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La última tabla de salvación de los matrimonios en tiempos de pandemia

La Covid19 ha modificado la manera de relacionarse de las parejas estables. Acudir a terapia de pareja es la mejor manera para reconducir una relación exitosa.

Max Marieges y Nathalie Seseña, matrimonio en la película de Fernando Ayllón Ni de Coña
Max Marieges y Nathalie Seseña, matrimonio en la película de Fernando Ayllón Ni de CoñaYuri SuárezYuri Suárez, La Razón

Hay estudios que demuestran que más de la mitad de los matrimonios no han tenido relaciones sexuales durante la pandemia. Era lógico pensar que el estar encerrado en casa podría haber favorecido los encuentros, pero sin embargo el estrés, la sensación de estar encerrado y la incertidumbre ha hecho mella en una gran parte de las parejas. Esta convivencia forzosa ha desencadenado en un aumento de litigios e inicios de divorcio, una situación que quizá podría evitarse si los cónyuges decidieran acudir a terapia de pareja.

Tomar la decisión de hacer una terapia nunca es fácil porque tan solo aceptar que hay un problema en la relación que no pueden solucionar por sí solos suele ser un duro golpe para ambos. Sin embargo, recurrir a la terapia de pareja es una excelente opción para quienes quieren salvar a su relación y no dejarse arrastrar por recriminaciones, culpas, ego y dolor.

En estos momentos tan difíciles que estamos viviendo, se acaba de estrenar en nuestro país una película que habla (en clave de humor) sobre terapia de pareja, Ni de coña. El film, ambientado en el Caribe, es una comedia de enredos que muestra las vicisitudes de cuatro parejas al borde de la ruptura que confían sus matrimonios en una terapia grupal.

Hay quien dice que las parejas se separan porque se conocen”- comenta Max Marieges, uno de los protagonistas de la película-. “Si después de las vacaciones que están destinadas al ocio, ya hay muchas más demandas de divorcio por el hecho de estar las veinticuatro horas del día juntos, es normal que el confinamiento haya acabado con muchísimas parejas: exceso o falta de trabajo, padres haciendo de profesores, ansiedad por lo que pasará en el futuro, bombardeo constante de malas noticias, miedo al posible contagio …”

Y es que el coronavirus ha cambiado la forma en que interactuamos y nos relacionamos con los demás. La disminución de la socialización está poniendo en tela de juicio el papel de la pareja como único confidente, amigo y amante. Para los casados que se han dado cuenta de que no pueden depender de su cónyuge para todo, esa convivencia puede ser vista como una tortura forzosa.

Para Marieges la terapia siempre es positiva y es que, según sus palabras “la mayoría de conflictos que aparecen cuando se convive con otra persona son generados en gran parte por lo que ya llevábamos en la mochila, antes incluso de conocer a nuestra pareja”. Las principales heridas traumáticas que llenan esa mochila vienen de la infancia y son el abandono, la invasión y la vergüenza. Las tenemos en distintas proporciones, y condicionan nuestra forma de relacionarnos”.

El personaje de Max Marieges en la película es un niño grande al que le cuesta asumir las responsabilidades que supone vivir en un mundo adulto. Y al igual que muchas personas, es reticente a la idea de acudir a una terapia. “Iker enfoca la terapia de forma absurda. Mi personaje tiene una relación materno-filial con su mujer. Compensa sus vacíos con el alcohol y la fiesta. Las otras tres parejas acuden a la terapia por distintos problemas que también son muy comunes: la falta de deseo, los celos patológicos y la no aceptación de la identidad sexual”.

Ventajas de una terapia de pareja

La mayor parte de las disputas de un matrimonio son por falta de comunicación o un uso errado de ella, lo que no permite que la pareja descubra que es en sus propias manos donde está la solución de sus problemas. La terapia de pareja permite abrir la mente y el corazón para entender al otro, quitarnos el ego y bajar el orgullo sin ataques. “Culpar a la otra persona no sirve de nada, sino todo lo contrario,- argumenta Marieges- ya que lo más normal es que reaccione a la defensiva y se genere una discusión. Es mucho más constructivo poder gestionar primero lo que nos pasa, y una vez ya no estamos en la ola emocional, buscar el espacio para contarle a nuestra pareja lo que hemos observado que nos sucede y lo que sentimos, de una forma neutra y sin reclamos. De esa forma es mucho más fácil que nos entienda”.

Las terapias de pareja no siempre terminan con un matrimonio que vuelve a estar unido, sino que algunas veces sirve para que los cónyuges se den cuenta que sus caminos tienen que separarse. El actor asegura que la terapia también es útil en estos casos, ya que “a veces la solución es dejarlo. La terapia sirve para comprendernos mejor a nosotros mismos, a nuestra pareja y a no machacarnos con la sensación de fracaso. Si el problema se puede arreglar, se arregla, pero si no es así, la terapia ayuda a dejarlo de manera amistosa y sin rencores. En Ni de Coña la terapia realmente funciona cuando uno se pone en los zapatos del otro”.

¿Un consejo para aquellas parejas que quieren reactivar su relación pero no se atreven a ir aún a un especialista?. El actor e imitador lo tiene claro: probar cosas nuevas para compartir experiencias en común. “Si no se quiere ir a terapia se puede ir a un scape room. Ahora en serio, creo que experimentar en pareja une mucho, estrecha lazos, genera empatía y comunicación y considero que cuanto más alejada esté la actividad de nuestra vida cotidiana más conexión se generará. Una recomendación que a mí me hicieron una vez y agradecí muchísimo fue un taller de tantra en pareja. Algo que une mucho es reír en pareja y qué mejor forma de hacerlo que en el cine con Ni de coña.