Belleza

Consejos (de experto) para que el cambio de hora no afecte a tu piel ni a tu cabello

Toma nota antes de tiempo.

Kinga Cichewicz@all_who_wander para Unsplash
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Este inminente fin de semana, más concretamente la madrugada del domingo 25, España retrasará una hora las manijas del reloj para dar comienzo al tan complejo horario de invierno. El cambio no será muy significativo, pero al fin y al cabo nuestra rutina de los últimos meses se rompe y por lo tanto puede dar lugar a múltiples efectos adversos. El organismo tarda en reajustarse a la nueva normalidad y la piel y el cabello también deben hacer un esfuerzo extra para volver al estado inicial.

¿Cómo afecta realmente el cambio de hora?

Pérdida de firmeza de la piel

“El cambio de hora implica cambios en los niveles de melatonina, la hormona que regula nuestras horas de descanso. Dormimos peor durante los primeros días y la falta de sueño tiene un impacto negativo en la piel, ya que provoca deshidratación y falta de elasticidad”, afecta Pedro Catalá, doctor en farmacia y fundador de Twelve Beauty.

Hay un desajuste en los ritmos circadianos que hace que nos cueste más conciliar el sueño y los despertares precoces también son muy habituales. Los efectos no tardarán en hacerse visibles, sobre todo en la zona de la mirada, será seguro la primera en mostrar las consecuencias.

Caída del cabello

El cambio estacional provoca una mayor pérdida de cabello, si a esto le sumamos el cambio de hora, con todos sus efectos, esto tan solo logra potenciarse. “Con la llegada del otoño y el cambio horario los días son más cortos, la exposición solar se reduce y hay menos horas de luz. Nuestro organismo detecta este cambio a través de nuestros ojos, y entiende que no necesita protegerse tan enérgicamente como en verano, cuando la radiación solar es más intensa. Se inicia así un proceso de renovación capilar durante el cual el pelo se cae más e incluso sentiremos que es más fino”, apunta Adolfo Remartínez, fundador de Nuggela & Sulé.

Aiony Haust@aiony para Unsplash
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Aumento de la sensibilidad de la piel

Cualquier cambio genera estrés y en la piel esto se hace notar en forma de una mayor sensibilidad, rojeces, picor o tirantez. No te asustes, es normal.

Pérdida de capacidad de regeneración

Le quitamos luz al organismo lo que provoca un descenso de los niveles de vitamina D. ¿Consecuencia? Según los expertos, la piel pierde parte de su capacidad para activar sus mecanismos de regeneración cutánea y las funciones son más lentas. O lo que es lo mismo, la piel está más apagada, seca y rugosa.