los locales ganaron por 3-1.
Aunque esas fechas apuntan a que fueron más de dos los meses en los que no se jugó, el periodo que se debe tener en cuenta para marcar la situación empieza justo una semana después, puesto que la riada se produjo el domingo 13, horas después de que el Valencia hubiera empatado sin goles contra la Real Sociedad en Atocha.
El equipo tuvo problemas para llegar a Valencia a su regreso de San Sebastián y el club necesitó encontrar campos alternativos para entrenar, pero lo peor fue que el estadio quedó completamente arrasado, el agua desbordaba el túnel de vestuarios y las sillas de enea de su tribuna se habían visto desplazadas desde allí hasta los graderíos de los fondos.
Aquella, según narra el periodista Paco Lloret en su libro "Camp de Mestalla. Un recorrido por la historia", fue la mayor desgracia vivida por el estadio desde su inauguración en 1923.
En sus páginas se detalla que el terreno de juego quedó impracticable y que los daños obligaron a realizar trabajos durante varios meses, al tiempo que se recuerda que algunas personas no tuvieron más remedio que refugiarse en la rampa que da acceso al anfiteatro durante la noche del desastre.
Testimonios como el de Joaquín Aracil, que fue secretario general del club, señalan que la inundación alcanzó el larguero de las porterías. Ante la puerta del vestuario local una placa situada a tres metros de altura ha recordado hasta dónde llegó el nivel del agua.
En la actualidad, el problema es diferente. El estadio está en perfectas condiciones y con un mantenimiento ajustado a las necesidades propias de los momentos en los que no hay competición, pero el tiempo sin uso, que todavía no se puede concretar, va a ser mayor, pues los casi dos meses sin fútbol de entonces se van a superar.
La actual crisis, aunque de naturaleza muy diferente, provocará una inactividad más larga, pues en caso alguno va a ser será posible que Mestalla se vuelva a utilizar a principios de mayo, tras haber acogido su ultimo encuentro el 10 marzo y a puerta cerrada ante el Atalanta en la Liga de Campeones.
En 1957, tras quedar el campo en un estado catastrófico, el problema deportivo se resolvió con la autorización federativa para que todos los partidos previstos para las siguientes semanas se jugaran a domicilio. Únicamente se aplazó el fijado en Mestalla para el domingo inmediato, 20 de octubre, ante el Sporting de Gijón.
El Valencia volvió a la competición en Bilbao ante el Athletic el día 27 (3-2) y después visitó de forma consecutiva a Valladolid (6-3), Espanyol (0-0), Celta (3-2) y Atlético de Madrid (2-2), antes de recibir al Zaragoza el 8 de diciembre. A mitad de esa semana y tras recibir al Sporting se normalizó el ritmo competitivo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar