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David Delfín: «Mi deseo es vivir»

El diseñador, que ayer reapareció tras dos meses, no puede leer ni escribir y tiene problemas con el pie y la mano derecha, pero se encuentra optimista

El diseñador David Delfín
El diseñador David Delfínlarazon

El diseñador, que ayer reapareció tras dos meses, no puede leer ni escribir y tiene problemas con el pie y la mano derecha, pero se encuentra optimista

«Ahora valoro la vida y me he liberado de tonterías. Me fijo mucho en la gente mayor y pienso que es guay llegar hasta ahí. Empecé con todo este lío el 20 de enero de este año. Ocho días después salía del hospital y mi último desfile en Cibeles, “Mentiras”, fue dos semanas más tarde de abandonarlo. Al día siguiente me hacían una resonancia y nadie se enteró de lo que me estaba pasando. En mi pasarela había un bolso con una frase de Freud, “Amar y trabajar”, y básicamente eso es lo que trato de hacer». El 5 de abril operaban al diseñador de 42 años en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid de tres tumores en la cabeza y, después de dos meses sin aparecer públicamente, decidió dejarse ver para presentar una campaña de prevención contra el Sida y lo hizo con mucho sentido del humor.

Estética religiosa

«Anteayer empecé un nuevo ciclo de quimio y la semana próxima me dan los resultados de cómo ha funcionado la radioterapia; con todo el pastillerío que tengo que tomar para el tratamiento, para la epilepsia y la cortisona, he engordado y parezco un hámster. Antes de operarme me hacía selfies en el ascensor y ahora me miro en el espejo y a veces no me reconozco. Salir públicamente, después de dos meses, está bien para mostrarme así como estoy. Me puedo emocionar y hasta llorar porque estoy muy susceptible, parece una frivolidad pero es un paso importante para mí mostrarme débil». Delfín no duda en ironizar con su enfermedad, ya que ha sido un diseñador criticado por sus espectaculares puestas en escena durante las pasarelas de moda madrileña: «Si algo bueno tiene es que me tratan con más cariño. Ahora todo es bueno, doy pena y la gente no me insulta tanto. Me siento como si fuera mejor diseñador». Desde hace ocho meses en su interior vive un tsunami de sentimientos: «No rezo pero sí creo en algo. Yo me encomiendo a mis amigos y a la bondad. Hay una parte frívola y kitch de la estética religiosa que sí me atrae pero no sé hasta qué punto creo, inconscientemente sí porque la culpa y la autoflagelación son cosas que trabajo mucho y son sentimientos muy católicos».

Después de la intervención Delfín recibe clases tres veces por semana de una logopeda para recuperar el habla: «Tengo afectada la parte derecha del cerebro. No puedo leer ni escribir y también tengo problemas con el pie y la mano derecha. Hago esfuerzos por salir y estar ahí en la vida. Voy al estudio para darles apoyo moral, así me aireo y no me quedo en casa como un vegetal. Recién operado era un cuelgue porque entendía todo pero no podía hablar y la gente me miraba ya que hablaba raro. Podía estar en una conversación pero no participar de ella. Hay veces que por la noche me digo: “Mira qué bien estás hablando” y yo mismo me sorprendo». Si hay una mujer asociada a Delfín, esa es Bimba Bosé, que se retiró a vivir a Cádiz con sus hijas y su novio Charlie a la espera de que llegue David: «Hablamos y nos vemos a menudo y me manda fotos todo el tiempo y recetas con cosas de alimentación. A ella, los eventos y el jaleo de Madrid no le interesan, pero a mí me gusta más el follón de la ciudad, las exposiciones y salir a la calle; el campo, de visita. A los dos nos ha tocado y es curioso porque los dos lo hemos compartido todo, hasta la misma enfermedad y en el mismo momento. Eso nos sirve para ayudarnos». Reconoce que no es bueno dando consejos pero es consciente de que su experiencia y su relevancia social son un ejemplo que puede servir a otras personas en su situación. «No hay que sucumbir a la enfermedad. Hay veces que mi mano derecha no me ayuda y quiero cortar algo, lo intento hasta el final y cuando ya no puedo más le digo a Pablo: “Anda, córtame el puto filete este”, pero yo no me rindo», declaró el diseñador. Pablo Saez es su pareja y su gran ayuda: «No sé cómo hubiera vivido esto sin él, me siento muy apoyado».

Y como mensaje de que sigue maquinando para todo «lo que está por venir», piensa en el futuro, porque «a finales de septiembre me llega de Portugal una colección de sudaderas y camisetas y la idea es presentarlas en una exposición durante varios días y que puedas comprarlas en el momento. También habrá zapatos para hombre fabricados por Unedisa, las nuevas gafas de sol y fundas nórdicas. Todo lo que me dé tiempo quiero diseñarlo». Por último, le pedimos que pida un deseo y tarda un nanosegundo en responder: «Mi deseo es vivir».