¿Cuál es el origen histórico de la sauna?

Desde estructuras rústicas hasta lujosos complejos de alta tecnología, los saunas han recuperado su estatus como espacios de bienestar. Aunque la actual pasión por la sauna contrasta con sus orígenes, que se remontan aproximadamente a 10.000 años, su práctica sigue siendo un componente esencial en la cultura y la identidad de diversas comunidades alrededor del mundo.

Los orígenes de la sauna se remontan a una versión rudimentaria: un hoyo excavado en la tierra con piedras calentadas por una fogata. Este método, según Dalva Lamminmäki, folclorista e investigadora de la cultura del sauna en la Universidad de Finlandia Oriental, evolucionó con el tiempo. Las primeras casas "para sudar" de la Edad de Bronce, desenterradas en el Reino Unido e Irlanda, destacan la antigüedad de esta práctica. Además, otras culturas, desde el antiguo mundo islámico hasta las civilizaciones indígenas de México y América del Norte, tenían sus propias tradiciones de baños de sudor.

La práctica de la sauna no se limitaba al bienestar personal; históricamente, se utilizaba para diversas funciones, como cocinar, secar lino, fabricar jabón y cuidar de los enfermos. También desempeñaba roles ceremoniales y espirituales. La sauna se consideraba un lugar liminal, conectando el mundo de los vivos con el de los muertos.

En la actualidad, la sauna ha evolucionado más allá de su función práctica y espiritual. Muchas personas lo incorporan a sus rutinas de autocuidado, convirtiéndolo en un componente esencial junto con prácticas como el yoga, masajes y tratamientos faciales. A pesar de su antigüedad, la sauna sigue siendo un elemento relevante en la vida cotidiana de las personas, manteniendo su esencia como un lugar de igualdad, bienestar y conexión social.