Maestros
Esther, profesora, sobre la vestimenta en un colegio de Barcelona: "Noté algo distinto en el entorno"
Hasta el conserje del centro percibió el cambio
La vestimenta de las profesoras en los colegios o institutos siempre ha sido un tema de conversación entre compañeros de clase. La fama era la sencillez con la que vestían la mayoría y solo algunas destacaban por salirse de lo básico y arriesgaban más. La vestimenta era la clave para saber qué asignatura daba ese profesor.
Hoy esta idea vuelve a tomar fuerza gracias al testimonio de Esther, una joven maestra y creadora de contenido en redes sociales, que al cuidar su forma de vestir ha cambiado como otros la ven e incluso ha influenciado al resto de maestros a cuidar su imagen.
De look básico al cambio de actitud
"Poco se habla del efecto que tiene vestirse bien en un colegio o en el trabajo", explica Esther en un de sus vídeos más comentados en sus redes. Con 25 años y tres en el mundo educativo, reconoce que al principio seguía la costumbre de muchas docentes: ropa cómoda, básica y funcional. "Era lo típico: vestirte con lo primero que pillas porque piensas que no importa demasiado".
Durante un periodo de tiempo sin llamadas para trabajar, decidió aprovechar el tiempo para reinventarse, comenta. "Pensé: ya que tengo tiempo, voy a empezar a arreglarme un poco más". Faldas, camisas, pendientes, botines y americanas pasaron a formar parte de su rutina. "Me sentía mejor conmigo misma y más profesional".
Un cambio visible en el colegio
Al tiempo, Esther fue llamada para cubrir una sustitución en un nuevo colegio. "El primer día fui más discreta, quería observar el ambiente", recuerda. Pero al notar que tanto la directora como otra compañera vestían con un estilo cuidado "con americanas", Esther decidió mantener su nueva imagen. "Empecé a arreglarme más y, poco a poco, noté algo distinto en el entorno".
El cambio no pasó desapercibido. "Un día el conserje -con el que tenía confianza porque era un colegio pequeño- me dijo: 'Desde que llegaste y empezaste a arreglarte más, las maestras se están animando a hacerlo también".
A partir de entonces, el efecto se hizo evidente: más maquillaje, labios rojos, blusas faldas y chaquetas. "Flipé. No imaginaba como algo tan sencillo como cambiar mi forma de vestir podía inspirar a las demás"
El poder del ejemplo
Esther por ver a una de sus compañeras que vestía de manera más atrevida; con sus labios pintados, chaquetas arriesgadas, etc. Le animó a ponerse cosas que no se atrevía. "Arreglarse un poco más te hace sentir más segura de ti misma, mejora el ánimo y puede contagiar buena energía al resto".
La experiencia de esta joven maestra pone sobre la mesa una reflexión más amplia sobre el papel de la imagen personal en el ámbito de trabajo. En un entorno donde la docencia implica ejemplo, presencia y cercanía, la forma de presentarse también comunica.
Una lección más allá de la ropa
Cuidar la imagen, dice Esther, no es cuestión de estética, sino de autoestima. Si tú también quieres sentirte mejor contigo misma y contagiar ese buen rollo, empieza mañana. "Arréglate un poco más y verás cómo cambia todo a tu alrededor".
Una historia que demuestra que vestirse bien también puede ser una forma de enseñar.