La columna de Carla de la Lá
La vacuna contra la imbecilidad
La cuestión es que buscando la vacuna contra el coronavirus hallaron sin querer el antídoto contra la imbecilidad.
La cuestión es que buscando la vacuna contra el coronavirus hallaron sin querer el antídoto contra la imbecilidad. Un poco como cuando Cristóbal Colón llegó a la isla de Guanahani, creyendo que había llegado a la India.
Les explico*: el mal de la imbecilidad hace referencia a una forma grave de estulticia situada entre la debilidad mental y la idiotez, que corresponde a esas personas donde las ideas, siempre provenientes del exterior, penetran por sus sentidos y atraviesan su hueca mollera como flechas, sin encontrar resistencia alguna que amerite reflexión.
Los principales síntomas según un análisis basado en un estudio con 56.000 pacientes son los siguientes: el 80% de los afectados desarrolla síntomas leves (majadería, desconsideración); el14% presenta síntomas graves (falta de empatía, rigor, delicadeza e imprevisibilidad ya que la conducta de los aquejados no responde a ningún fenómeno racional.); y el 6% restante complicaciones serias (insuficiencia neuronal, shock ideológico e inutilidad absoluta).
El ideario del imbécil es como una ensalada repleta de variadas frutas y verduras de temporada, aunque difícilmente combinen entre sí. Por ello, y aunque la imbecilidad no se contagia, sino que se trata de una vulnerabilidad de nacimiento, en casi la totalidad de los casos, la mayor parte de los pacientes piensan que sí es posible transmitirla, extenderla o empeorarla en contacto con el aire de las calles; en consecuencia,la mayoría agradecen las medidas restrictivas de “la covid”, utilizan mascarilla en todo momento (sombrero pescador o bucket hat y gafas de sol, hablan bajito, respiran lo menos posible, no flirtean y, de ninguna manera, fuman.
Los ensayos, en los que participaron 2.077 personas imbéciles, mostraron que el antídoto genera anticuerpos y que produce las llamadas células I que pueden combatir la imbecilidad en modo incipiente e incluso casos más severos o agudos. Sin embargo, la precocidad en su utilización continúa siendo un factor condicionante de eficacia y de ahí el interés de su empleo en asistencia pre-hospitalaria.
La Universidad Reginald Perrin ha manifestado que el antídoto parece ser seguro, permanente y capaz de provocar una respuesta inmune en la fase de pruebas, no obstante queda por demostrar su eficacia contra la imbecilidad en la siguiente fase del ensayo.
La comunidad científica está de fiesta puesto que los hallazgos del laboratorio de la universidad son alentadores, pero hay que enfatizar que todavía es demasiado pronto para saber si esto es suficiente para garantizar el sentido común. Asimismo, falta demostrar si el antídoto puede evitar que las personas imbéciles mientan dado que no se ha descubierto si es por su ineptitud para asimilar, retener y relacionar los elementos o si han desarrollado dicha cualidad como mecanismo rápido y animal de defensa, a sabiendas de su desventaja general.
“Todavía queda mucho trabajo por hacer antes de que se pueda confirmar si el antídoto ayudará a manejar la enfermedad de la imbecilidad en España, tan extendida que podría calificarse de pandemia igual que la covid-19, pero estos primeros resultados son prometedores”, señaló la Doctora Palomino, investigadora jefe del equipo de la Universidad.
El antídoto, técnicamente llamado 13Y14Da1vUeLtaLaPLazaITeNdrA1ReTrAtO, se obtuvo a través de un virus genéticamente modificado que causa encefalitis en los chimpancés pero que no puede causar infecciones en las personas imbéciles, en los idiotas e incluso en otros tan tontos como ellos o más.
“No sabemos el nivel necesario inoculable para lograr en los pacientes un poco de coherencia e incluso, en el mejor de los casos, sentido del humor, pero podemos maximizar la respuesta de la fórmula con una segunda dosis”, ha explicado la portavoz del grupo de investigación.
Con respecto a las reacciones o efectos secundarios, el 70% de las personas imbéciles en el ensayo desarrolló algo parecido al sentido del ridículo o directamente la vergüenza, síntomas que según los investigadores pueden tratarse con paracetamol.
El parlamento, por su parte, por primera vez de manera unánime ha expresado su preocupación y su pesar por las inciertas consecuencias que devendrán de semejante hallazgo.
“¿Un país entero sin imbéciles?” es la pregunta que resuena en todos los despachos de las principales formaciones políticas de este país: “Tendremos que estar unidos y trabajar juntos sobre los numerosos cambios que la Administración tendrá que acometer con vistas a gestionar una sociedad sin imbéciles o al menos con muchos menos “_anticipan fuentes del gobierno; de hecho, el Ejecutivo ya está formalizando reuniones y grupos de trabajo con los principales agentes empresariales para paliar los efectos de la crisis de carácter “multiorgánico”que, en opinión de los portavoces, se nos viene encima.
Pese a los muchos resquemores del aparato político español, el objetivo principal de la Comunidad Científica es garantizar que el antídoto sea lo suficientemente seguro como para suministrarlo a la población afectada de manera gratuita a partir del septiembre.
*Nota aclaratoria para los afectados susceptibles de solicitar el antídoto: Esta columna escrita de principio a fin en clave de humor.
✕
Accede a tu cuenta para comentar