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Nicola Sturgeon dimite como primera ministra de Escocia tras ocho años en el cargo

La líder nacionalista está en el punto de mira por una crisis sobre los derechos de las personas transgénero

Nicola Sturgeon ha anunciado este miércoles su dimisión como ministra principal escocesa, lo que debilita aún más el movimiento nacionalista escocés que, ante la negativa de Londres para celebrar un nuevo referéndum de independencia, había planteado las próximas elecciones generales -previstas para el próximo año- como una consulta de facto.

"Hoy anuncio mi intención de dimitir como ministra principal y líder de mi partido", ha afirmado Sturgeon, que no obstante ha aclarado que no es una salida inmediata, sino que permanecerá en ambos puestos hasta que el Partido Nacional Escocés (SNP) elija un sucesor.

La líder escocesa ha apelado al "sentido del deber" y al "amor" por el partido y el "país" para justificar una decisión que, como ha apuntado en varias ocasiones, no es tan repentina como cabría parecerse. Así, ha reconocido el desgaste que ha supuesto su larga etapa en el poder y, más recientemente, hacer frente a desafíos como la pandemia de COVID-19 -"con diferencia, es lo más duro que he hecho", ha admitido-.

Sturgeon ha aclarado que no se debe a "presiones a corto plazo", a pesar de que ha habido "temas difíciles" en la etapa más reciente. El Gobierno ha sido objeto de críticas en las últimas semanas, entre otros motivos, por la ley que favorece la reasignación de género, bloqueada desde Londres y criticada por grupos conservadores.

Desde que tomara la riendas del Partido Nacionalista Escocés (SNP) a finales de 2014, Sturgeon se había convertido en una de las políticas más respetadas de la última década. Pero desde hace semanas estaba en el punto de mira por una importante crisis autoinfligida sobre los derechos de las personas transgénero, a raíz de la polémica generada en torno a la primera mujer trans condenada por violar a dos mujeres antes de cambiar de sexo mientras esperaba juicio.

En un principio, Isla Bryson (conocido antes como Adam Graham) fue remitida a la prisión de mujeres de Cornton Vale, en Stirling, pero después de ser declarada culpable por las violaciones ahora ha sido trasladada a una prisión masculina.

El caso tenía lugar apenas semanas después de que el parlamento de Edimburgo aprobara una controvertida ley que reducía la edad para cambiar de género a los 16 años y eliminaba la necesidad de un diagnóstico médico. El Gobierno central de Londres bloqueaba a principios de este año la normativa escocesa utilizando, por primera vez en la historia, la sección 35 de la Ley de Escocia. Y no son pocos los escoceses que consideran que Downing Street ha hecho lo correcto.

La controversia había puesto en jaque al Gobierno de Edimburgo provocando una caída en el apoyo de la independencia: del 53% ha pasado al 47%, según la última encuesta de YouGove, la cifra más baja desde la primavera pasada. La popularidad de Sturgeon cayó en picado en la calle. Y a nivel interno su liderazgo entre las filas nacionalistas, ya cuestionado sobre la estrategia para celebrar una nueva consulta secesionista, se vio aún más dañado.

El próximo mes, la formación celebrará una conferencia extraordinaria para establecer la nueva estrategia en torno a la secesión. El pasado mes de noviembre los jueces del Tribunal Supremo de Londres decidieron, por unanimidad, que el Parlamento autónomo de Edimburgo, que posee una mayoría de diputados partidarios de celebrar un nuevo referéndum de independencia para Escocia, no cuenta con la autoridad para organizar un nuevo plebiscito sin el consentimiento del Ejecutivo central del Reino Unido. Sturgeon planteó entonces las próximas elecciones generales previstas para 2024 como un referéndum de facto. Pero un importante sector de sus filas no estaba de acuerdo con el plan.