Gastronomía
El chef de Maduro: carne envuelta en oro de 24 quilates
Las dotes culinarias del turco Salt Bae no solo han conquistado al presidente venezolano, sino también a «celebrities» como Leonardo Dicaprio y David Beckham
Quien acude a cualquiera de los restaurantes de la cadena Nusr-Et Steakhouse, que el archifamoso Nusret Gökçe posee por el mundo, no lo hace por lo rica que está la comida, qué va, sino por conocer al excéntrico cocinero turco, presenciar el espectáculo que protagoniza en la sala móvil en mano y codearse con los personajes conocidos que ocupan las mesas. Es, por lo menos, lo que opinan los críticos culinarios que se han sentado en ellas. Lo que sí está claro es que después de que se le ocurriera recibir en la sede de Estambul a Nicolás Maduro es seguro que las reservas para tomarse una carne roja han bajado en picado. El primer aperitivo lo ofreció un grupo de venezolanos y cubanos, residentes en Miami, pocas horas después de la visita del líder comunista y su esposa, Cilia Flores, quienes en una escala China-Venezuela realizaron una parada técnica para comer en el local. Los manifestantes se presentaron frente a la sede de Miami cargados de banderas de Venezuela y carteles de repudio al cocinero turco: «Es una burla a un pueblo que está padeciendo penurias. En Venezuela no hay comida y lo más grave es que no hay cómo comprarla», expresó José Alberto Fernández, al tiempo que otras personas le acusaban de ser «un ignorante y de apoyar a un farsante». La reacción de Gökçe fue borrar las imágenes y vídeos «ipso facto» en los que se le ve cortando la carne ante los ojos del mandatario y su mujer. Pero ya era demasiado tarde. Han dado la vuelta al mundo. En ellas, aparece con un sofisticado «look», que poco tiene que ver con el de un cocinero común. En lugar de la clásica chaquetilla blanca o de un delantal, viste camiseta de pico y pantalón oscuro, además de gafas de sol redondas. Sus manos las cubren unos guantes negros para cortar con la precisión de un cirujano la pieza de carne al ritmo de un casi erótico movimiento de cadera. Atendió al líder comunista, quien, tras la comilona, se fumó un puro que extrajo de una caja con su nombre y recibió como regalo una camiseta con el dibujo del chef haciendo el excéntrico gesto que le catapultó a la fama: espolvoreando sal a un filete con la mano, pero antes de caer en él, rebota en su musculoso antebrazo. Una curiosa maniobra que le ha hecho viral en internet y que le valió el apodo de Salt Bae. Y prenda que, por cierto, visten varios famosos, entre ellos, Rihanna. Leonardo DiCaprio, David Beckham y Maradona, que también se han rendido a sus encantos. Lo que no sabemos es si volverán a ocupar alguna de sus mesas. Todos, políticos y personalidades de diferentes ámbitos, han criticado esta visita durante un viaje no oficial mientras Venezuela vive una escasez económica por la inflación.
Estrella de Instagram
El turco no se ha pronunciado. Aun así, continúa con la misma actividad en las redes sociales. En Instagram, cuenta con, nada menos, cerca de 16 millones de seguidores y con 328.000 en Twitter. Curiosos que se interesan por instantáneas como la de un pedazo de carne envuelto en oro de 24 quilates, cómo sirve la salsa a una pieza desde un primer piso o cómo corta un trozo de vacuno colgado del techo. Y ahí también están Sergio Ramos, Ronaldo y Marcelo haciendo el curioso gesto de la sal. Hasta Florentino Pérez y Zidane se fotografiaron con él, ya que acompañó a los jugadores en la final de la Champions. A sus 37 años es el dueño de la cadena Nusr-Et Steakhouse, donde el precio medio sobrepasa los 200 euros y todos tienen lista de espera. El primer local que abrió de los 14 fue el de Estambul, con solo ocho mesas. Le siguieron los de Ankara, Dubái, Doha y Riyadh. En el de Miami sirve cerca de 1.000 comidas al día y el de Nueva York ocupa el espacio China Grill, en el edificio CBS «Black Rock». Tras su inauguración, el crítico del «New York Post» Steve Cuozzo escribió: «El domingo Nusr-Et fue el estafador público número uno. Una comida para tres nos costó 521.45 dólares y nos dejó ansiando un bocadillo».
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