Barcelona
Dos años vendiendo "chöks"y "cronuts"
Más de 46.000 rosquillas gorumet de sabores han vendido en sus dos años de andadura en Barcelona.
Chök- The Chocolate Kitchen abrió sus puertas en Barcelona en 2013 como un espacio dedicado a la difusión del chocolate en el mundo de la gastronomía. El local ha dado una vuelta de tuerca más al uso de este ingrediente desarrollando hasta 200 productos nuevos, a un ritmo de unos cinco por semana. El más solicitado y emblema de la casa es el chök, una rosquilla gourmet elaborada con menos azúcar, menos grasa y un menor tiempo de fritura de la que han creado hasta 32 variedades diferentes combinando sabores dulces pero también salados.
En estos dos años, se han elaborado y vendido la increíble cantidad de 46.000 chöks –rosquillas gourmet de más de 35 sabores- y alrededor de 42.000 cronuts, convirtiéndose de esta forma en los productos más solicitados del local. Y es que si hay algo que define a chök es su espíritu original, fresco y emprendedor: entre sus dulces invenciones de este último año destaca el kruffin, una deliciosa fusión entre el croissant clásico y el muffin.
La constante innovación: ya desde el principio, el equipo de chök se fijó como objetivo introducir cada semana entre cinco y seis productos nuevos, tomando el pulso de las demandas de los clientes y fijando así pautas para futuras nuevas creaciones.
Los inicios no fueron fáciles pero parece que ha pasado lo peor. “Los seis primeros meses de chök fueron duros y críticos. Sin embargo, hoy la empresa se autofinancia y crece por sí sola, y éste es uno de nuestros mayores logros, teniendo en cuenta que empezamos nuestra actividad con el país inmerso en crisis”, ha afirmado Fernando Madrid, propietario de Chök. Las cifras indican que el local ha ido creciendo en plantilla, ventas y el gasto del cliente también es superior que cuando abrieron. Los clientes gastan ahora, de media, un 26% más que hace dos años, indican desde Chök.
La celebración del segundo aniversario de chök coincide con el anuncio de la apertura de su segundo local en noviembre, en el Raval de Barcelona, y más concretamente, en la calle Ramelleres. Con un aire de cocina industrial, en el que prevalecerá el ladrillo visto, el metal y la madera, el nuevo local contará, además, con la cocina vista a la calle y con una oferta gastronómica en la que el chocolate tendrá mayor presencia.
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