¿De qué depende el color de la fruta?

Desde hace dos siglos, los expertos en botánica han sospechado que los colores de la fruta madura evolucionan para atraer a ciertos animales. De ese modo determinadas especies se acercan a consumir determinadas frutas y, de paso, dispersan las células sexuales vegetales para que la planta en cuestión se pueda reproducir. Sin embargo, no ha sido fácil demostrar científicamente esta teoría entre otras cosas porque ni siquiera sabemos si los animales perciben el color del mismo modo que nosotros. Cuando nosotros vemos una cereza rabiosamente roja, ¿estamos viendo el mismo color rojo que pueda ver un pájaro que picotea el fruto atraído por su aspecto? Los seres humanos contamos con tres tipos de células llamadas conos en el interior de la retina. Cada tipo es sensible a una longitud de onda de la luz. De ese modo se activan los receptores de cada uno de los colores primarios (rojo, azul y verde). Por el contrario, algunos animales presentan una mayor variedad de células. Las aves, por ejemplo, tienen cuatro tipos de conos y buena parte de los mamíferos tienen solo dos. Aún así, parece que la teoría de que el color de las frutas depende del animal que las consume podría ser la más acertada. Eso es lo que se desprende, por ejemplo, de un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Ulm, en Alemania, que han analizado la evolución de 97 especies de frutos recogidos en Uganda y Madagascar. Entre ellos se encuentran arándanos amarillos, bayas de color negro o frutas de árbol con piel blanca. En un primer estudio, los expertos analizaron el ADN de los frutos buscando algún tipo de causa genética para su color. Pero encontraron que las frutas que tienen la misma raíz genética o están más cercanas en el tronco familiar no necesariamente comparten las mismas gamas de colores.Sin embargo sí encontraron un patrón universal en otra variable. Las frutas que eran consumidas principalmente por mamíferos suelen reflejar más la parte verde del espectro lumínico mientras que las frutas devoradas por aves reflejan más el rojo. Eso significa que el tipo de animal que come el fruto influye en su coloración. Posiblemente, las aves hayan desarrollado un aparato visual más sensible a la variedad de colores y sean capaces de detectar mejor los colores rojos y chillones con el fondo verde de las hojas. Si se confirma este estudio quedaría reforzada la teoría de que los animales fueron un agente que influyó en la evolución de la coloración de las frutas. Algunas especies sufrieron la presión selectiva de sus consumidores. Animales que ven mejor el verde terminaron provocando que sus alimentos fueran principalmente verdes. Además, se sabe que los factores que condicionan el color de los frutos también afectan a la coloración de las hojas, por lo que la presión selectiva condiciona también las características físicas de toda la planta.