Gente

El lado dulce de la vida

Carmen Lomana, en un estreno de cine
Carmen Lomana, en un estreno de cinelarazon

Cada día tengo más claro que la vida nunca suele ser plana, al menos, para las personas que la vivimos con pasión e intensidad. Nuestra vida son etapas, algunas durísimas y otras muy felices.

A mí me está tocando, después de mucha dureza, un momento muy dulce en el que parece que todos los astros se han alineado para que pueda disfrutar de él. Y cuando me refiero a esa dulzura es algo muy simple: vivir el día a día sin sobresaltos y noticias que me hagan sentir que ya no puedo más con la vida, reírme en compañía de las personas que quiero, charlar con mis amigas cotilleando, pero, por encima de todo, tener el privilegio de trabajar en lo que me gusta y compartir momentos fantásticos y de gran crecimiento personal. Esto último me está ocurriendo con las grabaciones de «MasterChef Celebrity». Puedo asegurarles que cuando se emitan van a disfrutar muchísimo viéndolo.

Estos días también estoy descubriendo algo que nunca había hecho, reunirme con unos amigos para ver el Mundial de fútbol gritando cuando juega España. He visto amigas volviéndose locas, pegando gritos, dando saltos y diciendo palabrotas. Me muero de risa con esta fantástica terapia de liberación de adrenalina y, por primera vez, pienso que el fútbol tampoco está tan mal, sobre todo, si al final del partido, después de haber tomado un montón de calorias y habiendo ganado España, empezamos a bailar porque la noche es nuestra.

Y hablando de momentos bonitos, nada como lo que me ocurrió el domingo pasado después de emitirse «Chester» con la entrevista que me hizo Risto Mejide. Fueron y son tantas las muestras de cariño a través de las redes... Incluso me han parado por la calle para abrazarme. No tengo palabras para agradecer todo lo que me está ocurriendo. Nunca hubiese imaginado esta sensibilidad de la gente para emocionarse ante un momento tan terrible de mi vida. Cuando empecé a verlo (estaba grabado) salieron fotos que ya ni recordaba, sentí cómo había pasado el tiempo, vi a Guillermo y a mí tan jóvenes y tan felices que me rompí. Es muy fuerte observarse en una pantalla de televisión desnudando tus sentimientos y en parte tu vida, algo que no me daba cuenta cuando estaba hablando con Risto. En ese momento se convirtió en un amigo al que respondía preguntas olvidándome de la cantidad de personas que iban a verlo.

A veces se hacen juicios de valor, se emiten opiniones sobre las personas sin tener ni idea de su vida. He tenido que callar ante muchas calumnias sobre mí y mi marido, porque es muy duro ser mujer y comenzar una vida sola en un lugar bastante desconocido como era Madrid, intentando agarrar las riendas de mi vida y empezar de nuevo. Si yo hubiese sido un hombre viudo que aparece en la sociedad de Madrid con buena pinta y poderío, nadie se hubiese preguntado: ¿Y este quién es? ¿De dónde ha salido? Muchisimas cuestiones bastante malintencionadas ante las cuales yo no tenía por qué estar justificándome. Por eso esta entrevista después de 14 años de mi llegada a la Villa y Corte ha sido muy reconfortante.

Hoy tenía muchos temas políticos de los que escribir, pero no sería el lado dulce de la vida, así que lo dejo para otra crónica. Todos deberíamos ver la vida como un regalo a la que venimos a estar un rato y al menos procurar que sea lo más agradable posible.