Artistas

Barei, una mujer de negocios en Eurovisión

Bárbara Reyzábal, que hoy representará a España en el festival de la canción con «Say Yay!», pertenece a la multimillonaria familia propietaria del malogrado edificio Windsor, pero ella reconoce que nadie le ha regalado nada.

Su novio. Rubén Villanueva es más que su pareja, ya que también se trata de su productor musical. Un tándem perfecto
Su novio. Rubén Villanueva es más que su pareja, ya que también se trata de su productor musical. Un tándem perfectolarazon

Barei tiene dos caras. La pública, la que todos vemos, es la que nos muestra la televisión y la convierte en nuestra representante este año en el Festival de Eurovision, una joven que esta noche mantendrá sentados delante de la pantalla a varios millones de personas esperando ver si de una vez por todas se rompe la maldición del voto al país vecino y por fin España vuelve a alzarse con el triunfo casi medio siglo después de que lo hiciera Salomé.

De esa Barei conocemos casi todo. Tras quince años dedicada a la música, la madrileña vive ahora el momento más dulce de su carrera: «Una persona de mi entorno coincidió con otra de Televisión Española que le comentó que habían empezado el proceso de selección de los candidatos a Eurovision y decidimos enviar un dossier que resumiera mi trabajo como compositora y nos contestaron pidiéndonos más material», afirma Barei desde Estocolmo en conversación con LA RAZÓN. «Rubén Villanueva, mi productor y yo, seleccionamos entonces canciones que teníamos ya preparadas pero decidimos que ninguna estaba a la altura y que había que hacer una específica para el certamen. Así nació “Say Yay!”».

Detrás de Barei

Rubén es, además de pareja laboral, personal de Barei. «Empecé con él trabajando hace muchos años porque me parecía el mejor para lo que quería conseguir y fue con el tiempo cuando al final acabamos siendo pareja. Dicen que el roce hace el cariño, ¿no?», asegura la cantante. «Formamos un buen tándem, lo que no hace uno lo cubre el otro. Yo escribo en inglés y en español y compongo de una manera. Él hace las cosas de otra forma. Además, tenemos separado y muy claro cómo actuar cuando trabajamos para el proyecto Barei. Yo confío en él porque me parece el mejor, y cuando trabajamos como una banda y apostamos por algo sin recibir nada a cambio como colocar un tema a Malú, por ejemplo». Ambos, responsables del último single de Malú, «Encadenada a ti», también colaboraron con Edurne en su último disco o con la serie de televisión «Velvet». Junto a Rubén ha realizado los dos discos que Barei ha sacado al mercado: «Billete para no volver» (2011) y «Throw the dice» (2015), en cuya reedición aparece «Say Yay!». Como material inédito queda el disco que produjo en Miami ella sola hace casi diez años con músicos de Ricky Martin, Paulina Rubio o David Bisbal.

Si hablamos de la cara privada de Barei lo que nos encontramos es a Bárbara Reyzábal, hija de Fortunato Reyzábal (al que apenas conoció, ya que falleció cuando ella tenía un año) y nieta de Julián Reyzábal, un emigrante burgalés que llegó a la capital en los años 30 con una mano delante y otra detrás y que fue capaz de crear un emporio basado en la producción y la exhibición de películas. Esto le llevó en su época a ser considerado uno de los reyes de la Gran Vía, y eso que su emblema más famoso se erigió en la zona de Azca a finales de los 70 (un año después de su muerte, en 1978): el edificio Windsor, un coloso de 109 metros de altura que terminó pasto de las llamas en 2005 y por cuya venta sus herederos sumaron a su acaudalado patrimonio una cifra que rozó los 500 millones de euros. Muchos son los que se preguntaron aquella fatídica noche qué habría pensado el patriarca al contemplar cómo se consumía su joya de la corona (con permiso del santuario que mandó levantar en 1952 en honor a la Vírgen de Begoña en la localidad madrileña de Miraflores de la Sierra).

Los Reyzábal son los responsables de algunos de los grandes éxitos de los 70. Cuentan que los cimientos del Windsor se pagaron con los beneficios de Ízaro Films, la productora audiovisual familiar responsable de películas tan taquilleras como «No desearás al vecino del quinto» o «Los bingueros».

De hecho, lanzaron al estrellato a la pareja formada por Andrés Pajares y Fernando Esteso. Los cosméticos (la firma Laboratorios Reyza), así como las salas de fiesta (las emblemáticas Xenon o Cleofás también les pertenecían) y las inversiones inmobiliarias (en 2009 compraban a Mutua Madrileña un edificio en el arranque del Paseo de la Castellana por 30 millones de euros) conforman el gran patrimonio que sigue perteneciendo a esta familia, que figura entre las 200 más ricas de nuestro país.

Bárbara (o Barei), que estudió Arquitectura de Interiores, no está del todo desvinculada de las inversiones y empresas del clan, pese a que ella ha centrado desde el principio su carrera en lo musical. En la actualidad, comparte con sus hermanos Julián, Ignacio Jesús y Lourdes (presidenta de la Fundación Raíces) un sitio en el consejo de administración de dos sociedades: Forter Capital (dedicada a la creación artística y los espectáculos) y City Lights Spain, la empresa propietaria de los tres cines más emblemáticos de la Gran Vía: los Callao, el Palacio de la Prensa y el Victoria pertenecen todavía a la familia Reyzábal. «Me han dicho niña bien, pero ¿qué es ser una niña bien!», exclama Bárbara. «Todos destacamos por unas cosas y carecemos de otras. Queremos ser alguien y eso depende sobre todo de tu talento. Tenemos una misión y para conseguirla al final da igual de dónde provengas. Y eso que a algunos parece no importarles que lleve quince años dedicada a la música, quieren hablar de temas que a nadie le importan. Me gusta conseguir las cosas por mí misma, independientemente de a lo que se dedique mi familia. Y no es que considere que tenga que demostrar nada a nadie, no me han regalado nada. Pero si hubiera tenido las cosas fáciles hace mucho que estaría sonando en los 40 principales. He tenido las facilidades de poder estudiar y vivir tranquila, pero todo supone un esfuerzo y sin ese sacrificio las cosas no son reales».

«No me fío de nada»

Mientras hablamos con nuestra representante de este año, de fondo escuchamos gente cantando «¡Que viva España!»: «No sé quiénes son, van vestidos de suecos y me han debido reconocer». Las apuestas no la dan como ganadora, pero sí ha conseguido generar mucho ruido durante estas últimas semanas, lo que hizo que llegara a estar entre las favoritas para alzarse con el primer puesto de este año: «No me fío de nada, así que no me genera ansiedad ni un subidón. Tengo claro que para ganar sólo son determinantes los tres minutos que estás sobre el escenario», asegura la madrileña. Pero si al final lo consiguiera, Barei tiene claro cuál sería su primer pensamiento: «Aparecería un gracias en neón y me acordaría de mi padre y de mi cuñado, Nacho de la Mata, marido de mi hermana Lourdes, fallecido en 2012». Esta noche, en Estocolmo, sabremos si esto sucede.