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El amor en B de Berlusconi

En las crónicas políticas, «Il Cavaliere»; para Francesca Pascale, «amore» o, simplemente, «B». La joven relata ahora cómo sedujo al ex primer ministro, que no quería una relación seria: «No puedo darte un futuro»

Imagen de archivo de Silvio Berlusconi y Francesca Pascale, en Roma en agosto de 2013
Imagen de archivo de Silvio Berlusconi y Francesca Pascale, en Roma en agosto de 2013larazon

Había una vez una jovencita de Nápoles enamorada del hombre más poderoso del país. No le importaba que estuviera casado y que tuviera cinco hijos, varios de los cuales tenían más años que ella. Sólo tenía ojos para su enamorado, refulgente en su nube de dinero y de poder. Golpe a golpe, paso a paso, la muchacha consiguió al final que su amor fuera correspondido. En una prueba más de que la técnica del «pico y pala» puede funcionar tan bien como cualquier otra, la pareja celebrará pronto el segundo aniversario del día que dieron a conocer su relación. Con matices acá y allá, ésta es la historia que cuenta Francesca Pascale, la novia de 29 años de Silvio Berlusconi, quien cumplió a finales de septiembre 78 años. Entre ellos se llevan 49, casi medio siglo. La versión de la chica no se corresponde del todo con la opinión que tienen de ella buena parte de los italianos: ven a Pascale como el mejor paradigma de las víctimas culturales que ha dejado la «berlusconización» de la sociedad en las últimas dos décadas. Gracias a su forma de hacer política y, sobre todo, a sus televisiones, en las que prima el modelo de mujer objeto que se pirra por el macho alfa, sin importar la edad ni las circunstancias, el ex primer ministro ha conseguido que sean legión las aspirantes a ocupar el lugar de Pascale.

A ella no le importa que la califiquen de buscona, como poco. ¿Para qué? Ha pasado de ser una desconocida que se ganaba la vida apareciendo ligera de ropa en programas cutres de una televisión local a convivir con uno de los hombres más ricos de Italia. Orgullosa de su suerte y de su capacidad de seducción, Pascale ha contado cómo es su historia de amor con Berlusconi en el último libro de Bruno Vespa, un periodista incombustible de la Rai que le hace la ola al ex «Cavaliere» cada vez que acude a su programa. Sus palabras fueron adelantadas esta semana por la revista del corazón «Oggi».

Un club de fans

«En privado lo llamo ‘‘amore’’ o ‘‘B’’. A él ‘‘B’’ no le gusta, así que desde hace poco lo llamo sólo ‘‘amore’’. En público, presidente», cuenta Pascale, quien desde que comenzó su relación con el magnate se ha sometido a varios retoques de cirugía estética. Las operaciones y el estilo de vestir que luce la han convertido en una señorona, sepultando la frescura propia de una mujer de su edad. «Todavía era una muchachilla cuando se me metió en la cabeza que tenía que conocerle. Empecé a amarlo de una manera obsesiva. Poco a poco comencé a acercarme a Forza Italia», dice la joven. Este ímpetu le llevó a ejercer durante unos meses el cargo de consejera provincial en Nápoles del partido de Berlusconi.

Para Pascale, el «gran día» llegó el 5 de octubre de 2006. Fue entonces cuando su relación dio sus primeros pasos. Ya conocía personalmente al líder del centro derecha de dos años antes, como contó en una entrevista con «Corriere della Sera». Por aquel entonces le seguía «como si fuese una estrella del rock, como a Bon Jovi». La primera vez que se vieron llevaba una camiseta donde podía leerse: «Silvio, te echamos de menos». Era el nombre del club que fundó con otras 100 fervorosas seguidoras de Berlusconi.

En el encuentro de 2006, la muchacha napolitana también iba acompañada de «otras cuatro locas» de su asociación. «Estábamos en Roma y nos dijeron que tenía una reunión en un hotel. Fuimos corriendo allí y llegó él. Era de veras fascinante. Me quedé mirándole como una tonta y le dije: ‘‘Presidente, es usted bellísimo’’. Él sonrió y me preguntó: ‘‘¿Te encuentras bien?’’. Al final me acerqué de nuevo y con descaro le comenté que si podíamos tutearnos. ‘‘Éste es mi número’’, le dije alargándole un trocito de papel. ‘‘Espero una llamada, así me guardo el número’’. Y él: ‘‘Vas con prisa...’’. Algunos días después, a medianoche, sonó mi móvil. ‘‘¿Quién soy?’’. Y yo: ‘‘No me tomes el pelo’’. ‘‘¿De verdad que no me reconoces?’’. Estuvimos dos horas seguidas al teléfono». Aquella fue la primera de una larga serie de llamadas. «Yo le decía: ‘‘Entre nosotros hay casi 50 años de diferencia, es verdad, podría ser tu hija o hasta tu nieta. Sé que tienes tantas aspirantes a novia. Pero yo estoy enamorada de ti y, antes o después, tú te enamorarás de mí». Berlusconi, cuenta Pascale al periodista, le respondía: «Tienes que razonar. Yo te estimo y te aprecio, pero no puedo darte un futuro». Insistía en que «medio siglo de diferencia era insuperable». La joven reconoce que lo pasaba mal cuando escuchaba estas palabras, pero, fiel a su técnica del «pico y pala», le decía entonces: «Se dará cuenta de que ninguna otra puede llegar a amarlo como yo».

«Le asedio, lo controlo»

Tanto va el cántaro a la fuente que, seis años después, la muchacha napolitana se salió con la suya. Antes tuvo que superar la época del «bunga bunga», las supuestas bacanales que el septuagenario político organizaba en su casa. «Fueron años muy difíciles», reconoce, asegurando que sólo eran «cenas elegantes». Finalmente, en un programa de televisión emitido en diciembre de 2012, Berlusconi reconoció en público que Pascale era su novia. «Desde entonces estoy siempre a su lado. Lo sigo, lo asedio, lo controlo, no lo dejo nunca. Ahora estamos buscando una casa en Roma. Querría para nosotros una casa normal, luminosa, moderna y, sobre todo, separada de la oficina».

En su entrevista con Vespa, la joven incluso habla de cómo es el magnate en privado. «Es muy tierno, divertido, irónico, incansable. No le gustan las películas que me gustan a mí, las románticas, las de superhéroes y los dibujos animados. No recuerdo ninguna película que hayamos visto juntos. Él lee, escribe, estudia, piensa y llama por teléfono continuamente. ¿Discusiones? A menudo y sobre cualquier cosa». El amor de Pascale por Berlusconi no parece que vaya a terminar en matrimonio, como le gustaría a la chica. Durante meses hubo rumores de boda, pero el ex jefe de Gobierno zanjó el asunto al aclarar en público: «Soy demasiado viejo para casarme otra vez».