Gastronomía
¿Cuál es la diferencia entre un gazpacho manchego y un gazpacho andaluz?
Se trata de dos recetas típicas que comparten nombre pero que son radicalmente diferentes entre sí
Se trata de dos recetas típicas que comparten nombre pero que son radicalmente diferentes entre sí
Una de las cosas buenas que tiene el gazpacho (aparte de lo rico que está y lo fresquito que sienta en verano) es que tiene múltiples interpretaciones; la experimentación ha permitido combinar alimentos fundamentalmente de origen frutal como cerezas, melón o sandía para dar un sabor diferente a la receta. Sin embargo, existen otras combinaciones que, bajo el mismo nombre, son radicalmente diferentes a la concepción original: un ejemplo es el gazpacho manchego, una receta que poco tiene que ver con el andaluz. ¿En qué se diferencian ambos?
El gazpacho andaluz es ese que todos sitúan en el imaginario cuando escuchan la palabra. Es el batido de hortalizas que todos asocian: el tomate (en mayores proporciones que el resto de ingredientes), el pimiento verde, el pepino, el ajo, el pan duro, el aceite de oliva, el vinagre, la sal, el agua y el vinagre se baten todas en un recipiente para producir una masa líquida de color rojizo y ligeramente ácida. Es típica de Andalucía porque se toma frío, y la comunidad es conocida por sufrir altas temperaturas en época veraniega.
El manchego, sin embargo, no tiene nada que ver. El gazpacho típico de Castilla - La Mancha es un guiso atemporal; no es típico exclusivamente del verano, como le ocurre al andaluz, sino que abre un mayor número de posibilidades aunque fundamentalmente se toma caliente. Lo más característico de este plato es que se toma con tortas cenceñas, un elemento que se encarga de absorber todo el caldo que deja la cocción y que queda tierno y suave para comer. La torta cenceña es un pan elaborado sin levadura y de textura más crujiente.
El gazpacho manchego utiliza carnes en lugar de vegetales para constituirse. Es típico utilizar pollo (el campero suele dar más sabor) y conejo, además de las tortas cenceñas. A la ecuación hay que añadirle cebolla, ajo, pimiento, tomate frito (si es natural, mejor), agua, aceite de oliva, sal y algunas especias para dar sabor como pimienta o tomillo.
Básicamente, la receta sigue la estructura de un guiso tradicional: se sofríe la carne con aceite y sal, se añaden las verduras muy bien troceadas junto con el tomillo y las especias. Cuando esté ligeramente cocinado, se suma el tomate frito y se sigue sofriendo durante 5 minutos. Posteriormente, se incluye el agua y se mantiene cocinándose durante media hora. Ya con la carne bien hecha, es el turno de verter la torta troceada para que absorba todo el líquido.
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