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Moda y jamón, Venecia a bocados y un Arola renovado

la Cata de Katy
la Cata de KatyMarcu Ovidiu

Se acercan las navidades, y apetece una buena pata de jamón. Si la adornamos de glamour, mejor que mejor. Hay que reinventarse, y mientras la agencia inmobiliaria Solvia te regala un jamón si pones a la venta tu casa con ellos (con exclusividad) el famoso diseñador Juanjo Oliva ha diseñado un maxibolsa para el jamón ibérico Señorío de Montanera. marca líder en la elaboración de jamón de bellota 100% ibérico con D.O.P Dehesa de Extremadura, presenta sus cien mejores piezas seleccionadas de la añada 2016-2017 en un packaging de alta costura que lleva la firma del prestigioso diseñador Juanjo Oliva.

Se trata de una maxibandolera de estética militar en edición limitada, confeccionada en cuero y sarga de algodón, que se inspira en los colores de la dehesa extremeña y en los valores de sostenibilidad y artesanía que promueve Señorío de Montanera. Ayer noche tuve el placer de conocer este proyecto de primera mano en la terraza demoda My Way (Gran Vía, 42) con vistas a todo Madrid. Y tuve el placer de entrevistar a Juanjo.

La cata de Katy
La cata de KatyLHueda

Partiendo de la idea de crear un envase que tuviera una segunda vida (que no solo sirviera como funda protectora del jamón sino que también pudiera usarse a posteriori como bolsa de viaje o de deporte), el creador ha confeccionado, en sus palabras, “una pieza que encaja perfectamente no solo con el tamaño del jamón sino con la idea de funda tradicional que suele envolver este producto”. Se trata de una sofisticada bandolera inspirada en el clásico petate militar y en dos de las tendencias que dictan las pasarelas para este invierno, el tamaño oversize y la estética army, y que combina sarga de algodón y vaquetilla, dos materiales naturales que han sido elegidos “por sus resistencia, capacidad de protección y artesanía y sostenibilidad”. “Sus colores suaves, engamados en la familia de los caquis, refuerzan el concepto de naturalidad”, me cuenta.

En este producto, que contribuye a crear marca España, se fusiona la moda con la gastronomía. Por su parte, el creador afirma que “el reto a la hora de diseñar este producto ha sido huir de la obviedad, buscar la relación lógica entre continente y contenido para dar lugar a un packaging que tuviera una segunda lectura, que fuera un regalo en sí mismo, añadiendo, así, el factor sostenibilidad a la ecuación”.

Dejando a un lado nuestro jamón y por darle la bienvenida a las sardinas venecianos, increíble mi experiencia en El Bacaro. Me atrevo a decir que podríamos estar ante el mejor italiano de Madrid. Sé que cada vez que escribo en La Cata de Katy de restaurantes italianos os hablo maravillas del sitio en cuestión. Pero hay mundo más allá de la pizza y la pasta. Y este es el caso de un italiano con sabor a Venecia. Ubicado al lado de la Glorieta de Quevedo y escondido en una calle muy discreta pero que acoge magia pura para el paladar, nos podemos trasladar al Véneto. El Bacaro de Fabio Gasparini (Calle Hartzenbusch, 9) es uno de ellos y ya está dando mucho que hablar en el barrio de Chamberí, junto a Fuencarral, a pesar de llevar en Madrid unas pocas semanas. Y es que han arrancado conquistando con recetas caseras típicas y artesanas pero genuinas. Se trata de un local pequeño pero con un gran ‘corazón’, porque tanto la cocina, como la bodega y el servicio destacan en calidad, versatilidad y buen hacer. Detrás de esta idea están los hermanos Aarón y Mesala Guerrero y el chef Fabio Gasparini en los fogones. Este cocinero, especializado en su gastronomía nativa, lleva ya 12 años en España haciendo como nadie gala de lo suyo y trabajando por ejemplo para la Embajada italiana en Madrid.

