
Suelo pélvico
Las 6 señales de alarma que indican que tu suelo pélvico está debilitado y que no debes normalizar
A pesar de ser fundamental para la salud y el bienestar femenino, el suelo pélvico sigue siendo un tema rodeado de tabúes y desconocimiento.

El suelo pélvico, una estructura fundamental pero a menudo ignorada, se revela como un pilar central para el bienestar diario. Es una estructura formada por músculos, ligamentos, fascias y tejido conjuntivo que cierra la parte inferior del abdomen. Su importancia es de calado en la salud general de hombres y mujeres.
Además, esta red de tejidos desempeña funciones vitales, desde el sostén de órganos hasta el control de esfínteres. Es crucial para el correcto funcionamiento del sistema urinario y digestivo, evitando la incontinencia. Asimismo, su papel es esencial en la función sexual, reproductiva, postural y respiratoria.
En este sentido, en la mujer, el suelo pélvico sostiene la vejiga, el útero y el recto. En el hombre, se encarga de dar soporte a la vejiga y el recto, y colabora activamente en el sostén de la próstata. Esta capacidad de sujeción es lo que previene numerosos problemas.
Señales de alarma: cuando el suelo pélvico avisa
De este modo, la disfunción de esta área, que afecta la calidad de vida, puede ser de dos tipos. Por un lado, un suelo pélvico hipertónico tiene músculos contraídos en reposo, lo que los debilita y causa dolor, incontinencia urinaria y dolor en las relaciones sexuales, según apuntan desde Vogue. Por el contrario, si es hipotónico, los músculos están flácidos y poco reactivos, perdiendo sostén y cierre de esfínteres, llevando a incontinencia, prolapsos y menor placer sexual.
Asimismo, existen señales de alarma que alertan sobre un suelo pélvico debilitado. Estas incluyen escapes de orina, gases o heces, urgencia miccional, estreñimiento,dolor o pérdida de placer sexual, y goteo posmiccional. Reconocer estos síntomas es clave.
Además, diversos factores comprometen la salud de esta estructura. En mujeres, las razones anatómicas, el peso del embarazo, traumas obstétricos y la caída de estrógenos en la menopausia son causas frecuentes. Para ambos sexos, el estrés, sedentarismo, sobrepeso, tos o estreñimiento crónicos pueden perjudicar el suelo pélvico, destacando su naturaleza multifactorial.
En definitiva, la buena noticia es que estos problemas no son irreversibles. El suelo pélvico puede y debe ser entrenado y cuidado a lo largo de la vida. Es posible recuperar su salud y función, si bien requiere una valoración profesional para un plan eficaz, mejorando así el bienestar.
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