Francia
El brexit de los Duques de Cambridge
La ausencia de unas palabras en público sobre el parecer de Isabel II o cualquiera de sus herederos respecto a la salida de Reino Unido de la Unión Europea y la filtración de unas declaraciones privadas de la reina a favor han caído como un jarro de agua fría sobre las altas expectativas que el pueblo británico tiene depositadas en los Windsor. Tanto, como para reabrir el debate sobre la continuidad de la monarquía
«¿Por qué el Reino Unido debería ser parte de Europa?, habría preguntado Isabel II en privado
El Palacio de Buckingham ha sido durante décadas parada obligatoria para mandatarios del mundo entero durante sus visitas a no importa qué país de Europa. Inglaterra, capital económica por antonomasia del antiguo continente, y por ende, la familia real británica, han sido anfitriones de miles de recepciones oficiales. La mayoría de ellas, de gran calado institucio-nal y estratégico. Ahora, todo está por ver. El «sí» al Brexit ha hecho tambalear hasta el último cimiento de la sociedad británica, incluidos los encargados de sostener a la férrea corona más antigua de Europa. El futuro de Gran Bretaña está en el aire: el limbo en el que se encuentran ahora mismo no sólo afecta al ámbito económico y político. Isabel II y, sobre todo, sus sucesores más directos –los duques de Cambridge– también deberán adaptarse a la nueva situación que les espera. La perpetuación del reinado de los Windsor depende de ello.
Si bien es cierto que la monarquía británica no acostumbra a involucrarse en asuntos políticos públicamente, la mayor parte de la ciudadanía británica y de parte de Europa ha esperado durante días sin éxito unas palabras de sus representantes reales al respecto. «La reina es muy consciente de las complejidades de este asunto para las diversas partes del Reino Unido», explicaba el biógrafo de la reina hace apenas unos días. «Como todos sabemos, ella pone mucho cuidado en no revelar cuáles son sus opiniones personales y lo mismo podemos decir de su marido».
Aunque la discreción de la familia real suele ser habitual, las filtraciones de unas declaraciones en privado desafortunadas de la reina –a favor del Brexit– y la ausencia de unas palabras en público de cualquiera de sus herederos (del príncipe Carlos y, sobre todo, de Guillermo) han caído como un jarro de agua fría sobre las altas expectativas que el pueblo británico tiene depositadas en los Windsor. Ni declaraciones, ni comunicado oficial, ni siquiera un breve apunte al respecto. La estrategia de todos ellos, los príncipes Carlos y Guillermo incluidos, ha sido clara: sin comentarios en ninguna de sus multitudinarias apariciones oficiales de los últimos días.
La última de ellas, ayer, durante el homenaje en Francia a los caídos durante la batalla de Somme de la II Guerra Mundial, al que acudieron, además del primer ministro británico, David Cameron, el príncipe Carlos y Camilla Parker Bowles, los duques de Cambridge y el príncipe Harry. En la conmemoración celebrada en Thipeval, el presidente de Francia, François Hollande, no dejó escapar la oportunidad de recordar la importancia de la construcción europea. De nuevo, la gran ausente volvió a ser la reina Isabel II. «La actitud de la reina no está siendo la correcta», apuntan a LA RAZÓN personas cercanas a la corona. Con respecto a su silencio, las mismas fuentes aseguran que «no se puede consentir, a estas alturas de su reinado, que se filtren declaraciones de carácter anticonstitucional y que no haya una respuesta sólida de la corte para atajarlas». Isabel II, que ha cumplido 60 al frente de la corona, «no debe mostrar motivos que hagan a su pueblo pensar que es necesario un relevo generacional como se ha dado en la mayoría de las dinastías vecinas». La nota curiosa en el homenaje a los caídos en Somme la pusieron los miembros de la Familia Real británica, que se encontraron sin plazas libres en ninguno de los hoteles de la cercana ciudad de Amiens, por lo que tuvieron que ser alojados en las dependencias de la prefectura en esa ciudad.
Muchos británicos ven al príncipe Guillermo preparado para tomar el relevo de su abuela –su padre, Carlos de Gales, ya ha afirmado en varias ocasiones que no espera ser rey–. De cara a un cambio, la actitud de descuido de la reina podría resultar fatal para su nieto, como ya ocurrió tras la debacle de popularidad a resultas de la mala gestión tras la muerte de Lady Di.
Desde que contrajeran matrimonio hace dos años, los duques de Cambridge han tomado gran parte de la agenda de la reina. No sólo han cumplido con todos los compromisos adquiridos por la corona con los 53 países de la Commonwealth, sino que cada día asumen mayor peso en la agenda institucional interior. En los círculos afines a la monarquía británica se comenta desde hace meses que el príncipe Guillermo participa en los encuentros privados de Estado en compañía de su abuela y que poco a poco irá adquiriendo más responsabilidad hasta acudir en solitario. Su popularidad y la de su esposa –sobre todo desde el nacimiento de Carlota– alcanza picos históricos.
w cambios en la agenda
La primera modificación que podría sufrir la agenda de la Familia Real británica está estrechamente relacionada con las visitas de Estado a Inglaterra como principal centro económico europeo. La City, cuna de los mercados del Viejo Continente, goza, desde hace décadas, de la calificación de «parada obligatoria» para mandatarios de todos los continentes que desean hacer negocios en Europa. Una vez fuera, esta sede, según los expertos, pasará a estar ubicada en Francia o en Alemania, ambos regidos por repúblicas. Por lo tanto, la popularidad de la monarquía británica como anfitriona reabrirá el debate de la continuidad de la institución y sus funcione. En este punto, los principales afectados volverían a ser los duques de Cambridge.
✕
Accede a tu cuenta para comentar