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Duke Buchan III: El embajador que habla español y catalán
Donald Trump ha propuesto como representante de su país en España al dueño de un fondo de riesgo que donó a su campaña casi un millón de dólares; Buchan, un enamorado de nuestro país, es aficionado al polo y estudió en Sevilla y Valencia
Donald Trump ha propuesto como representante de su país en España al dueño de un fondo de riesgo que donó a su campaña casi un millón de dólares; Buchan, un enamorado de nuestro país, es aficionado al polo y estudió en Sevilla y Valencia.
Duke Buchan III, recientemente nominado como embajador de Estados Unidos en España por Donald Trump, es un hombre apasionado. Cuando algo le entusiasma lo convierte en un factor esencial de su vida. Buchan forma parte de la décima generación de una familia originaria de Carolina del Norte, donde él nació y creció, y desde niño soñó con estudiar en la University of North Carolina (UNC), en Chapel Hill. Su ilusión era tal que llamó a su primer perro Tar Heel, como el equipo de fútbol americano de la universidad, y las paredes, cortinas y tapetes de su habitación de infancia eran del tono azul celeste que identifica a la institución. «Mi canción favorita era, y todavía es, “Carolina in My Mind”, de James Taylor. Incluso pensaba que mi sangre era de color azul Carolina», escribió en una carta a su alma máter.
Con España le sucede lo mismo. Tras cumplir su sueño de ingresar a UNC, Buchan estudió Economía y Español –afirma que lo habla impecablemente, así como también catalán– y cursó un semestre en la Universidad de Sevilla y otro en la de Valencia. Sobre esa experiencia ha contado que «el estudio de la lengua, literatura y cultura españolas me proporcionó un pasaporte a un mundo fuera de Estados Unidos y me inculcó una perspectiva global. Nunca olvidaré cuánto me divertí bailando flamenco en la Feria de Abril ni haber visto las majestuosas procesiones religiosas de Semana Santa en Sevilla». Para asegurarse que más alumnos tengan la misma experiencia, ofrece generosas donaciones a la Fundación de Artes y Ciencias de su universidad que promueve el estudio del castellano. De hecho, gracias a él se inauguró en diciembre la nueva sede de la fundación que, además, lleva su nombre.
Buchan, que ahora maneja su propio fondo de riesgo, sumó hace años otro sueño a su lista: el de representar a Estados Unidos en algún país hispanohablante, preferiblemente España o Argentina (donde tiene amigos porque juega al polo con los ex campeones de ese país). Tras la nominación ese deseo está al alcance de la mano, aunque todavía pasarán algunos meses hasta que sea confirmado por el Senado y cumpla con los demás trámites que eventualmente le traerían a España. Según fuentes de la embajada estadounidense en Madrid, antes de ser nombrado oficialmente, Buchan deberá dar testimonio ante un comité del Senado que luego votará a su favor o en su contra, además de que será investigado por el FBI y, como no es diplomático de carrera, deberá estudiar algunos cursos sobre la materia.
Su camino hacia España comenzó cuando donó 898.000 dólares (764.000 euros) a la campaña de Trump, el máximo permitido por las leyes federales. Aunque en un principio apoyó a Jeb Bush con otra sustanciosa cantidad, cuando este salió de la carrera optó por Trump, de quien además se hizo buen amigo. Las familias se conocían desde antes porque el mayor de sus tres hijos –los menores son mellizos, un niño y una niña– iba al mismo preescolar que Baron, el hijo de Trump y Melania. Sin embargo, la amistad comenzó después de que Buchan hiciera su donación y fuera nombrado presidente estatal de los comités de recaudación de Florida y Nueva York y administrador presidencial del Comité Nacional Republicano. Eso lo llevó a acompañar a su candidato en decenas de actos públicos, tiempo durante el que afianzaron su «fuerte relación personal», según la descripción que dio su despacho a «Vozpópuli»
Aunque desde la embajada afirman que en la historia reciente ninguna nominación de embajador para España ha sido negada por el Senado, es posible que Buchan tenga que responder algunas preguntas incómodas ante el comité debido a un cargo que sostuvo en el pasado. Tras graduarse de UNC, el hoy millonario trabajó para Merryl Lynch durante unos años y a partir de 1997 hasta 2000, en Maverick Capital y Scottish Annuity and Life. Ambas empresas pertenecen a los hermanos Sam y Charlie Wyly, investigados y acusados por Hacienda en su país de fradude relacionado con transacciones ilegales hechas a través de dichas compañías. Sin embargo, Buchan no fue mencionado en las demandas y de acuerdo con el «New York Times» nunca fue si quiera contactado por los investigadores del caso.
Una granja en Florida
Después de desvincularse de los Wyly creó su propio fondo de riesgo. Tuvo éxito durante unos años hasta que en 2011 se vio afectado por la crisis en Europa y perdió una cantidad importante de inversores. Aún así, Buchan sigue teniendo un estilo de vida extraordinario. Él y su familia –está casado con Hannah Buchan, ex profesional del sector financiero y agente inmobiliario de Sotheby’s en Florida– reparten su tiempo entre su propiedad de Millbrook, Nueva York, y su finca de Wellington, Florida, donde tiene sus caballos de polo, deporte al que es muy aficionado. Tanto él como su esposa compiten en torneos, de hecho, el equipo del que Buchan es capitán, Longfield Farm (el mismo nombre de su granja), se consagró campeón en 2013 de la Copa Mundial del club Palm Beach Polo, y el año pasado disputó varios torneos con éxito. Si llega a ser destinado a España, no sería raro verle en el Santa María Polo Club de Sotogrande, donde cada verano se juegan las copas de bronce, plata y oro del torneo internacional de ese deporte.
Además, al amigo del presidente le entusiasman los productos orgánicos y por eso cultiva en su granja trufas y más de 60 tipos de tomates que sus hijos venden en los mercados localesy a restaurantes. El vino es otra de sus pasiones, por lo que según el «New York Times» realizó un curso de sommelier. Y aunque los caballos son su deporte preferido, también le gusta escaparse junto a su esposa al exclusivo Delphi Club en Abaco, Bahamas, un hotel especializado en la pesca del macabí o «bonefish».
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