Cine
Las chicas malas de Korine
Estrena «Spring Breakers», con las «teen idols» Selena Gómez y Vanessa Hudgens
Para comprender la última marcianada de Harmony Korine hace falta conocer las costumbres norteamericanas. En EE UU, es frecuente que los jóvenes de los últimos años de instituto y los primeros de universidad se lancen a una suerte de vacaciones descontroladas llamadas «Spring Break», un paréntesis de juergas interminables en las playas americanas –léase Florida en este filme– con el sexo, las drogas y el alcohol como único vehículo y meta a la vez. Las cuatro protagonistas de «Spring Breakers» –cuatro hermosos rostros posadolescentes: Selena Gómez, Vanessa Hudgens, Ashley Benson y su propia esposa, Rachel Korine– van algún paso más allá junto a un camello rapero –James Franco con dentadura de oro– cuya filosofía se resume en un fajo de billetes y una colección de semiautomáticas.
Explosión plástica
Korine, un cineasta marginal y poco pródigo –fue coautor del guión de «Kids», de Larry Clark, en 1995, y dirigió «Gunmo» en 1997; desde entonces, ha hecho poco más– ha plasmado ese viaje en una explosión plástica de neones, cuerpos en bikini y colores chillones. Una apuesta estética con la que, asegura, ha retratado a la «generación Youtube», si es que existe tal cosa. «Es indicativo de esa cultura y ese lugar. Sentí que el estilo, la estética, los colores, las imágenes, los sonidos, eran un reflejo del asunto, en cierto modo. La estética, las referencias vienen de muchos sitios, es como una mezcla de momentos, del "zeitgeist"actual». En ese retrato viaja por una América que tiene poco que ver con la de las postales turísticas. «No he tratado de lanzar ningún mensaje político, se trata más de mostrar una sensación; me gusta enseñar lugares que tienen una gran energía, algo casi tangible –explica el director–. Yo lo veo como una recreación impresionista de esos lugares. Las películas son como la vida: lo significan todo y nada a la vez». El cineasta trató de encontrar una «narrativa líquida»: «El tiempo casi no importaba, se trataba más de buscar el momentum y la energía. Es casi como si fuera música, trance o electrónica, algo en lo que las cosas se repite, regresan. Buscaba esa sensación». Korine podría haber optado por otro tipo de actriz, menos angelical digamos, pero su elección transforma en lolitas desmelenadas a dos ex del universo televisivo de Disney, Vanessa Hudgens y Selena Gómez. Paréntesis a propósito de la última: en la rueda de prensa previa a las entrevistas, y durante éstas, se prohibieron expresamente las preguntas sobre Justin Bieber; me perdonarán si no les confirmo si los chicos han cortado, han regresado o se han casado por el rito zulú; por quien firma, como si se la lían con papel de fumar. Fin del paréntesis. «Pensé que era interesante porque las chicas representan esa cultura, la mitología pop que está tan entrelazada con la cultura contemporánea. Y me gustaba la idea de que fueran contra las expectativas creadas a su alrededor», explica Korine sobre su peculiar casting.
Esa mitología pop de la que habla se traduce en el uso de temas de Skrillex, The Black Keys y Nicki Minaj, o un par de guiños a Britney Spears, convertida en musa generacional. «Era lo que sonaba en la radio», dice con desgana Korine sobre sus motivos. Cuando se le pregunta si eso es lo que él escucha, sentencia: «Yo oigo toda clase de música. Lo único que no me gusta son los tipos blancos con una guitarra». Lo cual deja fuera a media historia de la música. En fin.
El detalle
DESDE DISNEY
Gómez, Benson, Korine y Hudgens pasaron por Madrid, donde defendieron la película, un salto en sus carreras: «Es un filme que nos va a hacer crecer», aseguraba Selena Gómez.
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