Famosos

Ivonne Reyes, el cuento de nunca acabar que huele a montaje

Vuelve de nuevo a la actualidad el tema de si el padre de su hijo es el presentador Pepe Navarro. Asistían siempre juntos a fiestas, saraos, bodas y bautizos. Pero no fue él su único amor

Ivonne Reyes y Alejandro Reyes en una imagen de archivo
Ivonne Reyes y Alejandro Reyes en una imagen de archivolarazon

Vuelve de nuevo a la actualidad el tema de si el padre de su hijo es el presentador Pepe Navarro. Asistían siempre juntos a fiestas, saraos, bodas y bautizos. Pero no fue él su único amor.

Ando perplejo, casi asustado y sorprendido por esta absurda resurrección de los muertos vivientes. Conforman el día a día tras lo de Bárbara Rey, ya rebasado después de hacer temblar La Zarzuela, aunque su real protagonista ni se inmutó porque esperaba algo así tarde y mal –qué no sabrá el Monarca tan añorado de las cosas de la vida y el amor–. Cuando parecía imposible un «más difícil todavía», un valiente y ofendido Jorge Javier lanza la brigada ligera contra ese mito nacional que es Isabel Pantoja. Va de error en despropósito. La artista sigue oyendo al tito Agustín, hoy fofo irreconocible con el que encantó a Juan Gabriel, que lo mantuvo cinco románticos años a su vera, siempre a la verita tuya. Por si ya no tuviéramos suficiente, exhuman con un pretexto mal montado la aún cuestionada paternidad de Pepe Navarro tras su caliente relación, ya añeja, con Ivonne Reyes. Sus contemporáneos vivimos cómo el galán se dejaba querer por la venezolana de Valencia (Carabobo), nacida donde Elio Valderrama, con el que luego coincidió al recibir, bajo traje sastre, la nacionalidad española tras años entre nosotros. A nuestro tan querido fotógrafo y, «ainda mais», alegría de sus compañeros lo amadrinó Cristina Fuentes y una Nati Mistral que casi lo prohijó. A fin de cuentas ama lo hispanoamericano, que tanto enardeció con el «¡De España vengo!». La grandísima sigue tirando y nos mantiene en vilo. Dios le guarde la salud.

Volviendo al asunto del hijo de Reyes, repito, sostengo y prodigo por qué ahora piensan en los ya no tiernos infantes y buscan evitar humillaciones escolares cuando pronto serán mayores de edad. No entiendo nada. Expuestos al colorín, pueden agredirlos la vecina de enfrente, el quiosquero o el chico del súper. Tomando este rábano por las hojas llenas de pringue de lo más resbaloso, retoman el cuento de nunca acabar de si es o no fruto de una relación que tenía su lado tormentoso, algo que gustaba a la sexy caribeña haciendo honor a la calentura patria. Dos azafatas que trabajaron en «El juego de la oca» me dicen que cada mañana aguardaban expectantes con el morbo de ver aparecer a la morena de sonrisa derretidora. Hacían porras por si traería el melenón como un Cristo románico –y no el de Zamora–, si necesitaría untarse maquillaje por todo el cuerpo para esconder resultados de una mala –qué digo mala, buenísima– noche con su apuesto chico y cómo justificaría la chama la pintura de urgencia para no ser opacada por Eugenia Santana, que sigue feliz con José Faría. El Mr. Venezuela la hizo mamá de Otto cuando ya desesperaba, igual que Ivonne tras las intentonas desalentadoras: «¡Pepe, quiero un hijo tuyo!», sostenía. Algo de eso evocamos en Barcelona esta Navidad, cuando Ivonne iluminó la tienda de Pilar Oporto, junto al Paseo de Gràcia. Apenas habló con otras «padrinas» –así les dicen allí– a su altura, como María José Suárez, Elsa Anka, Mónica Pont y Natalia Yoruvenco. Le ayudó a seguir sosteniéndose y algo sospechaba de esta maniobra relanzadora. Existen los milagros y ella vive semiinstalada en Canarias cuidando de su madre.

Los contemporáneos nunca dudamos. Sabíamos del arsenal de «jueguecitos» que Pepe tenía en el coche. Le gustaba presumir de la última compra realizada quizá en las excitantes Ámsterdam o Hamburgo y que hoy es «made in China». Los veíamos juntos en fiestas, bodas y bautizos. Durante años ofrecieron una permanente, y quizá sólo montada, imagen de amor, incluso con el rumor público de que en los momentos de desánimo, falta de trabajo o necesidad de apoyos ella tenía un póquer de empresarios cincuentones.

Llena de virtudes

También se habló de que salía con Lequio, de que entraba con De Caldas y que intimó como Mijatovic, pero habría que demostrarlo. Alguno de altos vuelos, muy amigo mío, no lo desmintió, cuando lleno de morbo le pregunté ampliando información. Hoy rehizo su matrimonio «de toda la vida» y hasta se ufanó de la «conquista». Todos estaban casados, aunque uno de ellos, experto en embutidos, se separó porque su esposa no podía más. Estos empresarios protectores y dadivosos le ayudaron a traer a España a su madre y hermanos, una hija llena de virtudes que soportó lo que fuese hasta situarse.

Su hermana Clairet fue su guía a seguir, una mente fría que atemperaba las calenturas de la hermosa, ahora encerrada en «Gran hermano VIP», hasta donde le ha llegado el revuelo. Lo aceptó con un «estoy encantada de la vida y cuando salga voy a arrollar». Hace poco más de un año Pepe quiso liquidar el prolongado contencioso del ADN, que antes evitó hacerse, por lo que el juez, en castigo, le otorgó la paternidad asumida, pero no públicamente reconocida. El galán pedía, no imponía, «un encuentro para realizar la prueba en el centro que tú elijas». Fue en junio de 2015 y también parece deseo, reacción o impulso fuera de tiempo. Algo tardío, quizá buscando, propiciando o montando el lío actual. Todo huele mal, aunque disimulen velando por la santa infancia. Traerá cola porque apesta a montaje.