Museo Thyssen
Blanca Cuesta: «Me hace mucha ilusión ver mi obra en el Thyssen»
LA RAZÓN acompaña a Blanca Cuesta durante la preparación de la subasta de una de sus obras durante una jornada benéfica que se celebrará el próximo lunes en la pinacoteca madrileña.
LA RAZÓN acompaña a Blanca Cuesta durante la preparación de la subasta de una de sus obras durante una jornada benéfica que se celebrará el próximo lunes en la pinacoteca madrileña.
Lleva más de cuatro años volcada en la pintura. En un principio, a Blanca Cuesta le costaba mostrar en público sus obras, siempre estaba presente el qué dirán, pero las buenas críticas y el apoyo de los suyos la llevaron a dar un paso al frente. Ahora sus cuadros han dado la vuelta al mundo y este lunes será para ella un día muy especial por varios motivos. El primero, porque por tercer año consecutivo participará en la subasta solidaria Smylife Collection Beauty Art, cuyas ganancias irán destinadas a la fundación del padre Ángel, Mensajeros de la Paz. Y segundo, porque por primera vez una de sus obras aterrizará en el Museo Thyssen-Bornemisza, que lleva 25 años albergando la magnífica colección que atesoró en su día el padre de Borja y que es el orgullo de toda la familia. «Sin duda es algo que impone, pero no solo a mí, sino a todos los que donamos nuestra obra para esta causa. Al espacio Thyssen le tengo mucho cariño y respeto. Aunque no va a ser una exposición como tal, sino una subasta benéfica, y por lo tanto las obras solo estarán expuestas unas horas en la pinacoteca. Sin duda es algo importante. Es un espacio único y estoy muy ilusionada», asegura a LA RAZÓN. Los preparativos de la subasta han sido a contrarreloj y para Blanca, una semana de infarto. A los nervios que supone organizar un evento como éste hay que sumarle los catarros de sus niños, las tareas de casa y los eventos culturales a los que no quiere renunciar. Ella no solo promociona su obra, sino que aprovecha su popularidad para impulsar la de artistas emergentes. «Para mí es muy importante, es un honor poder aprovechar el ser una persona conocida para fomentar el arte», afirma.
Consciente de la repercusión que ha tenido el hecho de que este año se celebre la subasta Smylife en el Museo Thyssen, ella quiere puntualizar: «Es relevante que se celebre allí, pero yo lo hubiera hecho igualmente fuera donde fuera. Lo más bonito es poder aportar un granito de arena a un buen propósito. Es más, no he tenido nada que ver con la elección del lugar. Me enteré al mismo tiempo que el resto de artistas que este año sería en el Thyssen. Espero que sea un gran éxito y recaude mucho dinero para Mensajeros de la Paz. Estoy segura también de que la madre de Borja está feliz de que este año el Museo acoja el evento porque es una persona comprometida con el arte y las causas solidarias», apunta. «Ojalá tuviera el mismo éxito que la subasta del “Salvator Mundi” de Leonardo da Vinci», bromea Blanca en referencia a la obra del florentino que alcanzó los 450 millones de dólares. Salvando las distancias, las piezas que ella ha subastado hasta ahora han funcionado bastante bien; de hecho, en la primera edición la suya fue la mejor vendida, por 9.000 euros.
La escultura que este año presenta se denomina «Afrodita» y para su creación se inspiró en el mar. «No estoy muy acostumbrada a hacer esculturas, pero poco a poco me han ido saliendo cosas interesantes. Para “Afrodita” he utilizado las mismas técnicas que para mis lienzos, pero ésta tiene más movimiento y volumen, mucho color y textura», apunta. Borja, que la observa con admiración durante la entrevista, asiente. Para ella es importante su apoyo. «Es muy crítico, como buen conocedor del mundo del arte, pero me apoya en todo», dice Blanca. El artista Pedro Sandoval, impulsor de la carrera de Cuesta, lo confirma. «Son una pareja con mucha complicidad, se complementan. Sus caracteres son opuestos, pero eso hace más rica su relación», apunta. Para Cuesta el apoyo de la familia es fundamental. El de la suya y la de Borja. «Es importante que estén a mi lado. No me gusta personalizar y para mí todos los miembros de la familia son fundamentales. Entiendo que suscite interés lo que piense la madre de Borja sobre lo que hago y por supuesto que para mí es clave, aunque igual que lo que piensen mis padres. Tita ya me ha dicho en varias ocasiones que le gusta lo que hago, incluso una de las veces que expuse en Madrid hace ya tiempo, en la galería de David Bardía, fue un día en que yo no estaba a ver la exposición y me dejó una nota muy bonita. Me hizo mucha ilusión», apunta.
Como todo artista, Blanca ha pasado por varias fases: la inseguridad, la decepción, la alegría, el entusiasmo, hasta encontrar el equilibrio en el que ahora se encuentra. «He aprendido a disfrutar de la imperfección, a ser más flexible y a disfrutar con lo que hago.», dice. Además, ella y Borja han intentado desde siempre trasladar esta pasión por el arte a sus cuatro hijos. «Eric pinta muy bien y Sacha también. Además, siempre que viajamos nos gusta llevarles a museos, explicarles el significado de las obras...», comenta. Algo no muy difícil en esta familia en la que el arte corre por sus venas.
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