Galicia

Feijóo, un niño que viene con un congreso bajo el brazo

El presidente de la Xunta apura los últimos días para ver la cara de su primer hijo. Su pareja, Eva Cárdenas, sale de cuentas este mes. Y, aunque se le ve nervioso, no ha dejado ninguno de sus compromisos profesionales. Si hay alguien de quien se acuerda especialmente estos días, es de su padre, Saturnino, que falleció hace siete meses y al que le hubiera encantado conocer a su nieto

Alberto Núñez Feijóo y Eva Cardénas
Alberto Núñez Feijóo y Eva Cardénaslarazon

Está pendiente del teléfono por si su pareja, Eva Cárdenas, que sale de cuentas este mes, le llama avisándole de que ha llegado el momento del parto del que será su primer hijo. Parece que no cogerá baja por paternidad pero conciliará

«Dicen que se casó con Galicia. ¡Vaya hombre...! Y Galicia no me da nietos», lamentaba Sira, la madre de Alberto Núñez Feijóo en un vídeo de campaña sobre su hijo en 2009. El presidente de la Xunta de Galicia apura ahora los últimos días que le quedan para ver la cara de su primer hijo, un niño. Su pareja, Eva Cardénas, sale de cuentas justo cuando el PP celebra su Congreso en la Caja Mágica de Madrid. Aunque él ha confirmado que acudirá al cónclave, salvo que se ponga de parto. Si no, estará muy pendiente del teléfono por si se tiene que volver corriendo.

Mientras la familia popular estará pendiente de a quién nomina (o confirma) Mariano Rajoy en la secretaría general o de si hay algún retoque más en el aparato interno del partido, el presidente gallego esperará noticias de su otra familia, la que va a construir junto a Cárdenas, directora de Zara Home, la marca de hogar de Inditex, mano derecha de Pablo Isla, presidente del imperio Inditex y persona de máxima confianza de Amancio Ortega. Dicen que un niño viene siempre con un pan bajo el brazo, y, en su caso, suma ya la mayoría absoluta en su comunidad. Aunque en el Congreso de los populares el protagonismo estará en Rajoy, ya que los barones no tendrán ninguna intervención destacada, también las miradas se posarán en Feijóo, que siempre ha estado en todas las quinielas. De hecho, suele responder a la gallega cuando se le menciona tal posibilidad. «Es una decisión que corresponde al presidente del partido. La clave es cómo podemos trabajar mejor en cada momento», suele decir.

Padre primerizo

Al igual que cualquier padre primerizo, se le ve nervioso. Feijóo no ha dejado ningún compromiso profesional al margen, sigue con su agenda como de costumbre, y sigue yendo al despacho. Los que le conocen dicen que no se cogerá la baja de paternidad, aunque intentará conciliar su vida profesional con la personal. Pero eso es algo de lo que aún no ha hablado con su equipo, y es que en su entorno más cercano, como de costumbre, predomina la máxima discreción «por lealtad». Al presidente de la Xunta no le gusta ser «carne del corazón», ni hablar de su vida privada.

La pareja vive los últimos instantes con mucha ilusión. Hace unos días se les pudo ver juntos, paseando por la emblemática Dársena coruñesa, la zona de La Marina. Los paisanos se le acercan con toda naturalidad por la calle y le paran para darle la enhorabuena. «Va a ser un padrazo», afirman quienes le conocen porque es «una buena persona. Es un hombre feliz que ha encontrado una gran mujer», cuentan. Hay quien está convencido de que el bebé será del Depor, «como su abuelo paterno». Y es que, seguramente, su padre, Saturnino, fallecido hace siete meses, le habría llevado a todos los partidos de fútbol para que no se despistara eligiendo otro equipo. Cuentan la anécdota en la que el presidente de la Xunta lo llamó para comentarle en unas elecciones que había ganado, y Saturnino le respondió: «¿Y cómo ha quedado el Depor?». Si hay alguien de quien se acuerda estos días especialmente es de él, porque le hubiera encantado que conociera a su nieto. En su pueblo comentan que la que está muy ilusionada con la llegada del bebé es su madre porque le gustan muchos los niños, aunque «si viviera Saturnino la alegría sería mayor». E incluso aseguran que ella ya le llama «Alberto», pero el nombre no se sabrá hasta que nazca, es algo que hay que «decidir democráticamente», ha dicho alguna vez el político. Feijóo aprendió de sus padres la honradez, el sacrificio y la dedicación. De su progenitor suele contar que el drama del paro lo conoció de cerca a través de él, en el momento en el que, siendo joven el político, su padre perdió el empleo que tenía en el embalse de Os Peares. «Si alguna vez soy padre, será tarde y de manera responsable», solía decir y este bebé ha venido después de un periodo de «mucha reflexión», con la mujer a la que quiere. Incluso en un mitin le mencionó: «Esperemos que ese gallego que va a venir venga bien».

