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El ocaso del anfitrión de los Obama

Ricardo Arranz, dueño del hotel donde Michelle y sus hijas se alojaron en Marbella, está procesado por apropiación indebida, delito para el que la Fiscalía pide dos años de prisión y apertura de juicio oral

Michelle Obama, en 2010, junto a Ricardo Arranz y su mujer, Alicia Villapadierna, quien falleció el pasado abril
Michelle Obama, en 2010, junto a Ricardo Arranz y su mujer, Alicia Villapadierna, quien falleció el pasado abrillarazon

Ricardo Arranz, dueño del hotel donde Michelle y sus hijas se alojaron en Marbella, está procesado por apropiación indebida, delito para el que la Fiscalía pide dos años de prisión y apertura de juicio oral.

Fue el anfitrión de Michelle Obama y su hija Sasha en 2010; gracias a él Marbella ocupó un lugar en las portadas internaciones y la ciudad costasoleña recuperó por unos días su dañado nombre por la corrupción de sus dirigentes y así se lo reconocen los alcaldes de la zona, pero no todo son bondades para Ricardo Arranz, dueño del hotel de lujo Villa Padierna, donde la ex primera dama estadounidense se alojó en aquellos primeros días de agosto.

Entre la «jet-set» marbellí hay quienes aseguran que Arranz tiene muchos «muertos en el armario», que no han trascendido a los medios porque llegaron a un acuerdo para resolver los conflictos con el fin de evitar el coste en abogados. Hasta ahora, que sí hay quien ha decidido acudir a la Justicia tanto por la vía civil como por la penal. Y así, el Juzgado de Instrucción número 5 de Marbella ha dictado un auto de procesamiento contra Ricardo Arranz de Miguel, al que ha tenido acceso LA RAZÓN junto al resto de autos y escritos de acusaciones, por los presuntos delitos de apropiación indebida y coacciones para los que el fiscal solicita una pena de dos años de prisión. Dicho auto ha sido confirmado por la Audiencia Provincial de Málaga, con fecha 12 de julio, dictando a su vez un auto en el que desestima el recurso presentado por el demandado. El proceso está pendiente de la próxima celebración de juicio oral.

Según consta en el escrito judicial, los hechos se remontan al año 2014, cuando el propietario del hotel, «de manera unilateral y sin previo aviso, prescindió en el Villa Padierna Palace y el Villa Padierna Thermas Carratraca de los servicios de la empresa BDB Wellness SL, muy prestigiosa en el sector de la salud, a la que ocasionó graves perjuicios económicos.

Demanda civil millonaria

Puestos en contacto con Ángel Domenech Linde, dueño de la mercantil y demandante, desvela que en la demanda civil se le solicitan, a tenor de lo evaluado por un perito, 600.000 euros como daño emergente y entre 1,4 y 2,1 millones de euros de lucro cesante. La petición del fiscal es de dos años de prisión, pero la acusación particular, por su parte, imputa a Ricardo Arranz por la comisión de tres presuntos delitos distintos: de coacciones, de propiedad indebida y de revelación de secretos, delitos por los que solicita que se impongan al acusado las penas de tres años de prisión por el primero de ellos, cuatro por el segundo y tres por el tercero.

Una de las coacciones que revela Ángel Domenech a este periódico es la petición de Arranz a los empleados del centro de bienestar a firmar una carta en la que declaraban que los anteriores dueños habían robado al hotel bajo la amenaza de que no encontrarían trabajo en toda la Costa del Sol. «La mayoría –dice Ángel– no la firmó y los que lo hicieron ratificaron ante el juez que lo habían hecho bajo amenazas y por miedo». Cuenta, además, que «el director de entonces del hotel les confesó que cuando firmaron el contrato, la intención era aprovecharse de nuestros contactos y luego dejarnos de lado». «Su modus operandi, con el que ha hecho tantísimo dinero, es acercarse a la gente que le puede proporcionar negocio y cuando les exprime, los deja tirados», añade Domenech.

Otra persona asidua a Marbella, que se mueve entre los círculos más exclusivos de la localidad, y que prefiere mantenerse en el anonimato, tiene un pensamiento de dualidad sobre Arranz: «En lo personal, como hombre y como amigo, es encantador. Un poco hosco, eso sí, nada que ver con su mujer (Alicia Villapadierna, que falleció el pasado abril tras luchar contra el cáncer a los 57 años) que era muy sociable y divertida. En lo empresarial, es un tipo peligroso para hacer negocios con él. Todo lo que dicen que ha hecho no me extraña. Me lo creo todo. A un amigo mío anticuario le arruinó».

Domenech asegura que lo que a él le ha pasado («un día nos encontramos que no nos dejaban entrar en el centro “Wellness”, se quedaron con toda la aparatología, material y ordenadores, donde había información delicada de los pacientes, e incluso portátiles personales»), les sucedió antes a otros, como a los que llevaban la cafetería del golf o con los antiguos gestores del Villa Padierna, la cadena Ritz Carlton, que, según a él le consta, «tienen procedimientos abiertos contra Ricardo Arranz en la Corte de Nueva York» por divergencias en la gestión del spa.

De esa alianza empresarial con Ritz Carlton fue cómo llegó Michelle Obama y Sasha a Villa Padierna. Estaba previsto que lo hiciera también el ex presidente de EE UU, pero a última hora sus compromisos presidenciales se lo impidieron. Gran aficionado al golf, se quedó sin hacer uno de los tres campos que tiene el hotel. Lo tiene pendiente. ¿Será en el Villa Padierna?