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Cari Lapique: De las puntillitas a la medusa

Empresaria

Cari Lapique: De las puntillitas a la medusa
Cari Lapique: De las puntillitas a la medusalarazon

Lo suyo no es ponerse delante del fuego, sin embargo la Thermomix la domina a la perfección, para todo lo demás: su marido y su hija

Lo suyo no es ponerse delante del fuego, sin embargo la Thermomix la domina a la perfección, para todo lo demás: su marido y su hija

Su Selfiereceta

Gazpacho con la Thermomix

Ingredientes:

-1 kg de tomates rojos sin pelar

-1 cebolla

-1/2 pimiento rojo

-1/2 cubilete de aceite

-1 chorrito de vinagre

-1 cucharada de sal (tamaño café)

Elaboración: («muy sencilla»)

-Batir todos los ingredientes durante 15 minutos en la Thermomix y dejar enfriar en la nevera hasta que esté en su punto, normalmente con meterlo unas cuatro horas antes de comer es suficiente.

Lo de Cari Lapique es ir contra todo pronóstico. Lo normal es que uno se aficione a algo porque lo ha visto en casa durante la infancia, es así en la mayoría de las veces, pero en la casa de Cari Lapique se tornaron los papeles. A la madre de familia, es decir a ella, no le gusta lo de los fogones y le salió una hija cocinera. «Como mucho me preparo una ensalada o hago cremas y sopas con la Thermomix, donde sólo tengo que meter los ingredientes y se hacen solos». Sin embargo, tiene un marido que borda todos los guisos y que cuando tienen amigos en casa, le piden que sea él quien les elabore una de sus recetas. «A mí me dicen que les haga gazpacho, aunque lo que me suelen pedir es que cocine mi marido, que es quien realmente lo hace en casa, o mi hija Caritina, que es quien suele venir a casa cuando tengo invitados».

Precisamente esta última, sin tener como referencia los guisos maternos, decidió ser cocinera profesional y montar su propio catering, al que su madre recurre para quedar bien con sus comensales. «El plato que mejor me sale es llamar a Cari», bromea.

Nuestra invitada no cocinará pero eso no le impide que le encante comer: «Me encanta la cocina mediterránea porque soy más de comida tradicional y sana. También prefiero que la que hacemos en casa sea de mercado, con alimentos frescos». Para lo que tiene varios proveedores de confianza, «la comida fresca, como carne, pescado, verduras y frutas, la compro en el mercado y el resto en grandes superficies. Y si me lo traen a casa mucho mejor».

Es de gustos sencillos y por un buen tomate, «de esos rojos reventones que te dejan olor en la mano, con un generoso chorretón de aceite extra de oliva y una pizca de sal» reconoce perder la cabeza y los sentidos. Su afición al tomate es tanta, como a las perlas tahitianas que suele lucir en el cuello. Aunque esa lejanía con las sartenes y cacerolas no le impide ocuparse de que no falten cosas imprescindibles: «En mi frigorífico y en mi despensa siempre encuentras pan integral, aceite de oliva, jamón de york, huevos, lenguado, tomates y lechuga, pollo de corral y espárragos».

Cambiando de tercio, reconoce que eso de las mezclas no es lo suyo: «Me gusta ir a comer a un japonés, pero no las fusiones. Prefiero las cocinas auténticas». Al igual que tampoco es una fanática de la «gastrociencia» de hidrógenos y espumas, «fui una vez a elBulli y me encantó como experiencia pero para el día a día soy más clásica».

Sin llegar a la exageración, sí que ha ido modificando sus costumbres gastronómicas, «con la edad he ido tomando conciencia de que hay que comer sano y no sólo por estética. Ello me ha llevado a cambiar muchos hábitos de alimentación, entre otros eliminar de mi dieta productos como el azúcar o lo frito en general». No llega a practicar la, tan de moda, macrobiótica, sino otra de las tendencias: los alimentos orgánicos, «sobre todo cuando viajo a Estados Unidos», apostilla. Eso sí, su retirada de los fritos le hace añorar el sabor osas puntillitas bien doradas de los huevos, algo que ya casi no prueba. Sin embargo, sí hay otros alimentos que han entrado en su diccionario gastronómico, aún sin saberlo, como la medusa que probó en China. «Creo que es lo más extraño que he comido porque, cuando viajo, con una de las cosas que más disfruto es conociendo la gastronomía local. Me parece que es parte de su cultura y que hay que conocerla casi tanto como cualquier monumento o paraje. Aunque no me llevo nada de vuelta porque para el día a día soy muy tradicional».

Mi restaurante favorito

«Tengo tres preferidos, todos en Madrid: Punk Bach (Castellana, 74), El Qüenco de Pepa (Henri Dunant, 21) y Quintín (Jorge Juan, 17). Muy recomendables».