Crítica de cine
«Las sesiones»: Sexo complejo
Dirección y guión: Ben Lewin. Fotografía: Geoffrey Simpson. Intérpretes: John Hawkes, Helen Hunt, William, H. Macy. USA, 2012. Duración: 94 min. Melodrama.
A menudo las historias protagonizadas por tetrapléjicos, paralizados de cuello para abajo en camas o pulmones de acero, tienen la eutanasia como pretexto para hacer avanzar la historia y desarrollar los dilemas morales que implica.
Películas como «Mi vida es mía» o «Mar adentro» han hecho de ese debate ético su epicentro dramático. «Las sesiones» se diferencia de ellas en que describe el modo en que un discapacitado de estas características –en este caso, inspirado en el poeta y periodista Mark O'Brien– afronta la pérdida de la virginidad. No lo hace como la penosa «Hasta la vista», estrenada recientemente; su novedad radica en que el pudor disfrazado de condescendencia con que podría tratarse el tema es sustituido por buenas dosis de franqueza y ternura. Tal vez porque el director, Ben Lewin, sobrevivió a la polio, sabe en carne propia que el sexo y la parálisis física no son precisamente buenos amigos. Y que en un cuerpo atrapado, la mente funciona a doble velocidad, creando a la vez miedos y corazas que nos protegen, peticiones de ayuda y el cinismo que las neutraliza. John Hawkes hace un buen trabajo a la hora de expresar la evolución de esa sutil bipolaridad, creando empatía sin caer en falsos sentimentalismos, aunque, desde el guion, la invención del personaje del cura confesor y buenrollista que le sirve de interlocutor sea un tanto trivial.
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