A cada hora, su joya

Las joyas son el complemento perfecto para conseguir el toque final de elegancia, brillo y distinción a cualquier conjunto. Una joya puede dignificar un vestido sencillo y aportar luminosidad a nuestra mirada. La joyería y bisutería son una forma de expresión que puede hablar (para bien y para mal) de nuestros gustos y personalidad.

Al igual que unos bonitos pendientes pueden atraer todas las miradas, el abuso de bisutería o el barroquismo a la hora de elegir joyas puede proyectarnos como una persona artificial, prepotente e incluso chabacana.

Esta semana se ha criticado mucho la aparición del futbolista Cristiano Ronaldo en una conferencia en Dubai. ¿De qué habló? A nadie le interesa; tan solo ha transcendido la imagen de su mano izquierda: entre el reloj y los dos anillos que lucía se sumaban más de 700.000 euros en joyas. Este tipo de excesos es casi obsceno, sea cual sea el poder económico de la persona que las porta, y más teniendo en cuenta que era un evento de día e informativo. En este caso concreto, el gesto de ostentación del astro portugués se mal interpreta, y en lugar de proyectar una imagen de persona elegante lo hace de excesivamente artificial.

Y es que es importante tener lógica para no lucir un look excesivo y entender que, como siempre, menos es más y la belleza se encuentra en la sencillez. Tampoco hay que confundir caro con bonito: muchas veces, una bisutería bien elegida puede cumplir perfectamente su misión.

Es importante que sepamos elegir las joyas que nos vamos a poner en función de la ropa que llevemos en ese momento, el peinado, el momento del día y el evento al que vayamos a asistir. Y sobre todo, conocer nuestra fisionomía: unos anillos excesivamente grandes acentuarán unos dedos cortos (¿os habíais fijado en lo mordidas que tiene las uñas Ronaldo?)

Según el momento del día

Por la mañana podemos utilizar bisutería, joyería discreta o accesorios que combinen materiales menos nobles como plástico, cuero, nácar o madera. La plata y las piedras de color también son adecuadas.

En las ocasiones más formales y en eventos nocturnos podemos usar joyas más potentes, como collares más grandes, piezas de platino y diamantes y brillantes. Si el evento es de gala o máxima etiqueta, es el momento de lucir nuestras mejores joyas.

Las normas de etiqueta dictan que no hay que llevar relojes con vestidos de fiesta. Es una salvedad, si así se desea, con los relojes joya. Jamás estropeéis vuestro conjunto con un smartwatch por muy tecnológicas que seáis, porque la mezcla se da de patadas.

Un buen conjunto sería unos pendientes más un collar o un broche, pero no ambos. La unión de ambas piezas brillantes te hará parecer a la Reina Letizia en una cena de Estado.

El lugar

En el día a día y para trabajar lo mejor es llevar alguna sortija sencilla, una simple cadena y unos pendientes pequeños. En la oficina tenemos que destacar por nuestra capacidad profesional, no por nuestro vestuario.

En el gimnasio sobran las joyas. Además de estar fuera de lugar, pueden ser incluso peligrosas a la hora de practicar algunos deportes (los deportistas suelen quitarse la alianza o vendársela para no engancharse con la red u otro compañero). Tan solo se permite alguna cadena o una pequeña pulsera de uso diario. La misma norma se aplica a piscinas o playa: llama más la atención un collar de esmeraldas fuera de lugar que un topless, asegurado.

¿y en una cita? Si vas al cine, con la bisutería o joyería de uso diario será suficiente. Si vas al teatro, puedes vestir una joyería más estilizada pero sin pasarse: un collar de diamantes para ir a ver una obra es signo de mal gusto. Si vas a una exhibición de arte contemporáneo, quizá puedas elegir bisutería de aire moderno o étnico.

Antes de elegir las joyas para llevar a una boda, ten claro el vestido, peinado y complementos que vayas a llevar. Tu conjunto debería tener al menos un detalle brillante, que es el fin de este complemento: dar elegancia y animar un vestido demasiado sobrio y romper un outfit aburrido.

Si tu estilo es clásico, el oro y la plata será un triunfo; si eres más atrevida, tus joyas también pueden serlo. ¡Ojo! No mezcles diferentes colores en tus joyas para mantener simetría: si tus pendientes son dorados, que sea así el collar; así evitarás que tu conjunto desentone.

Para eventos nocturnos, formales y festivos en general, no es aconsejable llevar demasiadas pulseras ya que dan una imagen demasiado informal. Y si tienes más de veinticinco años, que no sean de hilo ni cuero. Son demasiado veraniegas y nada apropiadas para la fiesta. Tampoco es momento de llevar pines reivindicativos en la solapa de tu traje o en el abrigo: causas sociales e ideologías políticas no casan con bodas, estrenos ni cenas.

Si dudas con los pendientes, conjúntalo con tu peinado. Si llevas un recogido te puedes permitir unos pendientes más largos, pero con pamela o tocado lo mejor es optar por piezas más pequeñas. Nunca combines pendientes xl con collares grandes, al igual que brazaletes con anillos excesivos. Hay que elegir entre el área de la cara o del cuello para llevar un accesorio llamativo, al igual que en las manos.

Nuestro cuerpo

Como comentábamos antes, es importante conocer nuestra fisionomía para destacar nuestras virtudes: las esmeraldas destacarán el brillo de unos ojos verdes. Una joya en oro blanco, el tono pálido de una tez blanca.

Si nuestras manos son pequeñas, un anillo muy grande las empequeñecerá aún más. Ten atención también en que la pieza no sea demasiada ancha para poder mover los dedos con soltura. Unos pendientes xl son enemigos de un cuello escaso.

¿un consejo final? Lúcete. Como decía Elizabeth Taylor,“adoro usar joyas, pero no porque sean mías. No puedes poseer resplandor, sólo puedes admirarlo”.