En cuanto al nombre del local, un ‘bacaro’ es una tasca típica de Venecia, donde se puede comer o cenar, pero sobre todo son los elegidos para tomarse un vino acompañado de un cicchetti, la versión veneciana de nuestra tapas. Sin embargo la oferta de este recién llegado va más allá de los pinchos… y destaca sobremanera una de sus pastas, la Carbonara originale, con yema de huevo, queso pecorino y guanchale que sin duda se convertirá en un plato digno de peregrinación. Contribuyen a popularizar las originales y deliciosas pinsas (que empiezan a ponerse de moda) y que están a caballo entre una pizza y una focaccia, realizadas de manera artesanal con masa madre, una mezcla de harinas de maíz, arroz y trigo, aceite de oliva y una fermentación de hasta 72 horas. El resultado es una base ovalada, muy ligera y crujiente que resulta más digestiva y que admite diversas combinaciones: Mortadella, burrata y pistachos, Cecina, parmesano y rúcula o La piccante de El Bacaro. Todo elaborado con las mejores marcas de productos italianos. Perfectos para compartir, no faltan entrantes como la Burrata con tres texturas de tomates o el Vitello tonnato y para terminar, su Tiramisú casero, la Pannacotta con miel de trufa o el Mini cannolo siciliano obligan a dejar hueco porque son una auténtica delicia.

Por otro lado, y por retomar la cocina mediterránea, hace ya un año que V Club feat. Arola (Calle Caunedo, 4. Arturo Soria) apareció en el panorama de las noches madrileñas. Único en Madrid, este restaurante encuadrado dentro de un original espacio como es V de Vegas. No solo ha conseguido hacerse con fieles seguidores que disfrutan del ‘toque Arola’ en la cocina y de todo lo que ofrece la sala, sino que de cara a las fiestas, el local se presta a eventos de empresa, grupos de amigos y actos de todo tipo que han encontrado aquí la ‘horma de su zapato’.

Y es que se trata de una experiencia para los cinco sentidos. Comenzando por el gusto, porque la parte gastronómica viene de la mano del laureado y transgresor chef Sergi Arola, que asesora el restaurante y que es el artífice de una carta sorprendente. Después de más de 20 años deleitando con sus personales recetas a las que imprime su sello canalla, aquí se puede disfrutar de sus tapas más icónicas y en los nuevos menús navideños del restaurante aparecen además otras propuestas, exclusivas para estas fechas, elaboradas por el jefe de cocina bajo la supervisión de Arola. Entre las novedades destacan el Cubalibre de foie gras, el Curry rojo de pollo con arroz jazmín, la Crema tibia de bogavante con crujiente de langostinos, la Ensaladilla de centollo y buey de mar con tostaditas de pan de soja, o la Carrillera de ternera, cebolla caramelizada y moscatel. Para los que vengan buscando clásicos no defraudan, de modo que no faltan las Bravas de Arola, su Bomba Barceloneta, las Alitas fritas con salsa kimchi y cebolleta tierna; o su Ensaladilla rusa ‘a bocados’.

En cuanto al sentido de la vista, el oído y el tacto, el espacio en el que se enmarca la cocina de Arola es muy especial. Para eventos más numerosos se puede disfrutar de sus más de 2.000 metro cuadrados, una sala con capacidad para unas 750 personas, una impresionante lámpara de 18.000 puntos de luz, o una terraza de 300 metros cuadrados totalmente acondicionada incluso de cara al invierno, son algunas de las cifras que deslumbran y que lo convierten en el lugar idóneo para celebrar eventos corporativos, cenas de trabajo ¡o fin de año! Para fiestas privadas o reuniones de negocios más reducidas, en la planta superior existe una exclusiva private room para unas 80 personas que ofrece más intimidad, con su propia barra y baño, cómodos sofás y una vista privilegiada sobre la sala principal. Por supuesto, todas estas zonas están equipadas con moderna tecnología audiovisual, y se pueden contratar servicios de photocall, fotógrafos, azafatas, decoración personalizada, chófer, seguridad privada e incluso organizar actuaciones musicales o teatrales en directo.