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Carmen Sevilla no puede andar ni recuerda nada

La actriz cumple mañana 88 años y su amigo Moncho Ferrer resalta que su belleza sigue intacta y que sonríe con sus canciones.

Carmen Sevilla vive hace cuatro años en una residencia, víctima de alzhéimer
Carmen Sevilla vive hace cuatro años en una residencia, víctima de alzhéimerlarazon

La actriz cumple mañana 88 años y su amigo Moncho Ferrer resalta que su belleza sigue intacta y que sonríe con sus canciones.

En la residencia geriátrica Sanyres de Aravaca todos conocen a su inquilina más mediática y todos respetan a una Carmen Sevilla sumida en un alzhéimer que le ha robado la memoria. Mañana es su 88 cumpleaños, pero solo estarán a su lado en un día tan especial su único hijo, Augusto, posiblemente sus dos nietos y su amigo más entrañable, Moncho Ferrer, casi otro hijo para la artista. No en vano se conocieron hace 42 años y desde entonces fue amigo, cómplice y guardador de secretos.

Imposible entrar en la residencia si no tienes un familiar dentro. El riguroso control de entrada no nos deja franquear más allá de la puerta principal. Prohibido totalmente. Un empleado del centro, Manuel, con el que hablamos en las inmediaciones de la clínica, nos desvela que «Carmen no reconoce a nadie desde hace años, y ya lleva cuatro aquí. He oído que quieren prepararle una pequeña fiesta de cumpleaños, que el personal que la cuida, su hijo y el señor Ferrer le cantarán el cumpleaños feliz y ella soplará las velas de una tarta. Su vida es muy rutinaria, necesita ayuda para moverse pues no puede andar por sí misma. Es una pena verla así, una mujer que lo fue todo en el cine y la televisión... Casi es mejor que no se entere de su enfermedad, que no pueda entender que la memoria ya no existe. Aquí está muy cuidada y recibe todo tipo de mimos y cariños».

María es una de las enfermeras que ha asistido a Carmen en varias ocasiones: «En el tiempo que lleva en la clínica no ha recibido visitas aparte de las de su hijo y las del señor Ferrer. Bueno, sí, creo que algunas veces vienen sus nietos y una amiga íntima. No se deja entrar a nadie más. Augusto ha dicho que su madre tiene que estar muy tranquila los años que le queden de vida, que es mejor que nadie rompa su rutina. Y en su estado, lleva toda la razón».

Antonio M. acude con frecuencia a esta imponente residencia porque es hermano de una persona ingresada con la misma enfermedad que la actriz. «Carmen Sevilla permanece en una suite muy amplia y confortable. Nos reímos mucho cuando se publicó que estaba en una habitación muy pequeña sin ventana al exterior. Mi hermano está en la misma planta y muchas veces la vemos por el pasillo, sentada en una silla de ruedas. Es muy mayor, pero conserva la belleza de antaño, sigue siendo muy guapa. Siempre va perfecta...», afirma.

«Muy bien cuidada»

Por su parte, Moncho Ferrer vivirá en directo la celebración: «Le voy a comprar una tarta y unas velas, y le cantaremos el cumpleaños feliz. Siempre que le canto alguna de sus canciones, sonríe y se pone muy alegre».

–¿Cómo se encuentra?

–Estable dentro de la situación. Y muy bien cuidada, le arreglan el pelo y las manos, la asean a diario... Mis visitas se prolongan de la mañana a media tarde. Voy todas las semanas para estar con ella varias horas. Hace una vida muy normalita. Le atienden las enfermeras, pasea por el jardín con ellas, la llevan a la consulta del psicólogo...

–Ya no le reconoce...

–No, pero cuando le canto pone mucha atención, no sé si le viene a la cabeza algún recuerdo. Sigue siendo una mujer guapísima.

–¿Su hijo la visita con frecuencia?

–Augusto siempre ha estado muy pendiente de su madre y pasa con ella muchas tardes. Se porta muy bien con Carmen. Es increíble.

–¿Por qué no puede visitarla más gente?

–No queremos que entre nadie más. Mire, es una persona dependiente, necesita tranquilidad y es mejor que no se multipliquen las visitas. Los amigos lo han entendido muy bien, son muy respetuosos con esta decisión.

–¿Los nietos ven a su abuela?

–Claro, como es lógico.

–Para alguien que la ha acompañado en la vida durante más de cuarenta años tiene que ser muy dura esta situación.

–Mucho, porque tengo grandes y muy emotivos recuerdos de cuando Carmen estaba bien. Hemos vivido bastantes cosas juntos.

–¿En estos años ha salido alguna vez de la residencia?

–Solamente en una ocasión, cuando sufrió una infección y tuvieron que llevarla a la clínica Ruber. Su corazón es a prueba de bombas. Si no fuera por el alzhéimer podría vivir tranquilamente en su casa.