
Salud mental
Este es el secreto para ser más feliz según los psicólogos
La clave para una vida más plena podría estar en un simple intercambio: sustituir la ansiedad o el enfado por aquellas pasiones que dan sentido y propósito a nuestra rutina

La ansiedad, el enfado y la negatividad son estados mentales que consumen nuestra energía y minan el bienestar. Sin embargo, la clave para una vida más plena podría no estar en combatir directamente estos sentimientos, sino en reemplazarlos. Esta es la propuesta del experto en terapia familiar Bob Taibbi, quien defiende un cambio de foco radical: sustituir las emociones destructivas por pasiones y valores que nos definan.
De hecho, la lógica que sustenta esta recomendación es sencilla pero de un alcance considerable. Según el especialista, cuando una persona dedica su tiempo a actividades que le apasionan de verdad, no solo logra distraerse de sus preocupaciones, sino que inyecta en su rutina una dosis de propósito y emoción, dos elementos fundamentales para la salud mental. Estas aficiones, ya sea el deporte, la lectura o el arte, actúan como un ancla que nos conecta con aquello que de verdad nos importa. Actividades que requieren concentración y creatividad, como las construcciones con LEGO que ahora se unen al hip hop, son un ejemplo excelente de cómo canalizar la energía mental de forma positiva.
Asimismo, la estrategia no consiste en plantearse una transformación completa desde el primer día. Al contrario, el método más efectivo es empezar poco a poco, aprovechando pequeños resquicios de tiempo que a menudo se desperdician en pensamientos circulares o en la frustración, tal y como se puede leer en una publicación de GQ. Se trata de identificar esos momentos y redirigir la atención hacia algo que aporte satisfacción.
De la teoría a la práctica: cómo aplicar el método
En este sentido, el propio terapeuta ofrece un ejemplo muy práctico para ilustrar su enfoque. Tras una discusión con otra persona, en lugar de quedarse rumiando el enfado y repasando mentalmente la conversación una y otra vez, sugiere emplear ese tiempo de una forma más constructiva. Alternativas como salir a dar un breve paseo para despejar la mente o sumergirse en las páginas de un libro rompen el ciclo negativo y lo transforman en una oportunidad para el autocuidado.
Además, este principio se puede aplicar a cualquier momento de inercia o desánimo. El estrés acumulado tras una jornada de trabajo o la apatía de una tarde sin planes pueden ser el detonante perfecto para convertir la inercia en acción. El objetivo es desarrollar el hábito de no dejarse arrastrar por la negatividad, sino de utilizarla como una señal para buscar refugio en una actividad que nos aporte serenidad o alegría.
En definitiva, la propuesta consiste en tomar las riendas de nuestro foco de atención. Es una decisión consciente para arrebatarle el protagonismo a la negatividad y cedérselo a aquellas actividades que nos definen y nos hacen sentir vivos, convirtiendo así los baches emocionales del día a día en pequeños peldaños hacia un mayor bienestar y una vida con más sentido.
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