La Columna de Carla de La Lá

Rosario Porto y su hija Asunta

Los crímenes españoles son complicados precisamente por su simplicidad, diría que por su imbecilidad.

Imagen del documental 'Caso Asunta'.
Imagen del documental 'Caso Asunta'.Archivo

Si algún día me llevan a la cárcel por pensar diferente y expresarme con libertad, amigos, elegiría con mucho gusto la de Brieva; para el caso… llevo teletrabajando en casa con mi teletrabajador marido nueve meses (podríamos haber tenido un bebé de no haber estado tan refractarios) y fíjense que he descubierto cuantísimo le quiero aquí encerrados porque si no, con lo que a mí me divierte el crimen español, hace semanas que hubiera cometido parricidio.

A lo que iba, por la cárcel de Brieva, que es esencialmente para mujeres, han pasado famosos personajes de la historia de España, como el exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán, la ex edil socialista en Marbella Isabel García Marcos o la Dulce Neus, condenada a 28 años de prisión por inducir al asesinato de su marido, entre otros. Mi vecino de la infancia Urdangarín habita entre sus altas rejas todo el día rezando (yo haría lo mismo) y pidiendo el tercer grado… Vivíamos muy cerca y alguna de sus hermanas mayores, no las distingo, fue buena alumna de mi padre en la acultad de Medicina.

Aunque dejé la casa y cuidad paternas con 17, cuando vuelvo a Vitoria me he encontrado cien mil veces a los ex Duques de Palma, tomando el aperitivo con su prole de querubines (yo con la mía de pequeños luciferinos) o jugando al tenis en el club, tan monos, todos de la mano, sin escolta... les aprecio sinceramente y estoy apenada por ellos. Y luego esa devoción, al parecer, Iñaki dedica mucho tiempo al rosario y a una imagen de la virgen Blanca, la patrona de Vitoria; yo, como sabéis, no creo en la Virgen, pero me enternece.

Lo dicho, en Brieva, convenientemente remodelada porque el exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán se quejó en su día del frío que pasaba, se alojan, varios de los personajes más POP de nuestra democracia. Rosario Porto, vivía en la cárcel abulense hasta que se quitó la vida esta semana, ya saben, la madre adoptiva de la pequeña Asunta Yong Fang Basterra y con ella, se ha llevado la posible resolución de este turbio asesinato donde sólo la filicida gallega, ya en el infierno, sabe qué ocurrió realmente.

Los crímenes españoles son complicados precisamente por su simplicidad, diría que por su imbecilidad, porque el español profundo es de una falta de agudeza y de un primitivo que se da la mano con la psicosis, con la psicopatía y con la psicopatada...

¿No les fascina La Huella del Crimen? (la serie en la que se recrearon los casos más escalofriantes de la crónica negra española con algunos de los mejores directores e intérpretes del momento). Adoro esa serie, como el crimen ibérico, tan mecánico, tan sordo, tan paleto y ronco... (¿Han visto Fago?, la serie del asesinato del alcalde de ese pueblo de 20 habitantes, en el Pirineo, a manos de un examigo suyo… ¡maravilloso! Amor, odio, braseros, legañas, celos, montañas, nieve, aislamiento, crispación, atraso, rusticidad, aguardiente, narizotas con petequias, jerséis de lana, barbarie, feos…)

Pues bien, los parricidios elevan la complejidad y las incógnitas a la n y ya tratándose de gallegos, ¿eh, amigos gallegos? ¿Creen ustedes que esos padres mataron a la pobre Asunta? ¿Pero si no hay móvil? Es decir, no un móvil comprensible, sano, lógico, cuerdo, productivo, un móvil guay si es que puede existir... ¿la mataron porque no paraba con el violín? ¿Y si eran inocentes? ¡es enloquecedor!

Mi mejor amiga dice que el móvil es sexual, que los padres son dos pervertidos y abusaban de alguna forma de la niña, pero no me cuadra: alguien con el corte de pelo de Rosario Porto no puede tener inquietudes sexuales ¡imposible! Yo no puedo concebir a ninguna madre matando a su hija... Pero ¿quién mata a un niño? Eso no se puede hacer. Y más aún, ¿quién en el s.XXI, en España, en el planeta tierra, adopta una niña china de rasgados y zalameros ojillos y le pone “Asunta”? Sólo una mente absolutamente desorganizada y perturbada ¿un asesino?

Y el asesino de la radial, que destazó a sus dos hijitas vivas y conscientes… (ya en la comisaría, bajo el síndrome de abstinencia rugía: “¡A quien tengo que matar para que me deis un cigarro?”

Y qué me dicen de Ana Julia Quezada... ¡Qué horror!

Mamá: Sí, qué horror, matar a un niño es algo diabólico, pero ¿estrangularlo? Para estrangular a alguien hay que estar muy mal, pero ¿¿a un niño?? Me parece inasumible incluso para un psicópata... Yo, por ejemplo, hijita, si tuviera que matar a un niño le pondría una pastilla en un helado de 4 bolas, con sirope o salsa de chocolate, quizá un banana split con tortitas... delicioso... algo así, pero ¿estrangularlo? Es demasiado cruel.

_Pues parece que también lanzó a su propia hija por una ventana y salió inocente…

Mamá: Bueno, como mi vecina no-puedo-decir-el-nombre, que le pegó un tiro en la sien a su marido y se fue de rositas con su amante.

_ ¿Cómo?

Mamá: Conozco muchos casos así... en México y en España... Ella era una vecina nuestra riquísima... Ya casada, decidió volver a la universidad para terminar la carrera de derecho y allí se enamoró de un estudiante joven y, claro, empezó a sobrarle su viejo marido. Un día pensó: le pego un tiro en la frente y finjo que se ha suicidado y así lo hizo. De pronto irrumpió en el jardín de nuestra casa gritando y se llevó a mi padre, que era el único vecino médico. Al entrar tu abuelo en la escena del crimen dijo que no.

_¿¿Que no??

Mamá: ¡Que no hija! Dijo que ese hombre no se había pegado un tiro por la distancia y la trayectoria de la bala... que al vecino le habían disparado otros desde una distancia de al menos un metro.

_ ¿Y qué pasó con Viviana (pongo ese nombre ficticio a la asesina porque me parece feísimo)? ¿Fue a la cárcel?

Mamá: ¡Qué va, hija! Contrataron a uno de los mejores abogados del país y salió libre y se dedicó a vivir el dolce far niente y el lujo viajando por el mundo con su amado... Incluso vino a visitarnos a Vitoria hace años… ¡Encantadora!

_ ¿Qué? ¿La recibiste en casa?

Mamá: ¡Ay hija, cómo eres!, nunca se demostró nada...