Alimentación

5 hábitos de alimentación de las coreanas para mantenerse en forma

Las mujeres coreanas, reconocidas por su cuidado de la piel, presentan una tasa de obesidad del 5%. Sus arraigados hábitos alimentarios serían el secreto de su bienestar

Los nuevos lanzamientos de Atashi basados en la cosmética coreana.
Los nuevos lanzamientos de Atashi basados en la cosmética coreana.Cortesia

Corea del Sur presenta una de las tasas de obesidad más bajas a nivel mundial, con solo un cinco por ciento de su población adulta clasificada en esta categoría, según los datos aportados por la OCDE. Este dato contrasta con las tendencias de incremento de peso que se observan en numerosas naciones occidentales y plantea un interrogante para la salud pública internacional. Su baja tasa de obesidad y resistencia a la pandemia global de sobrepeso merecen un análisis detallado.

En primer lugar, la base de la alimentación en el país asiático se asienta sobre pilares ancestrales, destacando la omnipresencia de los alimentos fermentados. El kimchi, el conocido preparado de col fermentada, constituye un elemento central en casi todas las comidas, aportando una riqueza considerable de probióticos, fibra y vitaminas esenciales. Este componente fundamental de la dieta coreana se vincula directamente con una mejor salud intestinal, una digestión eficiente y un metabolismo de las grasas más activo.

Asimismo, la composición general de la dieta coreana se caracteriza por su equilibrio. Es una alimentación rica en fuentes proteicas saludables como el pescado, el tofu, los huevos y diversas legumbres. Por el contrario, la ingesta de carne roja es muy reducida, lo que contribuye a un perfil nutricional más ligero y menos propenso a la acumulación de grasas saturadas, diferenciándose de los patrones alimenticios occidentales más arraigados.

Hábitos y bebidas milenarias, claves del control de peso

Más allá de los alimentos sólidos, las bebidas tradicionales también desempeñan un papel importante en la estrategia de bienestar coreana. Según señalan desde Vogue, el Boricha, un té de cebada tostada que a menudo sustituye al agua, se consume habitualmente caliente y se le atribuyen propiedades saciantes, la capacidad de regular los niveles de azúcar en sangre, la reducción del colesterol y un efecto positivo en el control de peso. De igual manera, el Sikhye, un agua de arroz fermentada, es una opción refrescante muy popular en verano, y se asocia con la mejora de la digestión y la salud intestinal.

Por otro lado, la forma en que se come es tan crucial como lo que se come. Las costumbres dietéticas coreanas incluyen prácticas conscientes que favorecen la saciedad y el control de las porciones. Es habitual que se ingieran raciones más pequeñas y se detenga el consumo antes de alcanzar la plenitud total. Además, la masticación lenta y el uso de palillos contribuyen a prolongar el tiempo de la comida, permitiendo que las señales de saciedad lleguen al cerebro de manera más efectiva.

En este sentido, el éxito de Corea del Sur en mantener a raya las tasas de obesidad no es fruto de un único factor, sino de una combinación armoniosa de hábitos dietéticos y conductuales. Las prácticas milenarias de una alimentación basada en productos naturales y fermentados, junto con una atención plena en la ingesta, ofrecen una perspectiva. Estas pautas orientales podrían considerarse un referente para Occidente, que se enfrenta a desafíos de salud pública de envergadura relacionados con el sobrepeso y la obesidad.