Feijóo fue quien anunció hace meses a un medio de su tierra que Eva Cárdenas estaba embarazada y que esperaban un niño para febrero. Coincidiendo en el tiempo, en esos meses, la Xunta exportó una idea de Finlandia en la que la Consellería de Política Social, en colaboración con Sanidad, daría a cada recién nacido una caja con regalos, que venía a simbolizar la «importancia que tiene para la Administración cada nacimiento», aunque era una idea en la que se venía trabajando desde hace tiempo. De hecho, su entorno cuenta que Feijóo siempre ha estado muy sensibilizado con estos temas, más aún desde que va a ser padre. Galicia, junto con Asturias, son las dos comunidades que más población envejecida tienen y él siempre ha estado muy preocupado por implementar políticas que favorezcan incrementar la población joven. También con el nacimiento de este bebé cobra sentido su postura favorable a uno de los debates internos que se llevarán a cabo en el cónclave popular y que genera controversia: la gestación subrogada, de la que se mostró favorable a su regulación. Durante un almuerzo en el club siglo XXI reconoció que es un tema que «está al borde de los planteamientos éticos», aunque la ética se va ajustando y los principios del siglo XVIII «no son los del XXI» y defendió que a una pareja que quiere tener hijos «se la debe respetar».

En el momento oportuno

La relación de Feijóo (56 años) y Cárdenas (51) siempre ha sido muy discreta. No se oculta, pero tampoco habla de ello, salvo a sus amigos más cercanos. Se conocieron en un avión que hacía el trayecto Madrid-Coruña. Él regresaba de la capital a Galicia tras su primera entrevista con el entonces presidente del Gobierno socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, en junio de 2009, y estaban sentados en la misma fila, pero con el pasillo de por medio. Entablaron conversación. Cárdenas iba con una amiga «muy simpática y extrovertida», dijo en un programa de televisión. Cuando aterrizaron y cogieron las maletas, le dijeron: «Si te hubiéramos conocido antes, hubiéramos votado por ti». Tiempo después volvieron a coincidir en una cena. Eva María Cárdenas, divorciada y madre de una hija, llegó en el momento oportuno a la vida de Feijóo. Fue un «flechazo adulto», aunque la relación comenzó mucho tiempo después. Guapa, discreta, inteligente, seria y muy gallega. Licencidada en Económicas, trabajó en L’Orèal y fue allí donde la fichó la multinacional gallega. A la vista de su carrera encajó como un guante en la filosofía del grupo y pronto ascendió a puestos de responsabilidad. A los 38 años, en abril de 2003, ya era presidenta de Zara Home España, según consta en el Registro Mercantil.

Quien era considerado el «soltero de oro» de la política siempre ha dicho que el matrimonio le parece lo más antidemocrático, pero en una entrevista en LA RAZÓN confesó que Manuel Fraga, al igual que hizo con Rajoy, le aconsejó que se casara y, aunque es verdad que no le hizo mucho caso en todos estos años, tiró de retranca: «¡Pero no me puso límite!». Quien le conoce bien, dice que sigue pensando lo mismo.