Sevilla

Siempre ayudaba a los pobres

La Razón
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Desde hace algunos días esperábamos esta noticia. Este miércoles, incluso, hablé con su hijo mayor, que me decía que era cuestión de horas; pero no por esperada, deja de causarnos gran tristeza. Naturalmente, la fe viene en nuestra ayuda y aunque no sepamos el día ni la hora, sí sabemos que aquél que tiene fe en Cristo, con Cristo resucitará. Quiero pedir por su eterno descanso.

Me gustaría recordar ese capítulo de su vida en el que la he conocido más de cerca, cuando vivía en Madrid y me visitaba cada vez que visitaba Sevilla, o cuando me invitaba a comer. Eran encuentros muy sencillos, familiares y, en muchos aspectos, llenos de vida. Dejo constancia de su sencillez, porque la Duquesa de Alba no vivía en un palacio, sino en ese espacio de su fe, de su familia, del amor a su pueblo y a su gente, a las tradiciones. Es el mejor recuerdo, porque recordar no es sólo hacer memoria, sino pasar por el corazón. Era, además, una mujer muy sevillana, muy amiga de las tradiciones, de sus fiestas, de la relación con los demás; y al mismo tiempo una mujer muy liberal, con una gran personalidad, que sabía tomar sus propias decisiones.

Era muy cercana, pero de todos. Se sentía muy a gusto con la gente, una característica muy sevillana, con su marido, con sus hijos, con sus vecinos y sentía como su espacio más querido aquel donde estaba el pueblo, pero nunca fue populista.

No quiero olvidar su carácter caritativo, pues ayudaba mucho a los desvalidos, de una forma en la que nadie se daba cuenta, porque tenía muy presente que de los pobres no se presume, sino que a los pobre se ayuda y se sirve en lo que necesiten. Era una cristiana fiel, coherente y, como todos, con sus debilidades. Siempre respetaba la autoridad del obispo cuando necesitaba alguna autorización, pues tenía claro que una cosa era su deseo y otra aquello que el obispo creía que se debía hacer.

La Duquesa de Alba era una personalidad que formaba parte del ambiente de Sevilla en todos los aspectos. La vamos a echar de menos en la Iglesia, en su Cofradía del Cristo de la Salud y Nuestra Señora de las Angustias, la hermandad de los gitanos; la vamos a echar de menos con su mantilla en Semana Santa; la vamos a echar de menos también en la Feria de Abril.