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Descanso y altas temperaturas

¿Cómo dormir mejor en una noche de calor?

El desafío de conciliar el sueño cuando el termómetro no da tregua en las noches de verano

Moverse mucho en la cama al dormir es más común de lo que pensamos, aunque los expertos aclaran que puede deberse a un problema psicológico Dreamstime

Con el estío ya plenamente instalado, las noches madrileñas, y de buena parte de España, se han convertido en un auténtico quebradero de cabeza para quienes buscan un descanso reparador.

Dar vueltas en la cama, despertarse una y otra vez y sentir que el sueño no ha sido de calidad es una estampa cada vez más habitual, con consecuencias directas en nuestro día a día. El cuerpo humano posee un mecanismo interno de regulación que se ve directamente afectado por las altas temperaturas, impidiendo una correcta inducción y mantenimiento del descanso.

Así lo detalla el doctor Carlos O’Connor Reina, otorrinolaringólogo y especialista en trastornos del sueño del Hospital Quirónsalud Marbella, quien subraya la importancia de la temperatura interna para un sueño reparador. Si esta no desciende adecuadamente, el organismo entra en un estado de alerta que dificulta el reposo.

Por qué el termómetro nos roba el sueño

La clave de un buen descanso nocturno se basa en la capacidad del cuerpo para bajar su temperatura interna, un proceso que forma parte esencial de nuestro ciclo circadiano. Cuando el ambiente exterior es demasiado cálido, este sistema de termorregulación se ve alterado, impidiendo que el organismo alcance esa temperatura óptima para inducir el sueño.

Según recogen en El Confidencial, esta alteración térmica puede tener consecuencias directas en la producción hormonal. Concretamente, se puede ver afectada la secreción de melatonina, la hormona fundamental que señala al cerebro que es hora de dormir. Además, se activan mecanismos de alerta como la sudoración, que lejos de ayudar, incrementan la sensación de incomodidad y desvelo.

El resultado de todo este desajuste es predecible y nada deseable: el inicio del sueño se retrasa considerablemente y, una vez logrado, el descanso se fragmenta con facilidad. Esto provoca que la persona se despierte repetidamente a lo largo de la noche, impidiendo alcanzar las fases de sueño profundo necesarias para una recuperación física y mental adecuada.

Estrategias probadas para noches más frescas

Ante el agobio de las noches tórridas, muchos recurren a soluciones improvisadas como las duchas frías antes de acostarse o incluso dormir directamente en el suelo. Sin embargo, el doctor O’Connor Reina advierte que no todos estos métodos poseen la misma eficacia ni son siempre beneficiosos para el organismo.

El experto subraya que no todo funciona con la misma solvencia, y algunas prácticas pueden incluso empeorar la sensación térmica a largo plazo o alterar otros procesos naturales del cuerpo. La clave es buscar un equilibrio que ayude al organismo a bajar su temperatura central de forma paulatina y controlada, sin generar un choque o estrés adicional que termine siendo contraproducente.

Una recomendación práctica que ofrece el especialista para aquellos momentos en los que el calor interrumpe el sueño es evitar quedarse dando vueltas en la cama. En su lugar, es más efectivo levantarse un momento, refrescarse brevemente y volver a la cama. Esta pequeña interrupción puede facilitar que el cuerpo reinicie el proceso de conciliación del sueño, propiciando un retorno al descanso. También se recomienda cenar ligero, sin alcohol y a un horario regular; y utilizar un ventilador o abrir las ventanas.